PREMIOS NACIONALES

Herminia Pasantes Ordóñez

" Los científicos no son loquitos en una torre de marfil''

ANASELLA ACOSTA NIETO

Creatividad y pasión llevaron a Herminia Pasantes y Ordóñez a dedicar su vida a la investigación científica y convertirse en la primera mujer que recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de las ciencias físico-matemáticas y naturales.

Egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en la carrera de biología, ha concentrado sus investigaciones en un aminoácido llamado taurina, cuya función es la de regular la cantidad de agua en las células y ser un transmisor al sistema nervioso. Las alteraciones en su funcionamiento pueden provocar enfermedades incurables que, incluso, pueden conducir a la muerte.

En el cerebro esta es una necesidad vital, cuya modificación incontrolada -como ocurre cuando hay un traumatismo en el cráneo- causa la muerte de las neuronas, lo que puede ser fatal para el individuo.

Los avances realizados por la científica en el control del funcionamiento de la taurina merecieron el reconocimiento nacional en diciembre. Antes de que finalice este mes, Pasantes recibirá el premio que oficializa tal distinción.

Madre de dos hijos, amante del cine, la lectura y el baile, Herminia Pasantes, como diosa del tiempo, convirtió en realidad el equilibrio entre las diferentes facetas de su vida.

Ante la incredulidad y las concepciones erráticas que los mitos de las historias fantásticas forjan, aclara: "Los científicos no son gente que está como loquita en una torre de marfil, que no tiene ni idea del mundo actual, son gente enterada, lúcida, aguda".

Desde su laboratorio dentro del Instituto de Fisiología Celular en Ciudad Universitaria, la doctora en Ciencias por la Universidad de Estrasburgo, Francia comparte con La Jornada sus pasiones: la ciencia y la vida familiar.

-ƑCómo ha sido su relación actual con la ciencia?

-En uno de los momentos más intensos de mi vida el desarrollo profesional y el familiar tuvieron una importancia similar, y tuve que dividir el tiempo entre hijos, esposo e investigación. Sin embargo, eso ha ido cambiando conforme se han ido cumpliendo metas en otros ámbitos; cuando lo único que quieren los hijos es que ya no te ocupes de ellos y en la relación con el marido también hay modificaciones, la profesión cobra mayor relevancia. En este momento, la ciencia es mucho más importante porque las metas en el ámbito de la investigación nunca se terminan, cada día van surgiendo más.

Desde que eligió estudiar biología, supo que dedicaría su vida a la investigación. Esa convicción y la conciencia de las necesidades en la calidad de vida la dotaron de la obstinación suficiente para comenzar una relación inagotable con el mundo de las células y los microscopios, a pesar de quienes le aconsejaban estudiar filosofía y letras, que entonces "era la profesión de las señoritas", o de aquel doctor que al mirar sus gafas aseguró que la biología no era para ella y le mal sugirió casarse, tener hijos y olvidarse de la universidad.

-ƑCuál es su experiencia como mujer dentro de la ciencia?

-Sólo tuve un problema cuando no me dejaron iniciar mi doctorado porque acababa de tener a mi hija. Hace 35 años el jefe de posgrado era una persona muy importante a la que no te podías oponer, pero si hubiera ocurrido una situación similar ahora, creo que ni él se habría negado ni yo me hubiera dejado. No tuve ningún otro problema. Pero sigo creyendo que es más difícil para las mujeres no sólo por el esfuerzo físico en el hogar y el laboratorio, sino por lo que implica abrirse camino en una comunidad en la que se sigue viendo a las mujeres como simpáticas, sin darles el gran peso que debe tener un investigador, cualquiera que sea su sexo.

-ƑCómo se concibe la vida desde un microscopio?

-Con admiración y humildad. La complejidad y la perfección del funcionamiento de todos los elementos que integran las células me maravillan todos los días. Soy un ejemplo clásico de agnóstico, pero ante la complicación del sistema inmune, he llegado a expresar: "Ahora sí creo en la existencia de dios". La biología te regala un sentimiento de sorpresa continuo ante la vida y para mí es una oportunidad increíble de satisfacer la curiosidad y una parte profunda del intelecto y la emoción.

Hija de un próspero comerciante y una dedicada ama de casa, que prefirió los juegos con tornillos a las muñecas, cuenta con un entusiasmo similar al de los niños que descubren su entorno: "La investigación es una prueba diaria, inicias con una hipótesis en la que te imaginas los mecanismos por los que se produce cierto fenómeno y para probarlo experimentas y ahí está el reto; cuando descubres si tu pregunta fue correcta y el método científico para analizar adecuado".

-ƑCómo mira a los científicos de México?

-Los científicos no hemos sabido vender bien el trabajo que hacemos, no podemos esperar que la gente venga a los laboratorios a admirarnos. Es necesario que haya un cambio de mentalidad y expliquemos lo importante que es trabajo de investigación para el desarrollo del país. Hay un divorcio enorme entre empresarios y científicos que empieza desde el lenguaje. Si llega un industrial y te plantea que no puede vender sus zapatos porque hay un hongo en el cuero que lo deja fuera de los estándares de calidad, y el científico en respuesta plantea problemas de inversión para instrumentos y formación de investigadores, pues no hay solución práctica. El problema es que somos muy pocos y es preciso fomentar la investigación como medio para resolver problemas prácticos, sin que ello sea visto despectivamente. Cuando exista comunicación y el gobierno y los empresarios se den cuenta de que somos gente que puede resolver problemas, nos van a dar más ayuda.

A pesar de que la mayoría de los investigadores no viven lo suficiente para observar la aplicación directa de sus estudios, Pasantes dice estar satisfecha al saber que sus investigaciones pueden contribuir a elevar la calidad de vida.

-ƑCuál es el futuro en el ámbito de la neurociencia, campo en el que se desempeña?

-Creo que siempre se puede avanzar mucho si hay creatividad. Estoy segura que van a suceder cosas maravillosas, aunque a veces da un poco de miedo pensar en avances como la descodificación de las neuronas, lo que podría arriesgar la libertad de pensamiento. Pero por otro lado, el tratamiento de alteraciones sicóticas, depresiones y ansiedad ha mejorado, así como la posibilidad de modular los niveles de agresividad, aunque nuevamente hay riesgo porque si a alguien se le ocurre planear una sociedad menos agresiva, se estaría a un paso de la manipulación. Sin embargo, la investigación no se puede parar; lo que debemos esperar es que la especie humana tenga la suficiente madurez humanística, que aún no la tiene. Desgraciadamente la madurez del cerebro en el ámbito de la investigación y la creación no ha ido en paralelo con la madurez humana y prueba de ello son las actuales guerras.