Lenta cicatrización en Nueva York
Intenso debate sobre el destino del espacio que albergó las Torres Gemelas
JIM CASON DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Nueva York, 17 de enero. Más de mil toneladas de escombros han sido removidos del ground zero, el enorme hoyo dejado por la destrucción de las Torres Gemelas. Desde los sitios de observación instalados a su alrededor, miles de visitantes del país y del mundo (a los que se da boletos gratis para el acceso) llegan a diario a lo que se ha convertido en una especie de monumento, casi sitio sagrado al "nuevo mundo", estrenado tras los atentados del 11 de septiembre.
Según cálculos, el trabajo de limpieza de todo el lugar podría terminar antes de lo esperado, tal vez este mismo verano, pero la ciudad sigue en el debate de cómo hacer para que la herida cicatrice. De acuerdo con las últimas cifras, 2 mil 889 personas murieron en el desastre del World Trade Center, incluyendo los pasajeros de los dos aviones que fueron estrellados contra los edificios (el número total de decesos y desaparecidos en el ataque contra las torres y el Pentágono, más las víctimas del cuarto avión que cayó en Pennsylvania, es de 3 mil 113).
Un estudio indica que más de 40 por ciento de los residentes alrededor de la zona del desastre en Nueva York sufre de síntomas asociados con el síndrome de estrés postraumático, y en la nación la amenaza del terrorismo aparece como la principal preocupación en los sondeos de opinión, aunque la crisis económica compite por el primer lugar.
En la estación de tren y centro comercial Grand Central Station hay una exhibición de enormes fotos (tamaño de vida, les llaman) de bomberos, socorristas, sobrevivientes, médicos y trabajadores tomadas el 11 de septiembre. En la calle de Prince, en Soho, aún opera un proyecto de fotografías sobre los atentados y ahí cualquiera pueda entregar sus imágenes o bien comprarlas; los fondos son destinados a la asistencia de niños afectados por los ataques.
Además de estos recordatorios, la gente sigue comprando gorras con las insignias de bomberos o de la policía, así como prendedores con figuras de banderas, calcomanías u otros símbolos nacionales. Aunque ya son menos las banderas y el clima patriotero, casi histérico, de las semanas que siguieron al día 11 se desvanece poco a poco, la herida no se ha cerrado y el debate ahora se centra en la cicatriz.
Claro, una herida debe limpiarse antes de ser curada. Más de 600 trabajadores inmigrantes, la mayoría indocumentados latinoamericanos (incluyen- do mexicanos), fueron contratados por empresas para limpiar los edificios residenciales y comerciales en la zona afectada, pero no les ofrecieron ninguna protección sanitaria y a varios jamás se les pagó, reveló el periódico neoyorquino Daily News.
Laboran sin mascarillas ni guantes y sin que nadie les informe sobre los riesgos de salud. Los trabajadores que limpiaron el polvo y otras manchas del desastre ahora presentan síntomas de haber sido expuestos a tóxicos.
Muchos, por ser indocumentados, jamás se quejaron. Como recompensa, algunos de sus patrones nunca les pagaron.
Ahora, las autoridades locales y estatales, presionadas por grupos de defensa de derechos laborales y de los inmigrantes, están investigando los abusos. Por otro lado, varias organizaciones han logrado establecer una clínica médica móvil gratuita para estos trabajadores en esa zona de la ciudad. Estos invisibles fueron los que permitieron que toda la zona regresara a funcionar.
Cómo marcar la cicatriz es ahora tema de intenso debate. Las propuestas abarcan desde construir un parque para conmemorar la herida a la construcción de un nuevo complejo de edificios, a combinaciones de ambas cosas. Además se debate qué tanto el proyecto para el hueco más grande del país deber ser algo "neoyorquino" o algo "nacional".
Y aquí se centra el asunto en la gran cuestión histórica de Nueva York: Ƒes un mundo aparte, o forma parte de Estados Unidos? Para muchos estadunidenses, como para ciudadanos del mundo, siempre se ha dicho que Nueva York tiene poco en común con el resto de este país. Al mismo tiempo, la imagen universal estadunidense debe incluir el perfil arquitectónico de la gran manzana, en particular sus rascacielos, así como la Estatua de la Libertad.
Las postales, los símbolos de poderío cultural y financiero, las películas de Hollywood durante el último siglo, toda imagen universal de este país tiene, por obligación, a Nueva York como punto de referencia. Como recientemente comentó The Economist, Nueva York ha sido, en la retina nacional, la representación del "sueño americano" y también de la "pesadilla americana".
Cualquier residente de esta metrópolis comparte la sensación de que esta es una ciudad que siempre está al borde del desastre combinado con la certeza de que es invencible. Entre la concentración de avaricia y fortunas más intensa del mundo y la ilusión de que cualquier pobre diablo puede, con un poco de suerte, convertirse en estrella, entre el lujo y la riqueza cultural extraída de todo el planeta y un puerto que ha servido como puerta principal para el ingreso de los pobres y desamparados de todas las esquinas del mundo, esta ciudad vive una esquizofrenia particularmente aguda, además expresada en decenas de idiomas todos los días.
Así, por un lado es símbolo del imperio estadunidense y a la vez es hogar de todo mundo, una ciudad construida, habitada e inventada por inmigrantes de todos los continentes y de una diversidad de religiones y culturas. En 1999 un tercio de los habitantes de esta ciudad había nacido en otro país.
La herida, pues, de Nueva York es más bien una gran colección de heridas.
Algunos dicen que sólo se necesitan algunos curitas para cerrar la herida. Pero otros insisten en que para curar esta herida se necesitará también una colección de curanderos de todo el mundo. Solo así se sabrá qué tipo de cicatriz quedará para registrar lo ocurrido. ƑAlguien, en este mundo, tendrá la receta médica?