ASTILLERO
Julio Hernández López
BOZAL, SEGUN TODOS LOS tumbaburros a los que este escribiente ladrador les hincó el diente, es una hechura que alguien pone a determinados animales para que no dañen sus propiedades o intereses. Según el Diccionario Ideológico de la Lengua Española, de Julio Casares, tal contención bucal se aplica en el caso de los perros, para que no muerdan; de los terneros, para que no mamen, y de las bestias de labor y carga para que no dañen los sembradíos. Derivado de bozo -el vello naciente, previo al bigote-, suele usarse de manera figurada en el sentido de tapar la boca. De allí viene el verbo embozar.
TAN DESBOZALADAS Y enrebozadas indagaciones fueron necesarias para tratar de entender lo que en su homilía dominical sentenció el jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, en relación con lo que su secretario de Obras y Servicios, César Buenrostro, había dicho el viernes anterior, respecto a presuntos ensanchamientos de la red capitalina del Metro: "...yo no voy a ponerle bozal a nadie, no voy a estarles indicando qué decir; este es un gobierno de hombres y mujeres libres y con criterio".
LA DECLARACION LIBERTARIA del jefe de Gobierno no se ha hecho, sin embargo, en el mejor momento. El destinatario de su manumisión es un funcionario que le está siendo al menos incómodo. Primero, en su carácter de virtual cónyuge burocrático engañado, pues fue el último en enterarse del proyecto magno de la administración en la que se supone que él sería el responsable de todo lo relacionado con la construcción de obras públicas. Según versiones que difunden quienes le dispensan un falso compadecimiento, un noticiero radiofónico matutino habría sido el vehículo oficial para que se enterara de los planes para echarle segundo piso a tramos del Viaducto y el Periférico. Tan desplazado ha sido del asunto, que dice no estar en condiciones de hablar sobre él ni siquiera ante el público en general, mucho menos en filosas comparecencias ante diputados locales.
IGNORANTE, PUES, DE UN tema, don César apareció conocedor de otro el sábado reciente. Dijo tal día el secretario sin secretos algo que fue entendido por los reporteros, y publicado así, en el sentido de que el año venidero se construiría una nueva línea del Metro y se ampliaría otra. Menos de 48 horas duró tal versión en firme, pues la mañana del domingo fue desautorizada por López Obrador, quien evitó negarla aplastantemente y la dejó en el limbo de las buenas intenciones. De entrada, y sin mencionar para nada las elecciones presidenciales de 2006, aseguró que no le gustan los anuncios muy anticipados, pues "no se sabe la situación futura de la ciudad" (ƑCiudad? ƑSeguro que dijo ciudad y no ciudá o suidá? se pregunta esta sección adolescente a la que le sale acné cuando se come las eses). Adverso, pues, al futurismo en cualquiera de sus expresiones, sobre todo si no son electorales, Andrés Manuel añadió: "Vamos a esperar a 2003. No descartamos. Es un anuncio (el de Buenrostro: acotación desautorizada de Astillero). Cada quien tiene su estilo (hay quienes, por ejemplo, informan a sus subordinados a través de la radio, anota esta columna de primer piso). Yo no voy a ponerle bozal a nadie." Y luego, para rematar, una más de las exudaciones filosóficas del trópico que tan deslumbrados tienen a los capitalinos: "Sí es importante el orden, la disciplina, pero por encima de la disciplina está la libertad. Imagínense que se establezca un mecanismo en donde no pueda hablar nadie, como era antes: ƑQué horas son? Las que usted diga son..."
UN DIA DESPUÉS DE LA desautorización oficial, Buenrostro apareció contestando la pregunta de qué horas son: él no había dicho que se iban a construir y ampliar líneas del Metro, sino "que todavía estamos en proyecto. La Secretaría de Obras y Servicios tiene el encargo de terminar estos proyectos para cuando existan recursos. Dije y repito, y ahí está la transcripción: aspiramos que esto pueda quedar en el programa de 2003..." Las cronométricas palabras de Buenrostro se produjeron luego que se hubo entrevistado con López Obrador y fueron, cuando menos, extemporáneas, pues no hubo corrección oportuna a los medios que el sábado publicaron la interpretación sobre la cual el propio Andrés Manuel tejió su teoría de los bozales. Como siempre sucede en estos incidentes, los medios fueron culpados de inventar diferencias y enfrentamientos: "el reclamo atento -dijo don César ante reporteros- de que se dio más publicidad a una diferencia que no la hay. He sido disciplinado y no incondicional. Lo que quiero decirles es que estoy trabajando con empeño". Incluso, para demostrar que no hay tos en el ejido constructor, el secretario Buenrostro fue nombrado ayer coordinador de protección civil por el jefe que no pregunta qué horas son. Convencido de que tal nombramiento tiene significados políticos de confianza, el funcionario lo presumió, pues significa control sobre una comisión intersecretarial, "de manera que ustedes verán: a veces se inventan cosas".
SEAN CUALES FUERON LOS usos (sin h, por favor) horarios que Andrés Manuel y sus secretarios quieran imponer en su reino, hubo de inmediato contratiempos. Priístas y panistas criticaron los vaivenes declarativos de jefes y subjefes, de libertadores y libertos. Pero, entre la polémica subsistente respecto al dinero público que se destinará a segundos pisos viales, y a la conveniencia de privilegiar lo automovilístico sobre el transporte público, saltó ayer una notable liebre michoacana. En El Heraldo de México, Cuauhtémoc Cárdenas dijo, según una nota sin firma publicada este lunes, que los tales segundos pisos tienen plena viabilidad técnica, pero habría que ver -sabido es que el histórico ingeniero usa el verbo ver como eje de sus elaboraciones verbales- "si esta es la obra a la que con prioridad debieran asignarse esos cuantiosos fondos, o hubiera otras obras... pero esto es un asunto del gobierno de la ciudad". Así habló el panóptico Cuauhtémoc, de cuyo equipo administrativo pasó Buenrostro al de López Obrador. Así habló Cuauhtémoc, a quien López Obrador no mencionó recientemente entre los tozudos constructores del actual momento presuntamente democrático, como si lo hizo, por ejemplo, de manera inusitada, con Vicente Fox. Habrá que ir pensando en ponerle segundo piso al PRD.
ASTILLEO: PUES QUE SI NOS tenían preparadas las amables autoridades un bocadillo para el puente vacacional. Cuando menos un ajuste a las tarifas de electricidad. Pero la Secretaría de Hacienda nos consuela al explicar que no sería, propiamente, un aumento, sino la reducción de un subsidio. šAh, qué bueno!... La señora Marta sigue coleccionando plataformas políticas. Ahora es la secretaria pro témpore de la Conferencia de Esposas de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas. Con tal motivo, pronunció sesudo y profundo discurso político.
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