Señora directora: Una comisión del Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi de Torreón, Coahuila, acudió a la región carbonífera del estado (Nueva Rosita, Coah.) los días 19 y 20 de este mes con el fin de verificar y denunciar las condiciones de peligro a que son sometidos los mineros en su trabajo de extracción del carbón.
En la visita pudimos constatar las condiciones verdaderamente criminales en las cuales operan estas minas. Consideramos que el descuido por parte de las diversas autoridades, al no preocuparse por el cumplimiento de los reglamentos y no exigir a los patrones las condiciones de seguridad que se requieren, las hace corresponsables de tragedias como la ocurrida el 23 de enero, en la que perdieron la vida 13 trabajadores, atrapados en las entrañas de la tierra.
Igualmente los hacemos responsables de otras desgracias, que desde hace 100 años han venido sucediendo, la más reciente hace sólo cuatro meses, en la que, por la misma causa, murieron 12 trabajadores.
Además, en la visita a la región carbonífera fuimos testigos del grave deterioro de viviendas, algunas de ellas muy dañadas, a punto de caer por severas "cuarteaduras" y fisuras ocasionadas por detonaciones de dinamita que, absolutamente sin control alguno, es utilizada diariamente en el proceso de extracción del mineral a poca distancia de varias colonias populares.
El Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi denuncia a la opinión pública esta realidad de muerte en la que se violan con impunidad los derechos humanos de los ciudadanos y en la que al parecer ninguna autoridad asume su responsabilidad.
Exigimos al gobierno de Coahuila que se comprometa con su pueblo y cumpla su deber de velar por el bien común, que promueva las acciones pertinentes para que se detenga esta forma criminal de operar. Igualmente que se revisen y se hagan cumplir las leyes, normas y penalizaciones que exige la explotación del carbón y que se defienda la vida humana por encima de la voracidad de las pequeñas o grandes empresas explotadoras.
Atentamente
Jesús Torres, director del CDH Juan Gerardi
El texto de Petras contiene aventuradas hipótesis, consideran
Señora directora: En su texto Israel y Estados Unidos: una relación única (La Jornada, 26 de enero de 2002), James Petras afirma que "algunos agentes federales tienen razones para creer que los operativos (agentes secretos) israelíes sabían de los ataques del 11 de septiembre con anterioridad", especula sobre una posible "relación entre los terroristas árabes y la policía secreta israelí" y se pregunta sobre la posibilidad de que "los israelíes se introdujeron en el grupo".
Según el autor, "el grado de implicación israelí en esos hechos es un secreto celosamente guardado", lo que se explica porque "la relación entre Estados Unidos e Israel proporciona un modelo único de relaciones interestatales. En este caso, un poder imperial rinde tributo al poder regional", ya que, según él, el imperio americano está "colonizado por un poder regional" y "se encuentra sujeto a la ideología de sus colonos en su territorio".
Sorprende que Petras aventure hipótesis tan delicadas (como la de la implicación de Is-rael en el atentado del 11 de septiembre) basándose en versiones desconocidas y apócrifas de "algunos agentes federales", y su idea de que "el lobby judío" impone sus intereses regionales al imperio más poderoso de la tierra bien podría ser suscrita por quienes sostienen la vieja fantasía antisemita que asegura que los judíos tienen un plan para controlar al mundo.
Si bien es cierto, como dice Petras, que Israel suele calificar de "antisemita" cualquier crítica a los abusos y violaciones a los derechos humanos cometidos por el Estado israelí, también es cierto que la muletilla propagandística del gobierno de Sharon tampoco justifica una versión actualizada de los anónimos Protocolos de los sabios de Sión o de El Judío internacional de Henry Ford.
Atentamente
El Fisgón y Pedro Miguel
La ciencia no es primordial para este gobierno, acusa
Señora directora: Un servidor ha sido agraviado por la política científica de este nuevo gobierno. Pero mi deber es, no denunciar la afrenta a mi persona, sino hablar de un agravio colectivo a los miles de científicos mexicanos que, dispersos a lo ancho del país, en centros de investigación, universidades, hospitales y dependencias públicas, producen conocimiento original y educan a nuestros futuros ingenieros, economistas, médicos, presidentes de empresas, gerentes de banco, políticos, entre otros.
Se nos pide excelencia académica, publicaciones de talla internacional, patentes, servicios a la industria, formación de recursos humanos. Vamos a las aulas y laboratorios con esa responsabilidad. ¿Podrá levantar la mano algún empresario o político mexicano que no haya recibido cátedra, durante sus años universitarios, por científicos o profesores dedicados a elevar la ciencia mexicana a un lugar cada vez más alto en el concierto mundial?
Les repito a mis alumnos las palabras que el doctor Marcos Moshinsky, ilustre científico mexicano, dijo hace 15 años: cuando la ciencia no sea importante en el desarrollo de una nación, nada será importante, por más que se quiera resolver nuestro subdesarrollo de manera "inteligente".
La manera inteligente de nuestro nuevo gobierno, del que teníamos grandes esperanzas, es reducir el presupuesto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) con pompa y saña.
Con pompa, porque al inicio de la actual administración del Conacyt se nos decía que para 2006 el número de científicos en México ascendería a 40 mil y el presupuesto para investigación se incrementaría a niveles nunca antes alcanzados.
En la última conferencia que le escuche al doctor Alfonso Serrano, subdirector de investigación científica del Conacyt, a finales de octubre de 2001, nos dijo que la cifra más real para el 2006, era de 26 mil científicos en el Sistema Nacional de Investigadores (en la actualidad el SIN cuenta con 7 mil investigadores activos).
Con saña, porque los hechos dicen otra cosa: recortes en becas para estudios de posgrado, incumplimientos de pago en el SIN, reducciones drásticas en apoyos a proyectos de investigación. En la convocatoria para apoyos de investigación de 2001, la décima economía del mundo decide apoyar sólo 60 proyectos de investigación en ciencias exactas y 40 en salud, por mencionar algunas cifras. Esto implica una reducción de los proyectos aprobados del 400 por ciento comparada con años anteriores.
Un servidor, con un grupo productivo en todos sentidos, con una docena de estudiantes haciendo tesis de licenciatura, maestría y doctorado, ya ha informado a estos estudiantes con gran vergüenza y pena que no habrá apoyos y becas para ellos: la ciencia no es, para este gobierno, ni primordial ni útil.
Este gobierno que nos dice, por boca del secretario de Educación, que 4.5 por ciento del PIB será destinado por vez primera a educación, nos muestra en los hechos que en la cúspide de tan noble tarea, la ciencia no tiene lugar. Los directivos del Conacyt nos envían la señal de que hay que construir el edificio del progreso de nuestra nación sin cimientos perdurables.
Atentamente
Jesús Carlos Ruiz Suárez
Denuncia agresión de empleado de Oxxo
Señora directora: Solicito la publicación de la presente dirigida a Sergio Estrada Arteaga, gerente de operaciones la empresa Cadena Comercial Oxxo.
El 3 de enero, como a las 9:20 horas, mi hijo Diego Sexto Gallardo Meza se dirigía a su trabajo en la avenida Amsterdam, colonia Hipódromo Condesa, cuando al pasar frente a un establecimiento comercial Oxxo, ubicado en Plaza Ixtlaccihuatl y calle Chilpancingo, con teléfono 5574 5794 (la identifican como Oxxo Amsterdam), escuchó que un empleado, con uniforme de esa empresa, le dijo: "Te sientes muy mamoncito", por lo que Diego decidió entrar en la tienda y le dijo a la cajera que el empleado lo estaba ofendiendo y que él no le daba ningún motivo para que esto su- cediera. De improviso, el empleado golpeó a mi hijo; todo sucedió dentro de la tienda.
El agresor tiene entre 28 y 30 años, cabello ondulado semilargo. Por el trato que le dan los empleados al parecer es el encargado del establecimiento, según describe mi hijo.
Diego acudió inmediatamente a la tercera agencia del Ministerio Público del DF y en la unidad médica le realizaron un examen en el cual se determinó que las lesiones no ponen en peligro la vida y tardan en sanar menos de quince días.
Si bien mi hijo es el ofendido, no levantó acta de denuncia; se reservó el derecho de proceder posteriormente si es necesario.
En esas oficinas coincidió con personal de la empresa Oxxo, quienes dialogaban con mi hijo con el fin de enterarse de lo sucedido. Más tarde, otro empleado de la empresa se presentó en el trabajo de Diego con el objeto de entrevistarlo, a esta persona mi hijo le reiteró que él es un trabajador serio, que no busca dificultades ni para su persona ni para su trabajo, pero desafortunadamente mi hijo no tomó nota de los nombres de ninguno de ellos. Nadie más volvió posteriormente.
Me preocupa que la agresión sufrida sucedió en un marco de intolerancia a la identidad de mi hijo, que es un joven de 22 años, serio, moderno y discreto. Quizás el agresor argumente que los acontecimientos fueron de otra manera, pero nosotros exponemos cómo se dieron las cosas.
Responsabilizamos a la empresa Cadena Comercial Oxxo SA de CV de la seguridad de mi hijo. Esperamos una disculpa.
Manuel Gallardo Torres