Antonio Malacara
Todo Sacbé
Cuando nos enseñaron la caja que contiene las obras completas de Sacbé nos quedamos mudos. Ni mi subconsciente ni yo atinábamos a decir nada; intuíamos que, dijéramos lo que dijéramos, las palabras no alcanzarían a insinuar siquiera el tamaño de la sorpresa. Sólo alcancé a sentir que una torpe sonrisa me subía a los labios. Pero como el amigo que me mostraba la caja seguía esperando un comentario, dejé escapar una síntesis de mi más prominente sabiduría y le dije: š'uta madre!
Los seis discos que produjera Sacbé entre 1977 y 1996 (cinco elepés y un cd) han sido recolectados y remasterizados por Global Entertainment, por conducto del subsello Café Caliente, en un arriesgado y encomiable ejercicio de sensibilidad empresarial. Nunca en la historia del jazz nacional se había hecho algo así. Hasta hace dos o tres años, el sacar un solo disco de jazz era ya toda una aventura de tintes heroicos, una obstinación del artista por rescatar su obra de la evaporación.
Hoy, una compañía disquera apuesta a la inteligencia y a la madurez auditiva y nos entrega un estuche con cuatro compactos y un booklet, donde Xavier Quirarte escribe una buena introducción y donde aparecen créditos y anécdotas al por mayor (aunque olvidaron apuntar que Marco Polo Garibay toca el sax tenor como músico invitado en el primer elepé). Pero, vaya, esto no pasa de ser pecata minuta.
Las nuevas generaciones de músicos y escuchas tienen por fin oportunidad de escuchar y degustar a uno de los grupos más importantes y trascendentes en la historia de nuestro jazz. Sacbé se organiza por primera vez en 1976, pocas semanas después de que Eugenio Toussaint y Alejandro Campos salieran del grupo Blue Note, el cual a su vez acababa de presentar su primer disco, convirtiéndose, junto con el Méndez Trío, en punta de lanza de una nueva generación de músicos que buscaba establecer su propio discurso.
Eugenio Toussaint, compositor de 90 por ciento de la música de Sacbé, invita a sus hermanos a sumarse al nuevo proyecto y de esta manera queda integrado el cuarteto de veinteañeros. Eugenio, Fernando y Enrique Toussaint se hacen cargo de los teclados, la batería y el bajo eléctrico, respectivamente, mientras que Alejandro Campos lleva la parte melódica con los saxos soprano y tenor.
A mitad del tercer disco, Campos es sustituido en los alientos por Jon Crosse, y ya para la sexta entrega entra Paul McCandless en este departamento. Los hermanos Toussaint fueron siempre el núcleo de la historia. Pero además del cuarteto base, Sacbé tuvo siempre infinidad de músicos invitados que resultaría imposible apuntar en esta nota; baste mencionar a Arturo Cipriano, Gerardo Bátiz, Luis Conte, Clare Fischer y Armando Montiel.
Un buen vino blanco podría ser la mejor introducción para este viaje, aunque el agua fresca podría funcionar también. Después hay que dejar correr la música; desde el temprano virtuosismo de Sacbé (1977), donde el cuarteto nos muestra que la mejor ruta hacia la universalidad es la que parte de tu aldea, porque sin llegar nunca a la charanga, el vallenato o la nordestina, Sacbé siempre conservó (conserva) un carácter altamente latinoamericano.
Después llegan los trazos cinematográficos de Selva Tucanera (1978), la audacia de Street Corner (1982), la enorme fuerza de Aztlán (1983), la reposada madurez de Dos Mundos (1986) y las imágenes catedralicias de Los Pintores (1996). Esta última obra es una ofrenda sonora de los Toussaint a nueve artistas plásticos del siglo XX, donde sobresale Tamayo, de Fernando; Frida, una enorme miniatura de Enrique, y Steinberg, de Eugenio. Desde hace media década, nos llamó mucho la atención la manera de abordar a Van Gogh por parte de Eugenio, pues la serenidad del tema pareciera no corresponder a la turbadora inquietud del holandés. Pareciera.
Pero en fin. Aquí está una impresionante caja con Todo Sacbé.