Ť Pobreza, recesión y marginación
de mayorías amenazan el proyecto mundializado, dicen
Enron y antiglobalizadores inquietan a participantes
del foro económico
Ť "Vivimos en un mundo frágil", concluyen ejecutivos
empresariales en la reunión de NY
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 4 de febrero. Cansados de tanto debate,
los casi 3 mil participantes del Foro Económico Mundial (FEM) concluyeron
hoy su reunión anual con el mismo señalamiento con el que
empezaron hace cinco días: los tiempos en que vivimos son frágiles.
Pero la mayoría de los ejecutivos empresariales
y sus invitados, figuras políticas, sociales y culturales, con algunas
excepciones, parecen estar durmiendo bien a pesar de su diálogo
de cinco días, en el que afirmaron que el terrorismo, la desigualdad,
la pobreza y el deterioro ambiental, la salud de la población humana,
entre otros problemas, son preocupantes y hasta alarmantes.
Sin embargo, hay dos factores que podrían, de vez
en cuando, interrumpir sus sueños colectivos, revelaron algunos
participantes: el movimiento de oposición a la globalización
del libre mercado, en todas sus vertientes, y el impacto del escándalo
cada día mayor de Enron sobre la imagen del mundo empresarial y
su bandera de la desregularización de todo.
Al
mismo tiempo, imperó una opinión, tal vez bien resumida por
el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo: "necesitamos más globalización,
no menos. Aquellos de nosotros (que han visto los beneficios) no hemos
presentado nuestro caso con suficiente fuerza".
Pero para otros, este argumento tiene que ser acompañado
con el de reconocer la "responsabilidad social" de los empresarios globalizantes.
De repente, al reconocer que los crecientes problemas de la pobreza, la
brecha entre pobres y ricos, la recesión y la marginación
de la mayoría del mundo han llegado al punto en que podrían
amenazar el consenso público, político y hasta económico
del proyecto de la globalización del libre mercado, algunos empresarios
han declarado que no sólo son gerentes del capital sino también
"ciudadanos", y deben asumir responsabilidades sociales.
Así, el hombre más rico del mundo en estos
"tiempos frágiles", Bill Gates, presidente de Microsoft, reiteró
este mensaje a lo ancho y largo de este foro. Además, aclaró,
ser un buen ciudadano empresarial es bueno para el negocio. "No hay duda
de que nuestra imagen como ciudadano corporativo y nuestra habilidad de
mover producto están muy vinculadas", afirmó Gates.
Como varios de los participantes, Gates reconoció
la legitimidad de los manifestantes que han acompañado a este foro
en las calles: "Es algo saludable que haya manifestantes en las calles.
Necesitamos una discusión sobre si el mundo rico está regresando
lo que debiera al mundo en desarrollo. Creo que hay un pregunta legítima
sobre si lo estamos haciendo".
Otras influyentes voces que se expresaron de manera parecida
incluyeron a James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, y varios ejecutivos
más. El FEM resumió el sentir de los participantes: los ejecutivos
tienen que manejar dos tipos de responsabilidades, contribuir al bienestar
público sin dejar su papel principal como generadores de riqueza
privada.
Richard Parsons, ejecutivo en jefe de AOL Time Warner,
señaló que "los líderes de corporaciones tienen que
pensar más allá de las ganancias, cómo están
afectando a la sociedad", aunque eso, indicó, no debería
subordinar "la obligación fundamental de una empresa de lograr una
recuperación de ganancia razonable para sus inversionistas". Otros
se mostraron escépticos en torno al papel social de las empresas,
como durante las sesiones expresó un analista económico,
quien indicó: "su papel (el de las empresas) es hacer buenos negocios,
no salvar el planeta".
Foro plural: voces críticas pero poco eco
El FEM ha intentado proyectarse como un espacio plural
de diálogo sobre la globalización, y todos los días
ha celebrado sesiones y conferencias de prensa con representantes de los
sectores que han expresado su oposición o criticado el modelo económico
actual. En en estos últimos años (particularmente desde que
estalló el movimiento global contra la globalización empresarial)
ha invitado a más líderes sindicales, ONG de todo tipo, dirigentes
religiosos y culturales.
Hoy, algunos de los casi 40 dirigentes sindicales invitados
ofrecieron su evaluación del acto y justificaron su presencia en
él. "Estamos dentro de este foro, pero en oposición a su
versión de la globalización. No nos oponemos a la globalización,
esa es una realidad, pero deseamos una globalización justa que proteja
los derechos laborales de la misma manera que desean proteger los derechos
de la propiedad", afirmó John Sweeney, presidente de la central
obrera AFL-CIO.
Admitió que estos mensajes aún no han provocado
ningún cambio concreto en de este foro. "La globalización
no está funcionando para los trabajadores", y dijo que este mensaje
fue el presentado por los sindicalistas en el FEM. Insistió, como
sus colegas de Australia, Europa y Africa, también presentes, en
que "es una oportunidad" para presentar estos puntos de vista, pero que
al mismo tiempo los sindicatos también están "en las calles"
con los manifestantes. "Apoyamos firmemente todas estas manifestaciones",
tanto aquí como lo han hecho en Seattle, Quebec y Génova,
indicó Sweeney al responder a una pregunta de La Jornada. Señaló
que no serían invitados a estas reuniones si no fuera por las movilizaciones
en las calles, ya que "reconocen que éste es un movimiento creciente".
Al mismo tiempo, Sweeney y sus colegas admitieron que,
más allá de ampliar el número de sindicalistas invitados
al FEM en los últimos tres o cuatro años, su presencia no
ha producido en cambios concretos dentro del consenso básico de
las cúpulas empresariales. El secretario general de la Red Internacional
de Sindicatos, Philip Jennings, comentó a La Jornada que
"construimos puentes (de diálogo) pero también ocupamos puentes.
No podríamos hacer esto sin la gente en las calles". Guy Ryder,
secretario general en funciones de la Federación Internacional de
Organizaciones Sindicales Libres (FIOSL), indicó que el mensaje
entregado aquí por los sindicalistas "fue oído por los ejecutivos
y funcionarios, pero está por verse si fue escuchado".
Para Fackson Shamenda, presidente del Congreso de Sindicatos
de Zambia, aunque al principio la oferta de la globalización fue
bien recibida en el Tercer Mundo, ahora se entiende que "la pobreza es
el orden del día... y que la privatización en muchos casos
es más bien la extranjerización" de las economías
de los países. Pero también en el primer mundo, señaló
Sweeney, se ven las consecuencias de las políticas económicas
que imperan, ?a las que definió como "Enroneconomías".
Añadió, "lo de Enron no fue una aberración, es
una ideología. La afrenta no es que Enron haya violado las leyes,
sino que estableció las leyes".
El FEM concluyó su reunión anual y anunció
que este "Davos sobre el Hudson" regresará a casa en Suiza. Desde
allá se evaluará en un año si todavía estamos
en "tiempos frágiles" o si ya estamos en otros.