Ť Beatriz de la Fuente recibirá homenaje en la UNAM por trayectoria
''Nunca conoceremos el mundo prehispánico en su totalidad''
Ť Aunque hay avances en las técnicas, sólo conocemos cachitos de las culturas precolombinas, dice la especialista en arte maya y olmeca
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Aun cuando los avances en el estudio del mundo prehispánico han sido notables en las últimas décadas, apenas tenemos "acercamientos a cachitos'' de esas culturas, declara Beatriz de la Fuente, historiadora, investigadora y apasionada del arte precolombino, en especial maya y olmeca, que en estos días recibirá del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM un homenaje titulado Acercarse y mirar, por su trayectoria profesional.
Su oficina en ese instituto, del que fue directora entre 1980 y 1986, es austera y pequeña, dominada por una ventana y un librero. Ahí explica cómo se inició su romance con la historia: era muy joven, casi niña, cuando comenzó a estudiar medicina. "Vengo de una familia de médicos y creía que tenía que ser médica. Nadie me lo impuso, era mi decisión".
Pero después de dos años se dio cuenta de que pasaba más tiempo en la Facultad de Filosofía y Letras que en la de Medicina, "y me convencí de que mi gusto, no diría mi vocación, no era la medicina, sino las culturas del pasado mexicano. Lo que quedaba del mundo antiguo. Me gustaba ir a zonas arqueológicas, museos, y decidí que tenía que cambiar de ruta. Comencé a estudiar historia para después tomar la especialización, la maestría y el doctorado en historia del arte".
Se dedicó desde entonces al arte prehispánico, aunque en su primera etapa como maestra "me inquietó y merodeé un poco por el arte contemporáneo". Pero, en definitiva, su camino se dirigía hacia lo que llama "el mundo del pasado".
Como parte de sus miradas a ese universo ha publicado, entre muchos otros, Arte prehispánico en la región del Golfo (La Muralla), Fragmentos del pasado (UNAM), 1942. Dos mundos: paralelismo y convergencias (UNAM) y Palenque en la historia y en el arte (FCE), además de Arte prehispánico funerario, Cabezas colosales olmecas y La escultura de Palenque, estos tres últimos por El Colegio Nacional, en el que ingresó el 7 de mayo de 1985.
Beatriz Ramírez de la Fuente es la única mujer en esa institución. Al respecto, la también ex directora de la Escuela de Arte de la Universidad Iberoamericana señala: "se ha hablado mucho de que se incorporarán otras mujeres, y ese sería mi mayor deseo, pero hasta la fecha no se ha podido concretar nada. Esperemos que en un futuro próximo haya otra que me acompañe".
El problema que enfrentó en su desarrollo profesional en su condición femenina fue compaginar los tiempos, encontrar el espacio para ser esposa, madre e investigadora, y todo ello, agrega, "implica una disciplina; estar atenta a las situaciones de la familia, preparar las clases y atender las inquietudes de los alumnos" casi al mismo tiempo.
Desde hace 40 años da clases, porque "siempre he pensado que la investigación no se puede deslindar de la formación de gentes nuevas. Si uno se cierra en la investigación y no recibe a los jóvenes que vienen con nuevas ideas entonces el círculo se cierra. Veo en mis alumnos que hacen mucho más de lo que se hacía antes. (El pasado) es algo que va abriéndose de forma paulatina, pero que no llegaremos a conocerlo plenamente".
Las razones, dice De la Fuente, quien también es miembro de número de la Academia de Artes de México, se deben a que "vivimos otros tiempos, otra época, tenemos otras creencias, otros rituales distintos de los antiguos, y lo único que podemos hacer es tener un acercamiento muy menor a lo que fueron".
En el mundo prehispánico los temas son tan demasiado amplios que nunca los llegaremos a conocer por completo, aunque subraya que sí se ha avanzado, porque hace unos 50 años apenas se empezaba a saber de la cultura olmeca y ahora hay decenas de estudiosos de esa y otras culturas "y de sus diferentes expresiones de arte, de contenido, de lingüística, de iconografía", pero eso, advierte, "no quiere decir que vamos a agotar lo que nos legó el mundo prehispánico".
Al hacer una interpretación del título de su homenaje, Acercarse y mirar, la doctora indica que a veces se pueden ver las cosas sin mirarlas, pero si se aproxima a ellas con la intención de entenderlas entonces las está mirando. Para ella, "es esa necesidad, esa voluntad de aproximarse a las cosas para ahondar en ellas, no para pasarlas de largo".
Mediante la observación de obras precolombinas de arte trata dar respuesta a preguntas como "quién te hizo, cómo te hicieron, para qué fuiste hecho".
Y define: "la obra de arte es algo que permanece y está emitiendo mensajes que pueden ser leídos de distinta manera. No es lo mismo lo que recibían los contemporáneos de quiénes hicieron las esculturas, a lo que recibimos nosotros ahora".
Cuando comenzó su trabajo no sabía qué representaban las figuras de Palenque, "porque no había esa lectura de la glífica, como para saber que eran gobernantes. Sin embargo, aunque yo no sabía los nombres, a través de la observación, me di cuenta que representaban la vida de personas notables, la vida del poder, de los jefes".
Desde 1990 ha centrado sus trabajos de investigación en la serie La pintura mural en México, de la que es coordinadora, y adelanta que en breve estarán listos dos nuevos tomos para sumar, hasta el momento, seis volúmenes, "y tal vez apenas estemos a la mitad", pero eso, finaliza, "es sólo una pequeña aportación, un granito, para poder conocer el mundo prehispánico".