Ť El escritor Fernando Vallejo augura que México también enfrentará ese problema
La desaparición del Estado no es fenómeno exclusivo de Colombia, sino de todo el mundo
Ť En el país sudamericano no hay posibilidad de paz: o gana la guerrilla o la gente decente, afirma el autor de La virgen de los sicarios Ť La versión fílmica de la novela, ''apocalíptica''
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La virgen de los sicarios es una película apocalíptica, porque retrata lo que puede pasar en cualquier parte del mundo, afirma Barbet Schroeder, director del filme basado en la novela autobiográfica del escritor colombiano Fernando Vallejo, quien, a su vez, advierte que la violencia en la cinta es un reflejo de la desaparición del Estado que se vive en todo el planeta y no sólo en Colombia.
"El Estado -sostiene Vallejo- está desapareciendo en todas partes. En México también va a desaparecer, porque no puede controlar a una población tan grande. Cuando no hay Estado y no se pueden hacer cumplir las leyes, entonces se vuelve a la ley de la jungla. Lo que ya sucede en las afueras de París, Nueva York, Los Angeles. El Estado está desapareciendo en todos los niveles de la sociedad. La sociedad se le está yendo de las manos al gobierno, y eso lo vemos en Colombia, donde es más grave que en otros (casos), y también en Argentina".
Antes, en conferencia con la prensa, Vallejo sentenció que la violencia ya se está reproduciendo en México. Ya es un hecho, dijo, "la colombianización de México y la mexicanización de Colombia, porque antes los funcionarios colombianos no eran corruptos".
El tema de la violencia en el largometraje, que podría dar la sorpresa al ser nominada para el Oscar como mejor película extranjera, se convierte en pretexto para hablar de la situación política en Colombia y de los innumerables intentos por alcanzar la paz.
En entrevista, el escritor subraya respecto del proceso de pacificación allá: "es una guerra que tiene que ganar uno de los dos lados: o la guerrilla o la parte de Colombia de la gente honorable, de la gente decente. No hay posibilidad de paz, son incompatibles"
"Las dos guerrillas -las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional- tienen la voluntad de llegar a la Presidencia apoderándose de ella desde las armas, porque el país las rechaza. Quieren venir a repetir lo que hizo Fidel Castro en Cuba: volvernos el país una cárcel, y se aprovechan de la debilidad moral y mental del presidente Andrés Pastrana para seguir avanzando en la consecución de sus objetivos. Pero no hay paz posible con ellos".
Medellín, como el mundo
Si bien La virgen de los sicarios está ambientada en Medellín, Schroeder explica: "no quisimos hacer una película en la que se dice 'Medellín es un infierno, hay que irse'. La ciudad es sólo el símbolo de lo que ocurre en todo el mundo".
Tampoco hay que irse con la finta. Más que una película de asesinatos, de violencia, de descomposición social, es una historia de amor entre un escritor homosexual que regresa a su país a morir y que encuentra, por unos días, el amor en un adolescente matón, quien no tiene ningún reparo en ejecutar a aquellos a quienes el escritor, en su mente, ya había asesinado.
El espectador llega a acostumbrarse a los asesinatos, que aun así no son tantos como en la novela de Vallejo, pero no a ver a un perro atropellado a punto de morir en un canal de desechos. Alexis, el nombre del joven sicario, rechaza darle el tiro de gracia. Es Fernando, interpretado por el actor antioqueño Germán Jaramillo, quien toma la pistola y dispara, a pesar de que en varias ocasiones se declaró contra el uso de las armas.
Vallejo señala que no hay nada que le cause más dolor que el de los animales, "porque me hace muy difícil de continuar la vida. Esa es la escena más dolorosa. El dolor de la gente me llega, pero en menor medida. No tengo ninguna causa humana que defender, la de los animales sí, pero esa es una causa perdida, porque no me puedo poner a enmendarle la causa a Dios que hizo un trabajo muy chambón en el mundo".
Según el autor de El desbarrancadero, su nueva novela publicada por Alfaguara, "vivimos en una civilización cristiana y Cristo no vio que los animales son nuestro prójimo. En el Evangelio no hay animales como no sea como demonios. Si el demonio estuviera en algún lado estaría en el alma del hombre y no en la de los animales".
Si bien Fernando Vallejo es un crítico de la religión y define a Juan Pablo II como lo más malo del planeta, en su novela La virgen de los sicarios retrata a la perfección la fe de los matones a sueldo en una virgen, tradición que comenzó el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Eso se logra, dice, porque fue educado por los salesianos, y "uno no puede hablar sino de lo que conoce. Conozco al monstruo desde adentro. Me pasé la vida estudiando con los salesianos amenazado con el infierno. šEl infierno estaba aquí, era ese colegio!"
Vallejo llegó a México hace 31 años para hacer películas, que era lo que había estudiado, y después "me di cuenta de que si estaba haciendo cine era porque no sabía escribir. En estos momentos vivo muy desilusionado del cine, que no de Barbet Schroeder, porque me parece que no da para mucho. Para reflejar lo compleja que es la realidad, la cabeza de cualquier persona. Las palabras tienen una fuerza mayor que las imágenes".
Aquí el director disiente y señala que "el cine es todo". Para ambos, la música puede decir más que el cine o la palabra, "es el arte supremo".
Schroeder (More, Barfly, El misterio Von Bulow y la recién filmada Foolproof o Murder by numbers) dice que filmar la realidad es más interesante que hacer películas en las que los hechos ocurrieron hace décadas: "la gente no puede comprender que ahora mismo hay cosas, hay realidades tan fantásticas. ƑPor qué no vamos a Medellín a filmar lo que pasa allá? ƑPor qué nos quedamos en el pasado? Hay que ver lo real".