Sexualidad rural
"Apoyar cambios": Gabriela Rodríguez
La población joven de áreas rurales experimenta un cambio de su sexualidad respecto a sus tradiciones, influenciada principalmente por la migración, los medios masivos de comunicación y la escuela; sin embargo, la falta de apoyos institucionales a programas de salud y prevención de infecciones de transmisión sexual puede provocar una explosión del sida en corto tiempo. En esta entrevista la antropóloga Gabriela Rodríguez, autora de varios estudios sobre el tema, nos explica por qué.
Manuel Zozaya
"Recientemente se ha observado un cambio de actitudes sexuales en el campo, motivado por tres variables fundamentales: los medios de comunicación, la aparición de las telesecundarias y la migración a las grandes ciudades o a Estados Unidos. Esto ha propiciado una liberalización en las costumbres sexuales. El fenómeno varía sin embargo de una zona a otra. En una comunidad mestiza, y de contacto estrecho con otras urbes y con Estados Unidos, la migración internacional es el factor que más influye en este cambio. El hecho de que la gente se mueva y vea otra realidad, le da una dimensión amplísima, impresionante, de la vida. A una joven o un joven que ya vivieron en otro lugar, se les abre la mente, las ambiciones, quieren saber más, estudiar, y tienen un proceso reflexivo sobre su vida sexual del que carecen quienes no han salido.
"Los medios masivos, pero también la música, en una comunidad donde hay contacto con Estados Unidos es muy importante, se comen frijoles todos los días, pero hay televisiones y videocassetera y aparatos de sonido y CD's. Entonces aunque la pobreza persiste, 90 por ciento de las comunidades rurales tienen luz y eso ha propiciado que todo mundo tenga televisión. Hay una influencia muy directa de la tele en la estética, como se visten y peinan las chavas, pero no tanta como la migración, pues no se concentran tanto en la tele, la cual ven mientras hacen labores domésticas.
"Por su parte la escuela es importantísima; la
telesecundaria es un espacio clave de transformación, donde los
y las jóvenes conviven. Anteriormente, los chavos estaban con su
papá en el campo y las chavas en casa haciendo tortillas. De pronto
se abre un espacio donde pasan la mañana, teniendo amigos y ligando;
un espacio juvenil que no existía en el campo y construye toda una
adolescencia ahí. Los chavos y chavas tienen novio desde quinto
de primaria; se besan, se abrazan, tienen sexo. Empiezan de novios a los
nueve o diez años, que es un cambio muy fuerte para las nuevas generaciones.
En cuanto a las relaciones sexuales, se empiezan a dar hacia tercero de
secundaria, a los 14 o 15 años. A lo mejor su abuelita empezó
a los catorce porque ya había huido con el novio. En cambio ésta
es una sexualidad desligada de la vida conyugal, transgresora. El noviazgo
sigue siendo muy formal: él tiene que hablarles. Pero ahora las
chavas empiezan a hablarles a ellos, les declaran su amor, y a ellos les
cuesta mucho trabajo manejar eso. Una frase textual de un informante dice:
'es como si ellas fueran el hombre, y uno la mujer'. El cortejo es absolutamente
heterosexual, pero eso no quiere decir que no haya práctica homosexual,
más o menos subterránea. En una comunidad poblana, hay un
muchacho al que apodan 'El Chicas' que baja por el manantial, los jóvenes
se meten con él y te lo cuentan con desparpajo. También los
adultos, ya borrachos, lo hacen y todo mundo lo sabe. Es un hecho que les
da risa. También te hablan de las manfloras. Una mamá decía:
'esa señora me celaba, porque dijo que yo era muy guapa y estaba
enamorada de mí, era una manflora'. Otro informante decía
que su tía andaba a caballo, controlaba la producción de
la caña, un trabajo totalmente masculino, y se dormía con
la sirvienta. 'Esa tía mía era un hombre', decía,
y su esposa agregaba: 'Era mitad mujer y mitad hombre.' Entonces esas prácticas,
que siempre están ahí, quedan como la afirmación de
la sexualidad heterosexual, donde 'lo otro' es como lo raro. Sin
embargo el estigma en su forma urbana aún no ha entrado a estas
comunidades."
Efectos de la migración
"Viajar te produce una reflexión sobre tu cultura y ese es un paso muy importante. Por eso la migración es tan intensa. Claro que los patrones de migración son diferentes: las chavas se van de domésticas, los chavos de jornaleros o a Estados Unidos. Las migrantes que viajan a la ciudad, tienen una reflexión sobre su vida muy significativa para ellas. Esas domésticas regresan con su dinero ahorrado, empoderadas, y son una lección para las comunidades. Son mujeres que han tenido dos o tres maridos y toda la experiencia sexual. Ya no están sometidas al marido borracho que las golpeaba. Además como dejan hijos en la comunidad, mandan dinero y económicamente son muy importantes. Los hombres son más tradicionales, cuando se van tienen que valerse por sí mismos para sus quehaceres domésticos, es decir afeminarse, pero al regresar vuelven a sentarse a que les sirvan. Los únicos que traen una reflexión de género o sobre los derechos de la mujer, son los migrantes a Estados Unidos.
"Los temas del sida y el condón se hablan mucho más en Estados Unidos y son ellos quienes traen ese tema. La idea del sida está más ligada al sexo con otros hombres. Sin embargo, la información que circula entre varones migrantes no pasa a las mujeres. A ellas no hay quién les dé información. Sólo en la secundaria les hablan del sida, de anticonceptivos y del condón, pero es tan poco y tan rápido que acarrea tremendas confusiones. A quienes no han ido a la escuela, les preguntas del condón, no saben ni qué es, y además le tienen mucho miedo. En cambio los hombres tienen más información sobre infecciones de transmisión sexual (ITS). Para ellos la gonorrea y el sida son de las mujeres malas del cabaret y los prostíbulos. De ahí ha salido esta idea tremenda que, para evitar el sida, 'hay que meterse con las nuevecitas'. Por supuesto que todos los chavos de esta comunidad tuvieron su rito de iniciación en el prostíbulo. Quizá se iniciaron antes con otro hombre, pero eso no forma parte del rito. Cuando reciben su primera paga, automáticamente van al prostíbulo, bajo presión de los primos o tíos, y lo mismo pasa en Estados Unidos, pues allá viven entre mexicanos.
"La sexualidad se está abriendo sin apoyo institucional. Los cambios traen riesgos. Existe la información de la secundaria y del centro de salud, pero no una asesoría más completa o un lugar donde te puedan sacar de dudas, ni tampoco condones gratuitos. Hay condones para planificación familiar, no para los chavos, quienes se los tienen que robar. Hay información, pero no los elementos para llevarla a cabo. No hay apoyo de las instituciones a pesar del riesgo enorme del sida.
"Me encantaría equivocarme, pero creo que el sida
va a explotar un día de estos, por todos esos chavos que se iniciaron
sin condón. Simplemente no hay las condiciones para una vida sexual
sana. Habría que llevar orientación, servicios y condones
a los jóvenes. Tienen que ser otros jóvenes quienes repliquen
la información. Los migrantes pueden convertirse en informantes
formalizados con un manual. Solidaridad tiene que intervenir. No es fácil,
pero como las instituciones de salud y de educación están
muy valoradas, si el chavo o la chava son legitimados por el doctor, puede
ser que la gente acepte la información sin estigmatizarlos por hablar
de condones, pero tienen que ser legitimados por la institución
misma, ya sea a través de la escuela o del centro de salud.
Gabriela Rodríguez es presidenta de la asociación civil Afluentes.