El artista brasileño se define como fotógrafo
de lo espontáneo; celebra en México sus 58
Tengo el fabuloso privilegio de seguir el curso histórico
de la sociedad: Salgado
El hambre, el mundo del trabajo y las corrientes migratorias,
temas de sus ensayos Exodo, muestra que se exhibirá a fines
de este año, es una historia de la reorganización de la familia,
dice
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Aunque no le gusta oírlo y menos aceptarlo, el
brasileño Sebastião Salgado es, sin lugar a duda, uno de
los grandes maestros en la historia de la fotografía. Su trabajo
-valioso documental y estéticamente- lo dice por encima de su excesiva
modestia. Y tenemos la suerte de ser sus contemporáneos y de escuchar
de viva voz lecciones -de vida, de periodismo, de fotografía-, como
la que dio la noche del viernes en el ex Colegio de San Ildefonso, durante
la charla que sostuvo con el público y con sus colegas y amigos:
Raghu Rai, de India, y Graciela Iturbide, de México, en el contexto
de la exposición y de la publicación del libro India México.
Vientos paralelos.
Lo de Salgado es la fotografía, pero la palabra
-lo saben quienes lo han oído? se le da bastante bien, incluso en
español, que no es su lengua madre.
Para explicar el sentido de su trabajo y la presencia
de sus fotos en el libro y la exposición, junto a las de Iturbide
y a las de Rai, se mostró como el hombre culto, sensible, apasionado,
lúcido que es a sus 58 años, cumplidos anteayer mismo y festejados
al mediodía con mariachis, a bordo de una trajinera en Xochimilco.
Indicadores por imágenes
Salgado
-quien no acepta verse como otra cosa que no sea reportero- empezó
su cátedra con una vuelta al pasado, a los días en que estudiaba
el doctorado de economía en París y su compañera compró
una cámara para hacer fotografía de arquitectura. Cayó
en manos de él y se dio cuenta de que las fotografías le
causaban más placer que los informes económicos: "Descubrí
la fotografía a través de una cámara y desde entonces
es una presencia inmensa en mi vida".
En 1973 abandonó la economía y empezó
su vida como fotógrafo: "Intenté hacer varios tipos diferentes
de fotografía; de nudos, de paisaje, de deportes, y un día,
sin saber por qué, me interné en la fotografía social.
Después fue sencillo de explicar: lo hice porque vengo de un país
como el de ustedes, considerado, entre comillas, de tercer mundo,
donde vivimos dentro de un volcán social; tengo formación
de economista, estudié sociología, milité en los partidos
de izquierda y tengo formación marxista. Entonces para mí
es un placer trabajar la fotografía social".
La agencia francesa Sigma ofreció a Salgado su
primer trabajo de fotógrafo. Seis meses después se fue a
la agencia Gama, "donde cursé mi escuela de fotoperiodismo. Ahí
trabajé haciendo periodismo bien rápido, bien duro. Fue una
oportunidad única de viajar y siempre aprender. Anduve en zonas
de guerra; mucho en Africa, de donde tengo una historia del fin del colonialismo
correspondiente a los años de 1974, 1975, 1976. Después de
Africa me fui a otros países donde había conflictos. Era
una cosa muy interesante, muy dinámica. Ha sido una escuela y como
tal tienes que salir de ella, si no, te transformas en profesor de la escuela".
Salgado estuvo en Portugal durante la Revolución
de los Claveles, en 1974 y 1975; "fue maravilloso ver a un país
saliendo de 50 años de una dictadura brutal''.
''Con pasión profunda por la fotografía,
aprendiendo al ver la fotografía de otros, llegó el momento
en que pensé que ya había dominado la técnica". Cuando
el proceso de trabajo se empezó a repetir y a volver rutinario,
decidió nuevamente cambiar de aires. Presentó un portafolio
a la agencia Imago: "Entré ahí en el 79 y me quedé
hasta 1994. Pasé 15 años de trabajo maravilloso, maravilloso.
Ahí podía hacer proyectos a largo plazo. Yo encuentro placer
muy grande al trabajar en ensayos fotográficos. Ya no tenía
más un patrón. En Gama tenía que ser productivo; en
Imago no, porque es una cooperativa, los fotógrafos son socios propietarios.
Podía trabajar de un modo mucho más relajado. Entonces hice
una serie de ensayos. Mi vida fotográfica es un mundo de ensayos".
Las fotografías de Salgado que se publican en el
libro India México y que se exponen en el ex Colegio de San
Ildefonso forman parte de tres de esos ensayos, tres grandes temas: el
hambre, el mundo del trabajo y corrientes migratorias.
El ensayo sobre el trabajo fue resultado de seis años
de actividad en 25 países: "Viniendo de una formación económica,
para mí el mundo del trabajo es base de la sociedad. Partí
sabiendo que estábamos viviendo el fin de una gran revolución
industrial, el fin de la primera gran revolución industrial. Ha
sido un placer inmenso ver la grandeza de la producción, de ver
al hombre como transformador de los bienes y de la naturaleza. Mientras
fotografiaba eso, vi el fin de esa revolución y vi la transformación
de la manera de producir que hoy llamamos revolución y en ese momento
estaba en curso, y que estaba llevando a una recomposición total
de toda la familia humana.
"Creo que estamos en una revolución colosal, increíble.
Hemos roto un punto de equilibrio, y a eso contribuye lo que pasó
el 11 de septiembre, de lo que resultó un poder mucho más
opulento, más agresivo".
El tema de las migraciones está estrechamente relacionado
con el anterior, pues el reordenamiento de la economía provoca que
"la renta del planeta ingrese a unos pocos países". La gente se
mueve hacia donde hay recursos y trabajo: ''Empecé a investigar
y a hacer un estudio, y he visto que más o menos 120 millones de
personas en todo el mundo abandonan el campo cada año y se van a
las ciudades".
Entonces Sebastião Salgado tomó la decisión
de "hacer una historia de la reorganización de la familia humana".
Acaba de concluirlo. Formará parte de una exposición a la
que llama Exodo, integrada por 300 fotografías y 900 para
proyección. Es probable que a fines de este año o a principios
del próximo la muestra llegue a México: "No es una exposición
de mis buenas o malas fotografías; es una exposición sobre
lo que pasa en el planeta desde el punto de vista de la población".
La foto, mi participación en lo social
Como periodista, el propósito de Salgado no es
llamar la atención sobre la belleza de sus fotos, sino abrir un
debate, contribuir a que esos grandes problemas del mundo se discutan para
buscarles solución: "La fotografía periodística por
sí misma no creo que sea suficientemente poderosa para provocar
cambios en la sociedad, pero forma parte de la discusión. La sociedad
es tan compleja, tan llena de variables. Creo que en esta dialéctica
donde vivimos, en este punto y contrapunto de la sociedad, uno tiene derecho
de participar en el debate. Esta es mi forma de participación, la
más honesta posible. Soy un contador de historias a través
de la imagen. Tengo el privilegio fabuloso de ser un fotógrafo de
lo espontáneo y de seguir el curso histórico de nuestra sociedad".
La lección fue extensa y generosa. Este es un resumen.
Faltan aspectos y, sobre todo, la elocuencia y la pasión de Sebastião
Salgado al hablar. Al final, el fotógrafo dijo que antes era optimista
sobre el futuro del "bicho humano"; hoy "sólo tengo esperanza. No
estoy seguro si vamos a sobrevivir como especie. Por lo que nos estamos
haciendo a nosotros y al planeta, no merecemos sobrevivir".