TIEMPO DE BLUES
La música en la vida...
Raúl de la Rosa
Primera llamada
LA EXPERIENCIA QUE la música le otorga a aquel
que pueda sentirla (más que entenderla) no tiene comparación
con cualquier otra manifestación artística que el ser humano
haya creado.
ESCRIBIR UNA COLUMNA SOBRE blues nos obliga a buscar permanentemente
información que consideramos interesante para el posible lector,
sea o no aficionado a ese género. No basta la memoria, hay ocasiones
en que uno quisiera que cada letra fuera una nota y que al irse leyendo
se escuchara esa música de la que uno habla, esto es imposible.
Escribir acerca de la música puede resultar una tarea frustrante,
pues ¿cómo comunicar lo que nos produce?
HACE TIEMPO LEI una entrevista al filósofo E. M.
Ciorán, publicada en el Magazine Littèraire, en 1994:
"Dejé de escribir, consideré que ya no valía la pena
continuar, pero esta aridez es llenada por la música. Para mí,
la vida sin música es un absurdo. No se tiene necesidad de escribir
cuando no se puede transcribir con palabras una sensación que es
de orden musical. Nada de lo que hace el sentido de la música pasa
en la escritura ¿y para qué escribir en estas condiciones?"
COMO NO PODEMOS ser tan absolutos como Ciorán,
escribiremos sobre esa catedral de la creatividad humana que es la música,
pero, sobre todo, lo que escritores, músicos o personas como usted
y yo, han dicho al respecto.
Segunda llamada
UN GRANDE DE la música, Yehudi Menuhim, escribió:
"Creo que la música nos ayuda a mantenernos en contacto con todo
el mundo vibratorio y que, en consecuencia, nos ubica en nuestro propio
ser. Cuando resuenan las notas más graves del órgano de una
iglesia, sentimos las vibraciones en todo el cuerpo, mientras que el sonido
del violín, hasta siete octavos mas alto, nos penetra con gran ligereza".
CONFUCIO, HACE 2 MIL 500 AÑOS, dijo: "La fuerza
moral es la columna vertebral de la cultura humana, la música es
la flor de la fuerza moral". En Grecia identificaban a la música
con la moralidad; era un símbolo de lo bueno que hay en el hombre.
LOS INSTRUMENTOS MUSICALES se consideraban un vínculo
con lo divino y lo eterno. Era natural que los objetos musicales se preservaran
en una sociedad en la que la tradición y el culto a los antepasados
tenían importancia vital. Poseer un instrumento antiguo era como
tener un fragmento del alma de algún antepasado. Para percibir los
sonidos surgidos de ese instrumento, y que sólo permanecen en el
aire segundos para no volver jamás, necesitamos de uno de nuestros
maravillosos sentidos: el oído.
YEHUDI MENUHIM TAMBIEN escribió: "El oído
humano. ¡Qué instrumento tan exigente e infatigable; siempre
pide satisfacciones y nunca descansa! Nuestros oídos no ningún
organismo de cierre que nos permita sustraernos de los ruidos circundantes.
El oído puede sacarnos aún del más profundo sueño,
y sólo los sordos, a quienes considero la gente más solitaria,
pueden concebir un mundo totalmente silencioso".
Tercera llamada
NO SE A CUANTOS de los posibles lectores de esta columna
la música les sea algo primordial en su vida. Es obvio que el blues
es una de mis pasiones, pero este género es tan sólo una
ramificación de miles que se desprenden de la música, ésta
es inconmesurable, es el hecho más sorprendente: Nunca -repito nunca-,
una melodía, una obra sinfónica, el blues más primitivo,
la ópera más elaborada, se cantan o se interpretan dos veces
igual; nunca es la misma, ni el tiempo ni el espacio en que ésta
haya sido ejecutada son los mismos. La música depende también
de las circunstancias, de la alegría o dolor con que la escuchamos.
El estado de ánimo es determinante.
ACABO DE REGRESAR de la ciudad de Oaxaca, donde la música
adquirió tan diversas facetas e intensidades, que me es difícil
explicarlas cuando escribo estas notas. Escuché a Angel Padilla
Crespo, un ejecutante del arpa en un concierto en la Biblioteca Burgoa
del Centro Cultural de Santo Domingo, este joven arpista mexicano me llevó
a algo cercano ?supongo?: al cielo. Líneas arriba escribimos que
poseer un instrumento antiguo era como tener un fragmento del alma del
antepasado... El arpa con la que Angel padilla nos embelesó esa
noche se la obsequió su antiguo dueño: Nicanor Zabaleta.
OIR LA MUSICA tradicional mexicana con arreglos para quinteto
de cuerdas esa misma noche, rodeados de libros antiguos, algunos del siglo
XV y XVI, fue también una revelación que nos regaló
el Quinteto Raíces, dedicado a interpretar esa enorme riqueza de
la música mexicana.
ESTAR AL MEDIODIA del domingo en el zócalo y encontrarse
envuelto por los sones oaxaqueños y fragmentos de obras clásicas
interpretados por la Banda Sinfónica del Estado es sentir la vida
-aunque sea por unos momentos- en estado de gracia. Cargué las pilas
con esa energía combinada. Regresé con la risa de mis hijos,
Pablo y Andrea, quien hoy 10 de febrero cumple 12 años. Que su vida
tenga a la música como pauta: armonía y ritmo (y alguna que
otra fuga).