Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 10 de febrero de 2002
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Espectáculos
TIEMPO DE BLUES

La música en la vida...

Raúl de la Rosa

Primera llamada



LA EXPERIENCIA QUE la música le otorga a aquel que pueda sentirla (más que entenderla) no tiene comparación con cualquier otra manifestación artística que el ser humano haya creado.

ESCRIBIR UNA COLUMNA SOBRE blues nos obliga a buscar permanentemente información que consideramos interesante para el posible lector, sea o no aficionado a ese género. No basta la memoria, hay ocasiones en que uno quisiera que cada letra fuera una nota y que al irse leyendo se escuchara esa música de la que uno habla, esto es imposible. Escribir acerca de la música puede resultar una tarea frustrante, pues ¿cómo comunicar lo que nos produce?

HACE TIEMPO LEI una entrevista al filósofo E. M. Ciorán, publicada en el Magazine Littèraire, en 1994: "Dejé de escribir, consideré que ya no valía la pena continuar, pero esta aridez es llenada por la música. Para mí, la vida sin música es un absurdo. No se tiene necesidad de escribir cuando no se puede transcribir con palabras una sensación que es de orden musical. Nada de lo que hace el sentido de la música pasa en la escritura ¿y para qué escribir en estas condiciones?"

COMO NO PODEMOS ser tan absolutos como Ciorán, escribiremos sobre esa catedral de la creatividad humana que es la música, pero, sobre todo, lo que escritores, músicos o personas como usted y yo, han dicho al respecto.

Segunda llamada



UN GRANDE DE la música, Yehudi Menuhim, escribió: "Creo que la música nos ayuda a mantenernos en contacto con todo el mundo vibratorio y que, en consecuencia, nos ubica en nuestro propio ser. Cuando resuenan las notas más graves del órgano de una iglesia, sentimos las vibraciones en todo el cuerpo, mientras que el sonido del violín, hasta siete octavos mas alto, nos penetra con gran ligereza".

CONFUCIO, HACE 2 MIL 500 AÑOS, dijo: "La fuerza moral es la columna vertebral de la cultura humana, la música es la flor de la fuerza moral". En Grecia identificaban a la música con la moralidad; era un símbolo de lo bueno que hay en el hombre.

LOS INSTRUMENTOS MUSICALES se consideraban un vínculo con lo divino y lo eterno. Era natural que los objetos musicales se preservaran en una sociedad en la que la tradición y el culto a los antepasados tenían importancia vital. Poseer un instrumento antiguo era como tener un fragmento del alma de algún antepasado. Para percibir los sonidos surgidos de ese instrumento, y que sólo permanecen en el aire segundos para no volver jamás, necesitamos de uno de nuestros maravillosos sentidos: el oído.

YEHUDI MENUHIM TAMBIEN escribió: "El oído humano. ¡Qué instrumento tan exigente e infatigable; siempre pide satisfacciones y nunca descansa! Nuestros oídos no ningún organismo de cierre que nos permita sustraernos de los ruidos circundantes. El oído puede sacarnos aún del más profundo sueño, y sólo los sordos, a quienes considero la gente más solitaria, pueden concebir un mundo totalmente silencioso".

Tercera llamada



NO SE A CUANTOS de los posibles lectores de esta columna la música les sea algo primordial en su vida. Es obvio que el blues es una de mis pasiones, pero este género es tan sólo una ramificación de miles que se desprenden de la música, ésta es inconmesurable, es el hecho más sorprendente: Nunca -repito nunca-, una melodía, una obra sinfónica, el blues más primitivo, la ópera más elaborada, se cantan o se interpretan dos veces igual; nunca es la misma, ni el tiempo ni el espacio en que ésta haya sido ejecutada son los mismos. La música depende también de las circunstancias, de la alegría o dolor con que la escuchamos. El estado de ánimo es determinante.

ACABO DE REGRESAR de la ciudad de Oaxaca, donde la música adquirió tan diversas facetas e intensidades, que me es difícil explicarlas cuando escribo estas notas. Escuché a Angel Padilla Crespo, un ejecutante del arpa en un concierto en la Biblioteca Burgoa del Centro Cultural de Santo Domingo, este joven arpista mexicano me llevó a algo cercano ?supongo?: al cielo. Líneas arriba escribimos que poseer un instrumento antiguo era como tener un fragmento del alma del antepasado... El arpa con la que Angel padilla nos embelesó esa noche se la obsequió su antiguo dueño: Nicanor Zabaleta.

OIR LA MUSICA tradicional mexicana con arreglos para quinteto de cuerdas esa misma noche, rodeados de libros antiguos, algunos del siglo XV y XVI, fue también una revelación que nos regaló el Quinteto Raíces, dedicado a interpretar esa enorme riqueza de la música mexicana.

ESTAR AL MEDIODIA del domingo en el zócalo y encontrarse envuelto por los sones oaxaqueños y fragmentos de obras clásicas interpretados por la Banda Sinfónica del Estado es sentir la vida -aunque sea por unos momentos- en estado de gracia. Cargué las pilas con esa energía combinada. Regresé con la risa de mis hijos, Pablo y Andrea, quien hoy 10 de febrero cumple 12 años. Que su vida tenga a la música como pauta: armonía y ritmo (y alguna que otra fuga).
 
 

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