Miércoles 12 de febrero de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Trama financiera

¿A quién beneficia el grado de inversión?

n Mario Villar Borja

La pregunta del título se puede contestar con el somero análisis de algunas de las principales noticias de los medios de comunicación especializados en finanzas, tales como "Efecto MoodyÕs fortalece al peso", "Decisión de MoodyÕs favorece al riesgo país" "Crece el dominio de extranjeros en Bolsa". Al leer tales noticias y opiniones, queda claro que el incremento que dieron las calificadoras de riesgo, de Wall Street, a la "deuda soberana" de México en muy poco favorece realmente al país, pero muy significativamente beneficia a los especuladores e inversionistas en valores de los Estados Unidos.
El único beneficio para el país, es que él mínimo endeudamiento externo nuevo que se obtiene en los mercados de dinero y capital, se podrá contratar a una menor tasa de interés, la cual se ha colocado en los últimos días en unos 40 puntos base menos que las anteriores. ¿Pero cómo se miden estos puntos? Estos se refieren al diferencial de puntos base respecto a los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que es el precio y en consecuencia el rendimiento con el que se negocia la deuda de EU que se colocó en los mercados a diferentes plazos. Lo que quiere decir que cuando México coloque deuda en esos mercados, pagará una tasa de interés superior en 3 puntos porcentuales más que las colocaciones del Tesoro Americano, es decir si EU paga el 5 por ciento México pagará el 8 por ciento. Tasa de interés que será menor en un tercio de punto que la que se pagó en el pasado.
Lo que sí tendrá efectos negativos para el país en el largo plazo, es que con el "grado de inversión" se atraerá a México un mayor volumen de inversiones especulativas, con lo cual se "fortalece al peso" y "Crece el dominio de extranjeros en Bolsa". Esto es negativo, puesto que en primer lugar distorsiona más el poder de compra en el extranjero del peso mexicano (se sobrevalúa más) y en el largo plazo esto creará graves problemas a la industria nacional y condena al país a ser un maquilador más para el vecino del norte, como única opción para crecer y generar empleos. Tal vez por esto último es que se encuentran tan felices los tecnócratas del país, cuya encomienda consiste en volver a México el maquilador de los Estados Unidos. Esta política reduce la soberanía nacional a un mínimo, pues un país en tales condiciones no tiene más que acatar las órdenes de Washington, pues en caso contrario, un simple retraso en el envío de insumos intermedios o de refacciones podría significar el caos total en la economía nacional.