La moneda perdió casi 20 por ciento de su valor
El desplome del bolívar hace bajar la tensión política en Venezuela
DPA, AFP Y REUTERS
Caracas, 13 de febrero. Venezuela estaba hoy más pendiente de las pizarras de las casas de cambio, tras el desplome del bolívar en su primer día de flotación, que de la rebelión del coronel de aviación Pedro Soto, quien luego de lanzar la víspera un ultimátum al presidente Hugo Chávez, ahora lo elogió por el tono conciliador de su discurso.
En la primera jornada de libre flotación, el bolívar perdió 19.69 por ciento de su valor para cerrar a 999.95 bolívares por billete verde, frente a 803 bolívares en la apertura, en tanto que la Bolsa de Caracas experimentó una espectacular ganancia de 10.25 por ciento.
Las nuevas medidas económicas venezolanas van "en la dirección correcta, pero necesitamos evaluar la situación al irse conociendo más detalles", dijo el portavoz del Fondo Monetario Internacional, Thomas Dawson.
Chávez anunció la noche del martes el final del sistema de bandas que imperaba desde hace cinco años para fijar la cotización de la moneda local, a causa de la caída de los precios del petróleo, principal fuente de divisas del país sudamericano.
Esto fue bien recibido por los grandes comerciantes y la cúpula empresarial agrupada en Fedecámaras, aunque criticó "el retardo" en la adopción de la medida.
Pero en la calle, los venezolanos se apostaron frente a bancos y casas de cambio para comprar dólares. "Aquí lo que se avecina es una nube bien negra, son más devaluaciones y más inflación", dijo Gabriel Fernández, un comerciante de 28 años que esperaba para comprar divisas.
El Banco Central intervino esporádicamente, pero uno de sus directores dijo que no estaban dispuestos a utilizar las reservas internacionales para alimentar una mayor fuga de capitales.
"La devaluación acaba con la meta inflacionaria de 10 por ciento para este año (...) Vamos a tener estancamiento económico e inflación", dijo el analista Teodoro Petkoff.
A su vez, firmas de inversiones y calificación crediticia como Standard and Poor's y Fitch pusieron en duda las medidas de Chávez al destacar la variable del deterioro del clima político de Venezuela, que la semana pasada vivió la rebelión de dos militares de alto rango.
Por lo pronto, la tensión política del país bajó de intensidad, ayudada por el tono conciliador de Chávez al anunciar su paquete económico, algo que no pasó inadvertido para Soto.
"Yo empuño el arado del desarrollo y pido a todos que me ayuden a envainar la espada, para que nos consagremos a la paz", declaró Chávez, un duro crítico del neoliberalismo y amigo del mandatario cubano Fidel Castro.
El presidente parece que "va a rectificar, y prueba de ello es el discurso que pronunció anoche, que lo hizo en un tono bastante moderado", señaló Soto, al incorporarse este día a su nuevo cargo como jefe de adiestramiento.
El coronel rebelde, quien había criticado a Chávez por la "cubanización" del país, reveló que su cargo le fue asignado el lunes, cuando se presentó a su comando el lunes, el cual dictaminó que un consejo de investigación castrense estudiaría su actuación el próximo viernes.
Apenas el martes, Soto lanzó un ultimátum a Chávez para que dejara de "instigar" a la guerra y la violencia, luego de exigir el jueves pasado, al frente de una manifestación ante la residencia presidencial, la salida del mandatario, quien lleva tres años en el poder.
Apoyado principalmente por las clases populares, el presidente enfrenta a la oligarquía opositora, entre otros asuntos, por su reforma agraria, que establece impuestos a los propietarios de tierras no cultivadas de más de 5 mil hectáreas, y prevé la entrega de parcelas estatales a los campesinos sin tierras. La patronal critica igualmente los nuevos gravámenes sobre el petróleo.
Además del nuevo esquema cambiario, Chávez anunció ayer una serie de recortes del gasto público y medidas para aumentar la recaudación interna a fin de compensar un déficit estimado en el equivalente a 7 mil 435 millones de dólares en el presupuesto para el año, que al principio tenía un monto de 35 mil millones de dólares.
La fortaleza del bolívar fue clave para la estrategia de Chávez de mantener controlada la inflación, una de sus principales ofertas para acabar con la pobreza de la mayoría de los 23 millones de habitantes del cuarto exportador mundial de crudo.