La Jornada Semanal,  17 de febrero del 2002                         núm. 363
 Humberto Rivas
entrevista con Armando Rodríguez Briseño

Nostalgia nazi

En palabras de su autor, Parque Salzburgo, novela ganadora del primer Premio Internacional de Novela Sergio Galindo, “retoma los campos de concentración para construir un parque de diversiones insólito”. Nuestro colaborador Humberto Rivas conversó con Armando Rodríguez, quien habla aquí de sus cercanías y sus distancias temáticas y formales con otros autores como Jorge Volpi e Ignacio Padilla, que han recorrido caminos literarios afines a los que pueden leerse en Parque Salzburgo, de la cual presentamos un fragmento.

Armando Rodríguez Briseño estudió letras en la ENEP Acatlán, de la UNAM. Con su novela Parque Salzburgo obtuvo el Premio Internacional de Novela "Sergio Galindo" 2001, que por primera vez convocó el Instituto Veracruzano de Cultura. Un grupo de nazis nostálgicos construyen un campo de juegos sangrientos; es el Parque Salzburgo, que intenta reproducir las atrocidades cometidas por sus mayores durante la segunda guerra mundial en los campos de exterminio. A este respecto interrogamos brevemente al autor.

¿Qué te llevó a abordar el tema del Holocausto?

–Un sueño. Hace algunos años tuve una larga época de bloqueo en mi escritura. Entonces me impuse la disciplina de escribir cuando menos mis sueños. Un día desperté con la historia casi completa, y la empecé a escribir como un sueño más. Mientras la escribía, me dije que eso no era un simple sueño, que alguien me había regalado esa historia. Decidí que tenía que pensar en una estructura y hacer una novela. Las imágenes ya estaban dadas, sólo tenía que hacerme de las palabras.

–¿Qué tipo de desafío te planteó el texto en cuanto al lenguaje?

–Siempre había escrito en primera persona; me sentía más cómodo. Sin embargo, esta vez, sabía que la extensión del relato me exigiría la tercera persona para poder presentar personajes y situaciones. Este registro facilitó un lenguaje más claro, capaz de describir las imágenes que ya tenía en mente.

–¿Hubo lecturas específicas al respecto de esa parte de la historia?

–No, creo que son acontecimientos que todo el mundo conoce.

–Algunos escritores contemporáneos de México y de otros países se han ocupado de ese periodo.

–Conozco los casos de Ignacio Padilla y Jorge Volpi. Sólo he leído a este último, y me parece que allí hay un propósito histórico, de recontar la historia. Contarla de una manera distinta, no solamente el fenómeno nazi, sino la historia científica, la que da lugar a la invención de la bomba atómica. En mi texto, la diferencia es que existe la intención de narrar una historia casi de ciencia ficción, lo que implica ver hacia delante, hacia el futuro. Esta propuesta retoma los campos de concentración para construir un parque de diversiones insólito, algo que a Walt Disney ni a Spielberg jamás se les hubiera ocurrido.

–Tengo entendido que tuviste alguna cercanía con Sergio Galindo. ¿Qué te significa obtener un premio que lleva su nombre?

–Es una gracia. Tuve la dicha de conocer a Sergio Galindo y beneficiarme con su amistad. Este premio es como haber tenido la posibilidad de ofrecerle mi libro en respuesta a toda la riqueza que recibí de la lectura de sus trabajos.

–¿Parque Salzburgo es tu primera novela?

–Así es. Anteriormente me dediqué a escribir relatos, algunos de los cuales fueron publicados en revistas y una que otra plaquette. Curiosamente, a esos relatos siempre quise darles más aliento, pero sólo ahora me impuse el compromiso de sentarme y crear un texto largo, una novela.

–¿En que trabajas actualmente?

–En otra novela. Estoy inmerso en un proyecto que es Las pastorales de Eco y Yagruma, que retoma un género inusual. Es un relato de amor entre pastores, que me permite recrear una historia llena de mitos, ya que, como señalan autores como Jospeh Campbell y Jung, el mito es parte fundamental para representarse el mundo.


Parque Salzburgo
(fragmento)

–Shalom... Soy Rudolf Horowitz y quiero darles la más cordial bienvenida –dijo la imagen de un hombre pelirrojo, menudo y amable, delante de una oficina cuya ventanería dejaba ver a lo lejos la Estatua de la Libertad como una pequeña sombra verdusca a la luz del amanecer. Mientras en la pantalla aparecían las letras Presidente Ejecutivo de la East Port Investment Co., el Sr. Horowitz de pie recorrió con la mirada a las más de trescientas personas reunidas en el comedor de la barraca "Dachau", que junto con la "Bergen-Belsen", la "Kaufering" y la "Türkheim" concentraban el mayor número de visitantes judíos. La videoconferencia Nueva York-Salzburgo fue transmitida durante el salad-buffet de recepción, en una pantalla gigante, una vez que todos cambiaron sus ropas en los dormitorios por camisetas de color naranja, shorts beige y tenis estilo mocasín. Por alguna razón inconsciente, asociada quizás por el color del pelo de aquel hombre de la pantalla, Ato recordó al buen Gunnar–. Seré breve... –continuó el Sr. Horowtiz con voz pausada, avanzando por la oficina espaciosa hacia un monitor de pared donde surgieron las imágenes que acompañaron su mensaje.

Ato perdió las primeras palabras, tratando de ajustar en los oídos de Milo los audífonos de traducción simultánea que, sobrepuestos a los aparatos de sordera, produjeron un silbido espantoso. Una edecán rubia, uniformada toda de beige y con una banda roja al brazo, acudió en su auxilio. Moduló el volumen en sus propios oídos y nuevamente los colocó en los del niño suavemente. Ato le sonrió por aquel gesto gratuito, que hizo posible a Milo escuchar un murmullo en español, entrecortado a ratos, acerca de un rey de Dinamarca hace más de sesenta años.

–...naturalmente no era judío, sin embargo tuvo el valor de colocar la Estrella de David en su abrigo y salir así a las calles de su país ocupado (en blanco y negro: Christian x paseando a caballo por las calles nevadas de Copenhague, ante los ojos de los nazis). El pueblo lo imitó y de esa manera se dignificó a los perseguidos y prácticamente fue imposible distinguirlos para su deportación a... (tomas fugaces de más de treinta campos de concentración alemanes). Como aquel monarca, los miles y miles de personas de todas las razas que, al igual que ustedes, visitan el parque, vienen aquí para ser una sola comunidad hermanada con la tragedia que sufrió nuestro pueblo... (a color: fila de jóvenes sonrientes de diferentes nacionalidades, mostrando la cara interna de sus antebrazos, donde les fue adherida una calcomanía con su número de registro al parque, similar al que originalmente llevaron tatuado los prisioneros)... Acaso como una forma de mantener viva la memoria e impedir que se repita el Holocausto o Shoá, como lo conocemos, la East Port Investment Company decidió brindar apoyo financiero a los empresarios de la wec en la creación del Parque Salzburgo (toma aérea de las más de cuatro mil hectáreas alambradas, con sus instalaciones)... Es cierto. Nuestros mayores vivieron el Holocausto. Estoy seguro que en muchos de ustedes el dolor aún perdura... Efectivamente somos un pueblo que no puede permitirse el olvido, por eso la importancia de ofrecer recuerdos vívidos a nuestras nuevas generaciones. Sin embargo, también creemos que (close-up del Sr. Horowitz), lejos de alimentar el odio y el resentimiento, es tiempo ya de pugnar por la trascendencia de nuestro espíritu, sólo posible mediante el perdón...

En medio de los aplausos, débiles al principio, Gustavo Mayer tradujo en silencio la frase emblemática que vio a la entrada del parque. "El Perdón Os Hará Libres" (Gnade Macht Frei). Esas palabras encerraban gran parte del éxito del Parque Salzburgo. Un grupo de empresarios bávaros fueron los creadores del concepto y sobre él montaron una poderosa campaña publicitaria, denominada "Nachsicht" (indulgencia), destinada a recopilar un número considerable de "indultos" para el pueblo alemán por parte de los judíos que visitaban el parque. La meta era reunir el perdón de más de seis millones de judíos, para igualar la cifra de sacrificios que registró el Holocausto. Y hacia allá avanzaban con aquel museo de diversiones "en vivo". Un reportaje de la bbc Interactive Television, difundido por la prestigiada cadena Image, señalaba que "a un año de operaciones, el Parque Salzburgoha recibido más de 630,000 judíos procedentes de todas partes del mundo... De esa cifra de personas, la wec ha logrado un 65% aproximado de indultos, principalmente de la población juvenil, cuyo rango de edad oscila entre los 15 y los 21 años."