Miércoles 27 de febrero de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Visiones

Reflexiones sobre la pintura abstracta

n César Gordillo Aguilar

Theophile Gautier, en su novela Mademoiselle de Maupin, anotaba que "la pintura podía verse libre de la servitud de la representación y entregarse en pleno a sus propios medios: el color, el contraste, los trazos"; en esta observación se aproximaba hace más de 100 años a establecer el programa conceptual de lo que más adelante se llamaría pintura abstracta, y que dominaría el panorama artístico de la segunda mitad del siglo XX.
Nuestros procesos de pensamiento son, después de todo, abstractos, y desde esta perspectiva tiene sentido pensar el arte como una forma visual de conocimiento, que en el caso específico de la pintura construye un lenguaje visual autorreferenciado donde la realidad se convierte en una metáfora conducida por la subjetividad. Si bien el arte abstracto se constituyó en una revolución dentro de las artes visuales del siglo XX, con el tiempo encajonó sus propuestas y perdió sentido en un contexto donde la iconicidad ha tomado las riendas de la comunicación visual cotidiana.
Exponiéndose en la sala José Recek de la Casa de la Cultura (5 Oriente 5), "Variaciones", de Catherine Becker, pintora originaria de Luxemburgo y residente en Puebla actualmente, nos presenta su trabajo pictórico perteneciente a la serie "Viejas ventanas", el cual se encuentra inmerso en el lenguaje de la abstracción lírica e influenciado fuertemente por la pintura matérica propia de pintores como Tapies o Fautrier, pero cargado de una fuerte expresividad cromática que logra aflorar con mayor contundencia en algunos trabajos.
Un escrito en la libreta de comentarios de la exposición llamó mi atención por lo obvio, así como lo sincero, del reclamo: "Ojalá pudiera ayudarnos a comprender qué significa todo esto", manifestó el visitante después de haber expresado su admiración por el trabajo presentado. El texto denota un hecho que, si bien no considero definitivo, sí se vuelve relevante para el futuro de expresiones pictóricas que adoptan el camino de la abstracción, como las de Catherine Becker, y que están en tela de juicio ante la banalidad pero la contundencia de las imágenes visuales que nos bombardean cotidianamente desde los medios de comunicación.
Si bien se puede cuestionar las estrategias tradicionales de la pintura abstracta, su radical oposición a la figuración y su pertinencia en un contexto donde la iconicidad y la metáfora visual son la estrategia de comunicación dominante, no podemos negar que nuestra percepción visual del mundo se gobierna por relaciones abstractas que se transforman día a día y que requieren de nuevas formas para su representación, que exploren aquella parte de "la realidad" que se resiste a una sencilla explicación visual. La abstracción debe afrontar los problemas que le son propios, como la representación, la estética, la lógica, la forma, el color, la estructura compositiva, la geometría, o la gestualidad, pero también se debe interrelacionar con el ámbito de lo cotidiano a través de la crítica, la funcionalidad, el análisis, sacando este tipo de propuesta pictórica del ámbito de la decoración doméstica neutra donde la arrinconó la burguesía "pseudo-intelectual" que vio en ella la posibilidad de establecer una barrera cultural entre quien podía entender ésta pintura y quien no lo hacía.
Creo que en la actualidad existe la posibilidad de abordar la abstracción de maneras más híbridas y flexibles, que nos puedan llevar a encontrar lenguajes menos herméticos, como los que afloran en algunas de las obras de Catherine, lenguajes que, como señala Richard Kalina, "permitan abordar simultáneamente los diversos sistemas y puntos de referencia de esta sociedad en continua transformación, que contemplen la fluidez y la contingencia, el lenguaje, la sintaxis, la historia, la cultura, la metamorfosis estilística y la imagen".