La Iglesia ortodoxa critica la visita virtual; "da risa", declara el pope Abramov
Milagro en Moscú; el Papa se aparece hoy en la Catedral de la Inmaculada Concepción
Se instalaron tres pantallas gigantes en el principal templo católico de la capital rusa
JUN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 28 de febrero. Mientras continúan los preparativos para el quinto viaje de Juan Pablo II a México, algún funcionario del Vaticano tuvo la ocurrencia de que el sumo pontífice se le aparezca a los rusos.
El milagro, como califican al suceso los beatos locales, ocurrirá este sábado a las ocho de la noche en la Catedral de la Inmaculada Concepción, el principal templo católico de Moscú.
Cualquier creyente que lo desee, sin más requisito que su católica convicción, tras asistir a una misa oficiada ex profeso por Juan Pablo II, tendrá la posibilidad de recibir la papal bendición.
Impedido de viajar a Rusia por las reticencias de la Iglesia ortodoxa, por no decir poco cristiano y virulento rechazo, Karol Wojtyla entrará al país por donde nadie lo esperaba, y nadie lo puede prohibir: vía satélite.
Aquí, junto al altar y en otros puntos estratégicos de la catedral, ya se instalaron tres pantallas gigantes de televisión para que nadie se pierda detalle de la visita virtual de Juan Pablo II, bajo el lema Creyendo en Cristo, creamos una civilización de amor en Europa.
El enlace televisivo, durante 60 minutos, unirá el Vaticano con Moscú y otras ciudades europeas, como Atenas, Budapest, Estrasburgo, Valencia y Viena.
El maridaje de nuevas tecnologías y pragmatismo, a falta de otra opción para que Juan Pablo II llegue a Rusia, provocó una sarcástica reacción en la Iglesia ortodoxa.
Su portavoz, el pope Aleksandr Abramov, comentó así el sabatino acontecimiento: "Los 'puentes televisivos' o visitas virtuales del Papa de Roma a Moscú dan risa y demuestran que, cuando no es posible resolver los problemas cara a cara, se pretende llevar el diálogo al terreno del espectáculo".
Tras afirmar que carece de sentido tratar de resolver las controversias mediante recursos audiovisuales, remató: "No es serio, aleja la solución de los problemas y los convierte en un conjunto de gestos, más propios de un programa de variedades".
Quizá para suavizar un tanto el conflicto entre las iglesias católica y ortodoxa, el máximo representante en Rusia de esta última, el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz, fue invitado este jueves al Kremlin.
Cuando salió, muy satisfecho, dijo que encontró pleno respaldo de la Oficina de la Presidencia rusa. Kondrusiewicz llegó a esa conclusión tras haber platicado con uno de los subjefes del Departamento de Política Interna del Kremlin. Más bajo, para la alta investidura del arzobispo, estaría sólo el portero.
Es de suponer que el gobierno de Rusia no va a poner en entredicho su relación con la confesión mayoritaria. El Vaticano asegura que hay 600 mil católicos en el país, mientras dos terceras partes de los 150 millones de rusos, practicantes o no, se consideran ortodoxos.
La aparición virtual de Juan Pablo II, en medio de una ya larga historia de desencuentros, es un motivo más de tensión entre El Vaticano y el Patriarcado de Moscú. Este último aún no digiere que el primero haya transformado en cuatro diócesis, a mediados de este mes, las llamadas "administraciones apostólicas", vigentes desde que se permitió al Vaticano tener representación oficial en Rusia, en 1991.
Para la Iglesia católica, la reorganización en Rusia obedece a una "preocupación pastoral"; para la Iglesia ortodoxa es una "inadmisible intromisión". Con lecturas tan diferentes, todo parece indicar que tardarán mucho en ponerse de acuerdo.