En el caso de la embajada nadie nos puso condiciones,
dice
Documentos en mano, Castro desmiente al embajador Pascoe
Encomia la relación con Fox y critica a Jorge
G. Castañeda
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 5 de marzo. El presidente Fidel Castro
desmintió hoy públicamente afirmaciones del embajador de
México aquí, Ricardo Pascoe Pierce, de que ese país
hubiera impuesto condiciones a Cuba para el desalojo de la embajada mexicana
el viernes pasado.
Castro habló durante unas tres horas en la cotidiana
mesa redonda informativa de la televisión, en la que subrayó
su aprecio por el presidente Vicente Fox, encomió la relación
personal que ambos han establecido y criticó al canciller Jorge
G. Castañeda por algunas de sus declaraciones sobre la relación
con Cuba, pero precisó que no lo culpaba por la invasión
de la sede diplomática.
El mandatario fue, en cambio, especialmente duro con el
embajador mexicano. Pascoe había dicho en una conferencia de prensa
el sábado pasado que, al pedir la ayuda del gobierno cubano para
desalojar a los 21 ocupantes que irrumpieron violentamente el miércoles
en la sede diplomática, ''planteamos varias condiciones'': que México
no formularía cargos legales contra los invasores, que ''exigíamos''
que el desalojo se realizara con policías desarmados y que la acción
se realizara ''con absoluto respeto a los derechos de estas personas''.
Es ''una lástima'', dijo Castro. ''(Pascoe) tuvo
un comportamiento excelente. El y el vicecanciller (Gustavo Iruegas, que
viajó a La Habana para enfrentar la crisis de la embajada). Pero
me veo en el deber de decir con exactitud cómo fueron las cosas''.
Agregó: ''En el primer punto es rigurosamente cierto.
Se refiere a que no tenían intención de presentar querella.
En el segundo y en el tercero, no voy a decir que es una mentira. Voy a
decir delicadamente que es la diferencia entre la verdad y la ficción.
Y puedo probarlo''.
Con un ademán característico, agitando unos
papeles, el mandatario señaló que ahí tenía
la carta que Pascoe, acompañado por Iruegas, entregó el viernes
primero a las 0:35 al viceministro de Relaciones Exteriores para América
Latina, Pedro Núñez Mosquera, en su oficina de la cancillería.
El funcionario cubano se limitó a recibir el documento y dijo que
aún no tenía instrucciones al respecto, aunque tramitaría
la solicitud de desalojar la embajada, relató Castro, y leyó
a continuación la misiva del embajador, dirigida al canciller Felipe
Pérez Roque:
''Señor ministro:
''Tengo a honra dirigirme a Vuestra Excelencia, para
referirme a los lamentables hechos ocurridos el miércoles 27 de
febrero en curso, a las 22 y 45 horas, cuando un grupo de personas ingresaron
violentamente a la cancillería de la embajada. Como es sabido, esa
noche varios cientos de personas rodearon nuestras instalaciones con la
intención de invadirla.
''Desafortunadamente, a pesar de que autoridades policiacas
intentaron resguardar el local, un grupo de 17 individuos logró
ingresar, estrellando un autobús contra la puerta principal, lo
que ocasionó heridas de importancia a dos personas que viajaban
con ellos y que pudieron ser atendidos por los servicios médicos
de la ciudad. Otras cuatro personas ingresaron, según su propio
decir, uno desde la calle 14 y el resto por los terrenos de la adyacente
Nunciatura Apostólica. En total 21 personas permanecen aún
en las oficinas de la embajada de México.
''No obstante los innumerables requerimientos que se les
han hecho para que abandonen en forma pacífica el recinto, se han
negado a hacerlo. Ante tales circunstancias, aun cuando el gobierno de
México no pretende hacer acusaciones formales contra ninguna de
estas personas, me veo en la necesidad de solicitar a Vuestra Excelencia
se disponga lo necesario para el desalojo de nuestra embajada.
''Aprovecho la oportunidad para reiterar a Vuestra Excelencia...''
etcétera, leyó Castro, levantando la carta con la mano derecha
y agitándola en el aire.
El líder cubano dijo a continuación que
cuando, horas más tarde, recibió en el Palacio de la Revolución
a Iruegas y a Pascoe, les mostró el comunicado que preparaba su
gobierno esa madrugada para notificar el inminente desalojo. Agregó
que él mismo introdujo en ese texto la frase ''Adicionalmente, el
gobierno mexicano expresó su deseo de que dicha medida fuese cumplimentada
de modo que se evitara cualquier daño físico a los intrusos
y con empleo mínimo de la fuerza''.
Castro dijo:
''Fui yo el que dio instrucciones de no usar, de no llevar
armas ¿Quién puede exigirnos cómo iban a ir los hombres,
cómo se iban a proteger? Eso sólo nosotros podíamos
hacerlo. No admitíamos condiciones, porque condiciones que nos pusieran
era para decir no. Estábamos protegiendo a la embajada...Pensar
que íbamos a hacer otra cosa es poner en duda la rectitud y la limpieza...hubiera
sido un tipo de condición inaceptable.
''No tenemos interés ninguno de invadir territorio
mexicano ni de penetrar ahí. ¿Si hubieran estado armados
los tipos (ocupantes)? ...Entonces no se les podía decir a los hombres
(policía): vayan sin armas''. Castro dijo, en cambio, que Iruegas
había expuesto a la cancillería la posición mexicana
de que, si hubiera oportunidad, el desalojo debía realizarse de
manera discreta en la madrugada del viernes primero, sin uso excesivo
de fuerza.
''Nosotros sí queríamos ayudar al gobierno
de México con una decisión justa y honorable, teníamos
que esmerarnos porque no resultara ninguno golpeado, ninguno herido. No
sólo es tradición de nuestra Revolución, sino también
la consideración por el gobierno mexicano. Nadie tenía que
pedirnos, si no existía confianza, (como) si nosotros fuéramos
unos esbirros, si fuéramos a tirar granadas. Así que yo lo
siento. Pero me veo obligado: es-fic-ción. Y lo tengo probado aquí.
Más bien fuimos presionados fuertemente y más de una vez''.
En este punto, Fidel Castro fue interrumpido por una de
las participantes en la mesa redonda con otro tema y el mandatario ya no
completó la idea que empezaba a eslabonar sobre las presiones.
El mandatario cubano dijo que la decisión de México
de no presentar querella contra los ocupantes de la embajada es asunto
de ese país, pero aseguró que su gobierno no permitirá
la impunidad. ''¿Qué garantía le queda al resto de
embajadas, cada vez que le quieran tirar un ómnibus, un camión
o una rastra (carguero)?...De aquí no saldrá jamás
nadie que penetre en una embajada por la fuerza. Jamás saldrá
nadie. Hace rato ya que deben aprenderlo. Se constituirán allá
en residentes permanentes. Ya han experimentado lo que son algunos residentes
permanentes. Que, si se descuidan, son lumpen como regla... Aquí
del derecho de asilo se abusó muchísimo''.
Castro volvió a referirse a Pascoe: ''Les aseguro
que lo lamento. Pero, bueno, el embajador es reportero. Yo he hablado varias
veces con él. Lo recibí el mismo día que llegó
aquí a La Habana. Y al otro día llegué a ver varios
reportajes publicados en la prensa mexicana. Tiene el hábito de
ser reportero. Y cada vez que hay un encuentro, reportaje por aquí,
por allá, por allá...El reportaje es el reportaje. Y hasta
se puede admitir que la ficción sea utilizada en un reportaje. Pero
en cosa tan esencial y tan de principios como es este asunto, no puedo
resignarme a aceptar una ficción''.
La mesa redonda presentó por primera vez en televisión
imágenes del desalojo de la embajada, en las que se aprecia la esc
alera de caracol en el vestíbulo principal del
edificio, por donde bajan apresuradamente los ocupantes bajo custodia policial.
Una locutora en el video dice que la operación fue realizada por
un cuerpo llamado Destino Especial, de la Brigada Especial de la Policía
Nacional Revolucionaria.
Más adelante, el corto presenta imágenes
de Castro saludando a los miembros de ese cuerpo, cuya existencia era hasta
ahora desconocida públicamente. Enfundados en trajes de fajina azul
oscuro y con boinas negras, los hombres escuchan en la cinta al mandatario,
cuya voz resulta inaudible, aunque se aprecia que dice: ''... Les salió
el tiro por la culata''. La película muestra luego que el presidente
cubano posa con el grupo para una foto. Uno de los comandos arenga: ''¡Donde
sea, como sea y para lo que sea!'', y el grupo responde: ''¡Comandante
en jefe, ordene!''
Con extremo cuidado, Castro repitió a lo largo
de su intervención frases de aprecio y elogio a Fox. Dijo que había
transmitido ''directamente'' al Presidente mexicano el apoyo espontáneo
de Cuba para el ingreso de México al Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas.
Subrayó que la visita del mandatario, hace un mes,
''fue muy bien recibida por todos nosotros... nos alegró mucho...
fue un gesto realmente nuevo. Por lo general los presidentes mexicanos
nos visitaban al final del mandato. El desde el principio dijo que iba
a hacer una visita rápida a Cuba''.
El jefe de Estado cubano reveló que durante la
preparación de la visita de Fox nunca se planteó la eventualidad
de una entrevista del mandatario visitante con ''los famosos disidentes
éstos, fabricados por la propaganda, dirigidos por la Oficina de
Intereses (de Estados Unidos)''. Castro hizo ahí una acotación
para señalar que los visitantes extranjeros en Cuba son habitualmente
emplazados a reunirse con activistas de la oposición ''para mantener
esa ficción'' y refrendó descalificativos a esos sectores
como ''mercenarios que sirven a esa política, que se disfrazan de
una cosa y de otra... provocadores consuetudinarios, tergiversadores y
mentirosos permanentes... pececillos en una pecera sin agua... muy conocidos
más allá de la frontera de nuestro país''.
Fidel preparaba el terreno para hablar del encuentro de
Fox Quesada con los opositores cubanos en la embajada mexicana, el pasado
5 de febrero: ''No voy a decir que tenga una opinión de Fox como
un hombre débil o un hombre falto de carácter. Todo lo contrario.
Tengo de él la impresión, y no vacilo en afirmarlo, de que
es un hombre que tiene un sentido de la dignidad personal y es un hombre
de carácter. Y para mí es evidente que él, que conoce
a nuestro pueblo, no fuese muy proclive a realizar un papel que, dado su
carácter personal, no le agrada en absoluto.
''Voy a excluir a Fox de un acto desleal. No considero
que sea un acto desleal. Más bien rindo tributo al cuidado con el
que manejó una entrevista que alguien inventó. Pero él
es un hombre serio, de honor. Y me habla del tema.''
Narró entonces que en una reunión privada,
antes de la cena que compartieron el lunes 5, Fox le informó que
Castañeda se reuniría con los opositores y que él
los saludaría. ''Efectivamente, eso fue lo que hizo: saludarlos'',
comentó.
''Simplemente le dije: usted no tendrá ningún
problema conmigo por eso. Mi preocupación es que, por ser éste
un tema muy sensible para nuestra población, esto vaya a dañar
la imagen suya ante nuestro pueblo. Por lo demás, le reitero, conmigo
no puede tener ningún problema... aquello era intrascendente...
no existe ni la más mínima razón para que surgiese
la más mínima fricción, que no ha surgido, por lo
menos para nosotros.''
Ninguna lista de presos...
Luego precisó que no había recibido personalmente
ninguna lista de presos con una solicitud de excarcelación: ''Una
forma de estropear la visita a los visitantes, de fastidiar, de molestarnos
con su listita de presos. Se acabaron aquí ya. Definitivamente y
para siempre. Eso pasó a la prehistoria. Hemos dicho bien claramente:
no hay lista. La pueden traer. Ni las miro''. Fox tampoco le habló
del tema, dijo Castro. ''Es un hombre de suficiente tacto, de sentido de
la diplomacia''. Pero reconoció que una lista de presos sí
fue recibida por el canciller Felipe Pérez Roque.
En otra parte de su intervención, hablando de su
involucramiento personal en la crisis de la embajada, Fidel Castro dijo
que el jueves 28, a las 15:13 horas, recibió la llamada de Fox.
''Muy amistosa. Muy respetuosa. Para darme las gracias por lo que habíamos
hecho'' al proteger la embajada. ''Incluso me agradece que haya estado
personalmente en la embajada''. La plática fue ''amable, constructiva'',
dijo el mandatario cubano, y relató que Fox Quesada manifestó
su interés en que se pudiera solucionar el conflicto. Insistió
en que la crisis ''no altera en lo más mínimo nuestro concepto
del presidente Fox, ni la apreciación sobre su viaje, ni su gesto
de venir a visitarnos, a discutir cosas de interés común''.
Fidel Castro dedicó otros tramos de su exposición
para hablar de las polémicas frases de Jorge G. Castañeda
en la inauguración del centro cultural mexicano en Miami y de su
definición de las relaciones con Cuba (ya no hay con la Revolución
Cubana, ahora son con la República de Cuba).
''Nosotros no decimos, clara y categóricamente,
que Castañeda tenga responsabilidad con lo ocurrido. Nosotros hemos
dicho que sus palabras fueron manipuladas'' en Radio Martí, la emisora
del gobierno estadunidense que transmite hacia Cuba.
''Castañeda, amigo de la literatura, de escribir
y pronunciar frases para la historia ?tal vez siempre es una debilidad
que tenemos todos los que decimos algo, o los que escribimos? usó
otra vez (en Miami) su famosa frase de que se habían roto las relaciones
con la Revolución Cubana para remplazar esas relaciones con la República
de Cuba... Tengo la más absoluta convicción de que no fue
en contubernio con la mafia terrorista de Miami, ni con el gobierno de
Estados Unidos.''
Luego, recordó que la radio estadunidense repetía
como titular: ''Las puertas de la embajada mexicana en La Habana están
abiertas para todos los cubanos, dice el canciller mexicano Jorge Castañeda'',
ligada con la otra expresión que podía entenderse como que
México y Cuba habían roto relaciones diplomáticas.
''No estoy acusando a Castañeda. Más bien
lo estoy exonerando. No creo que haya tenido intención de hacer
eso, ni se haya puesto de acuerdo previamente. Diferencias políticas
e ideológicas aparte. No tengo ningún propósito de
ofenderlo ni de culparlo, sino de explicar... la verdad-verdadera, porque
hay tantas verdades entre comillas y tantas mentiras que aspiran a que
se crean, que no queda más remedio que explicar la verdad-verdadera'',
concluyó.