Cargar con el estigma
Hilda Pérez Vázquez y Tamil Kendall
El género, la pobreza, la migración
y sobre todo la cultura sexual predominante, donde las mujeres tienen poco
poder de decisión, son factores que hacen vulnerables a las mujeres
a la infección por el VIH y al desarrollo de la enfermedad. Las
cifras dan cuenta de esta situación: en 2001, a nivel mundial, 50
por ciento de las muertes por sida fueron mujeres, y casi la mitad de las
personas que viven con VIH/sida en el mundo son mujeres. En México,
aunque la mayoría de los casos se concentra en hombres, es clara
la tendencia al aumento de los casos femeninos. Este artículo presenta
algunos resultados de las entrevistas aplicadas a 30 mujeres de seis estados
de la república, que ilustran la manera cómo enfrentan el
VIH.
En nuestro país la principal vía de transmisión del VIH es sexual. De las 30 mujeres entrevistadas, 80 por ciento habían tenido tres o menos parejas sexuales en su vida y 63 por ciento sólo una pareja sexual antes de ser diagnosticada. La creencia dominante sobre la fidelidad femenina como escudo de protección contra el VIH, en realidad expone a las mujeres al riesgo de infección.
Aunque las mujeres estén al tanto de las infidelidades de su pareja, tienen poca capacidad para protegerse. Una de las participantes comentó: "mi esposo estaba de canijo... y todavía le sigue. Le dije que me podía contagiar de algo...". Pero aún así, ella no fue capaz de exigirle el uso del condón. Además, suelen cargar con la culpa de dicho comportamiento: "Tu tienes que ser complaciente, porque lo que no encuentran en la casa lo buscan en la calle." El responsabilizar a las mujeres de la infidelidad de sus parejas es una creencia interiorizada por ellas, pero también compartida por algunos proveedores de servicios de salud: "El doctor me preguntó si sabía que mi esposo tenía otras parejas, le dije que sí y me dijo 'pues ahí está lo que pasa', así como echándome la culpa."
Por otra lado, las mujeres suelen ser diagnosticadas en estados avanzados de la enfermedad. Ninguna reportó haberse hecho la prueba porque sospechara estar infectada. El diagnóstico por lo regular se da cuando padece ya los síntomas de sida, o cuando a sus esposos se les declara la enfermedad --con frecuencia poco antes o después de su muerte--, o durante el embarazo. Este diagnóstico tardío se da por ignorancia y/o negligencia médica. Las entrevistadas reportaron que aunque tuvieron repetidamente manifestaciones clínicas y ginecológicas, no fueron diagnosticadas hasta que desarrollaron sida. Esto revela la necesidad de capacitar al personal médico para que reconozcan oportunamente los síntomas del sida en las mujeres, y para romper el estereotipo de que el sida es ajeno a la mujer heterosexual, casada, madre, ama de casa, profesionista, joven o anciana. También se documentó lo inadecuado de los servicios de salud dirigidos a mujeres en cuidados preventivos, acceso y administración de antirretrovirales, efectos secundarios, adherencia y embarazo.
Se ha señalado la falta de liderazgo de las mujeres en la lucha contra el VIH/sida, una conclusión de este estudio es que las mujeres tienen el coraje, la tenacidad y el deseo de vivir y luchar, lo que representa una gran oportunidad de convertirse en líderes comunitarias. No obstante, hay obstáculos que les impiden asumir ese liderazgo: responsabilidad del trabajo doméstico y del cuidado de los hijos, labores remuneradas fuera de casa, dificultades de transportación, y disminución de la autonomía personal.
Otra barrera es el miedo a la discriminación hacia ellas y sus hijos: "Yo quiero pararme en el Zócalo y decir,... Yo soy una persona que vive con esto (VIH), pero algo me decía que no... no lo puedes decir por tus niñas." Otro temor es que sean consideradas por su comunidad como prostitutas o perdidas. El estigma social y el temor a sus consecuencias forman un círculo vicioso. Pero si no comparten sus historias, será muy difícil romper ese círculo vicioso y cambiar las percepciones negativas dominantes acerca de las mujeres que viven con VIH/sida.
Para disminuir la vulnerabilidad femenina a la infección
por VIH y para aminorar el impacto en quienes ya viven con el virus, es
necesario incrementar la conciencia de que el sida es también asunto
de mujeres.
Las autoras pertenecen al Colectivo Sol y a la Red Mexicana de Personas que Viven con VIH/sida, respectivamente. Organizaciones que están desarrollando una estrategia para fomentar el liderazgo de las mujeres que viven con VIH/sida. Con ese propósito, realizarán el taller: "Respondiendo a Nuestras Propias Necesidades" del 8 al 10 de marzo con participantes de siete estados de la república.