Lunes 11 de Marzo de
2002 |
n Pretenden mejorar condiciones de vida de campesinos, explica el edafólogo |
Promueve la UE proyecto de recuperación de suelos en el estado de Tlaxcala: Werner |
Amaya Asiain n |
La erosión del terreno, los desequilibrios regionales o el desmembramiento familiar son resultado de una mala gestión de la tierra y de sus recursos, motivos que llevan inevitablemente a pensar hasta dónde se puede consentir la intervención del hombre en el medio ambiente. ısta es la preocupación principal del investigador alemán de edafología (la ciencia que estudia la materia orgánica e inorgánica del terreno) Gerd Werner, de la Universidad Justus Liebig, en Giessen, Alemania. En su opinión, con una inversión adecuada y un estudio correcto de las propiedades del suelo se puede conseguir que las familias campesinas puedan producir más y vivir con desahogo, sin tener que emigrar a la ciudad, hecho que provoca no sólo el desmembramiento familiar y la inactividad en el campo sino también el hambre. |
Para demostrar esta tesis se ha
puesto en marcha desde hace dos meses un proyecto de la
Unión Europea para países en vías de desarrollo
-"aunque para Bruselas, México no es uno de
ellos", matiza Werner-, y que pretende recuperar
para la agricultura zonas que ahora están prácticamente
en desuso. El investigador alemán no está solo en el
proyecto, pues él es uno de los representantes de las 10
instituciones que participan en el estudio de la Unión
Europea sobre la rehabilitación de suelos volcánicos
para agricultura alternativa ("Rehabilited Volcanic
Solds"), centrado en las áreas mexicanas de
Tlaxcala y Aquétaro (Michoacán) y de Concepción
(Chile), "porque para que nos aceptaran el proyecto
había que enfocarlo más a Sudamérica", añade. El presupuesto destinado es de un millón y medio de euros (algo menos de la misma cantidad en dólares), "más un incentivo que un verdadero sustento, aunque lo que no se incluye en los papeles es el sueldo de los que trabajamos y dedicamos nuestro tiempo a llevar a cabo el estudio". -Tiempo, dinero, esfuerzo. ¿Qué es lo que pretende la Unión Europea con este proyecto? -Lo que plantea la UE son objetivos políticos. En las tres zonas donde vamos a trabajar, en concreto en Tlaxcala, hay situaciones marginales que favorecen el desequilibrio por la pérdida de suelo productivo. La iniciativa de estos campesinos, que sienten cómo su familia no puede sobrevivir así, es la de emigrar a las ciudades para completar los ingresos. Los hombres están entre semana en la ciudad de México y son las mujeres las que tienen que sacar adelante a los hijos día a día. La rehabilitación de los suelos volcánicos y un asesoramiento correcto podrían evitar estas situaciones extremas y permitir recuperar el equilibrio. Hemos tenido mucha suerte, porque la Unión sólo acepta el 15 por ciento de las solicitudes que se le presentan al año. En el proyecto, aprobado el 28 de diciembre del pasado año, y de cuatro años de duración, participan cinco instituciones europeas y cinco latinoamericanas: la citada universidad de Justus-Liebig de Alemania, el Instituto de la Agricultura Orgánica de Suiza, el Instituto Francés para el Fomento del Desarrollo (IRD), la escuela de Agronomía de la Universidad de Pisa (Italia) y el departamento de Edafología Forestal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español. De Latinoamérica participan la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), el Colegio de Posgraduados de Agronomía (CP) de México, la Universidad Autónoma de Chapingo, el Centro Nacional para la Producción Sostenible (Cenapros) y la Universidad de Concepción (Chile). -Hace sólo dos meses que el proyecto se puso en marcha, por lo que aún es pronto para haber obtenido resultados, ¿pero hay ya alguna solución concreta? ¿Qué se puede esperar? -Por lo que sabemos ya, los consejos que damos a los campesinos son de dos tipos. A los que aún no han introducido maquinaria en sus terrenos les animamos a que regresen a un tipo de agricultura prehispánica: frijoles, maíz, calabaza y habas intercalados. Por eso la propuesta es "agricultura alternativa en suelos volcánicos", porque cambiando los hábitos se puede progresar. Si el campesino ya tiene maquinaria le sugerimos que practique la rotación y no se dedique al monocultivo, que alterne el maíz criollo con las leguminosas. El que muchos de ellos hayan emigrado a la ciudad provoca además que casi nadie se pueda hacer cargo del cuidado de los animales, dado que requiere de cuidados ulteriores. La carencia de animales supone la falta de estiércol natural, lo que ha llevado a un abuso y mal uso de fertilizantes, porque nadie ha aconsejado convenientemente a los campesinos cómo mejorar el rendimiento de su terreno. Entre el paisaje de la Malinche, Werner se mueve con soltura y mucho conocimiento. -Con lo grande que es México, y no digamos el continente americano, ¿por qué Tlaxcala para desarrollar el trabajo? -No es la primera vez que trabajo en esta zona. En 1975 el director del instituto donde investigaba me propuso venir a México a realizar un mapeo de 10 mil kilómetros cuadrados en el estado de Tlaxcala. Entonces trabajé para la Fundación Alemana para la Investigación Científica, que trabajó con el Instituto de Antropología e Historia hasta 1978. No hablaba una palabra de español, y me entendía con los campesinos a señas. Más tarde, en 1981, el gobernador Tulio Hernández Gómez me pidió que incluyera en el mapa la zona boscosa para proceder a la reforestación. También Beatriz Paredes me recuperó en 1989 y realizamos una primera cooperación bilateral con Europa para la rehabilitación de los tepetates. El problema de los tepetates, una mezcla de hierro y silicio que provoca el irreversible endurecimiento de las capas de tierra, afecta a todo el altiplano. Se pueden rehabilitar, hay técnica suficiente para ello, pero el costo, de mil 800 dólares por hectárea, no lo puede soportar el campesino. De ahí la importancia de que el gobierno de Tlaxcala entienda que esa inversión tiene que correr de su cuenta, es el impulso indispensable para salir de este círculo vicioso. En cinco o seis años se puede recuperar este terreno. Este estado presenta unas condiciones particulares. Es el más pequeño, 4 mil kilómetros cuadrados, tiene una población de un millón de habitantes y un crecimiento del 3 por ciento, por lo que en 22 años doblará su población. Si conseguimos aplicar la solución aquí podremos conseguir que este modelo se copie en toda la zona desde el Pico de Orizaba al de Colima, la parte más fértil de la República si no está deteriorada. Gerd Werner es actualmente profesor invitado de la Universidad Autónoma de Tlaxcala e imparte el curso de un mes "Rehabilitación de los suelos volcánicos deteriorados y endurecidos" a los alumnos de biología agropecuaria de este centro. Las clases incluyen visitas prácticas a los tepetates y a los lugares en los que se puede cultivar. Explica que la mayoría de ellos son hijos de campesinos, y a ellos les tendrán que aconsejar qué es lo más conveniente para que su terreno sea productivo. "Es fundamental que aprendan de los errores pasados y que aprecien la importancia del sentido común para acabar con el círculo vicioso del abandono del campo y el hambre. Con la panza llena se evita muchas tensiones sociales". |