Incursiona con tanques en campamentos de refugiados
Israel levanta confinamiento a Arafat, pero no cesa
ofensiva
Tomó la ciudad de Kalkilia e impuso toque de
queda
AFP, REUTERS, DPA Y PL
Jerusalen, 11 de marzo. Israel puso este lunes
fin al confinamiento del presidente palestino Yasser Arafat, pero al mismo
tiempo continuó con su ofensiva militar en zonas autónomas,
en las que murieron por lo menos 23 palestinos, 19 de ellos sólo
en una incursión del ejército en Jabaliya, en la franja de
Gaza.
Al cierre de la edición se informó que en
las primeras horas de este lunes cuatro tanque israelíes tomaron
posición a 100 metros de la oficina de Arafat en la localidad cisjordana
de Ramallah, invadida casi por completo.
Testigos citados por Afp dijeron que excavadoras escoltadas
por tanques incursionaron en el campamento de refugiados de Al Amari, colindante
con Ramallah, provocando enfrentamientos con palestinos, que no causaron
víctimas.
Un comunicado de la oficina del primer ministro israelí,
Ariel Sharon, señaló que el presidente palestino ha cumplido
con las demandas de arrestar a todos los sospechosos del asesinato del
ministro israelí de Turismo, el ultranacionalista Rehavan Zeevi,
en octubre pasado, y por lo tanto podrá moverse libremente en territorio
bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Sin embargo, cualquier viaje al exterior, como el previsto
para el 27 y 28 de marzo con el fin de asistir a la cumbre de la Liga Arabe,
en Beirut, necesitará de la aprobación de Israel, que controla
el espacio aéreo de Cisjordania y Gaza.
Pese a desbloquear el confinamiento del líder palestino,
impuesto el pasado 3 de diciembre, el comunicado advirtió a la ANP
que Israel tendrá "derecho a adoptar medidas de reacción"
en el caso de que libere a los detenidos, presuntos integrantes del Frente
Popular de Liberación de Palestina (FPLP), que reivindicó
la muerte de Zeevi.
El secretario general del gobierno palestino, Ahmad Abdelrahman,
consideró "insuficiente e impertinente" la decisión israelí.
"Lo más importante es levantar el estado de sitio impuesto y detener
la guerra sucia lanzada contra nuestro pueblo."
"No podemos aceptar esto", dijo por su parte el ministro
palestino Saeb Erekat, al referirse a cualquier restricción a Arafat
para viajar al extranjero.
Descontento israelí
El
levantamiento del confinamiento al gobernante palestino, aunado a la decisión
de Sharon de retirar su demanda de siete días de calma total para
comenzar conversaciones de alto el fuego, provocó el descontento
del ala ultranacionalista de Unión Nacional.
Las dos formaciones de extrema derecha, el partido rusófono
Israel Beitenu y Unión Nacional, confirmaron su intención
de abandonar el gobierno, y el primer ministro fracasó en su intento
de persuadir a los líderes de ambas formaciones a que permanezcan
en la coalición.
Ante esto, Sharon convocó a los 19 representantes
del partido Likud, al que pertenece, para lograr el apoyo de sus concesiones
a los palestinos, pero un ministro de ese partido, que pidió el
anonimato, declaró al diario Haaretz que si Sharon no logra
en los próximos meses el éxito en el ámbito de la
seguridad "estará acabado".
Mientras tanto, la reunión entre el ministro israelí
de Relaciones Exteriores, Shimon Peres, y dos importantes responsables
palestinos, el presidente del Consejo Legislativo, Ahmad Qorei, y Erekat,
no dio resultado alguno para lograr un alto el fuego.
Sin embargo, Peres se manifestó a favor de poner
fin a los ataques aéreos contra las instalaciones palestinas, los
cuales, dijo, sólo se deben llevar a cabo si sirven para impedir
actos terroristas inminentes, al tiempo que criticó las incursiones
en las ciudades autónomas y en los campos de refugiados palestinos.
Sin embargo, el ejército israelí, que continuó
con su ofensiva militar, dio muerte esta noche a 19 palestinos en la localidad
de Jabalia, en la franja de Gaza, mientras otros 50 resultaron heridos.
En su incursión, que se prolongó tres horas,
el ejército avanzó con más de 30 tanques, vehículos
blindados y trepadoras sobre el campamento de refugiados palestinos, cuyos
habitantes se opusieron al ataque, destinado, de acuerdo con Tel Aviv,
contra "terroristas armados y no contra los civiles".
Las fuerzas israelíes ocuparon con apoyo de helicópteros
la localidad de Beit Hanun, en el norte de la franja de Gaza, e impusieron
el toque de queda.
Por la mañana, 50 tanques y vehículos blindados,
que operaron con el apoyo de helicópteros, también ocuparon
la ciudad autónoma de Kalkilia, en el norte de Cijordania, y tomaron
posiciones tras cortar la electricidad e imponer el toque de queda.
En la acción en Kalkilia, dos palestinos murieron
y otros cuatro fueron heridos, además se que fue arrestado un gran
número de personas. La cifra exacta se desconoce, pues mientras
algunos medios dan cuenta de un millar de detenidos, otras fuentes aseguran
que fueron 600.
Las tropas además ocuparon el campo de refugiados
de Dheishi, en la región de Belén, donde hicieron prisioneros
a otros 600 palestinos y también impusieron el toque de queda.
El resto de los palestinos murieron en enfrentamientos
con soldados israelíes, en Beit Amra y Tulkarem, en Cisjordania,
así como en el paso de Erez y en Netzarin, en la franja de Gaza,
donde fue abatido un miembro de las fuerzas de seguridad palestinas, mientras
helicópteros atacaron objetivos en Gaza, presuntas fábricas
de misiles y puestos de seguridad palestinos.
Desmienten asesinato a sangre fría
En medio de esta escalada, la policía israelí
afirmó en un comunicado que el viernes abatió a un kamikaze
palestino para impedirle accionar una bomba, con lo que desmintió
versiones que aseguraban que el palestino fue asesinado a sangre fría.
El comunicado subrayó el interés de la policía
de capturar vivos a los kamikazes para interrogarlos e impedir así
otros intentos de atentados suicidas.
Una decena de palestinos afirmó haber visto el
arresto de Mahmud Salh, militante de las Brigadas de los Mártires
de Al Aqza, grupo armado ligado a Fatah, movimiento del presidente palestino.
Los testigos indicaron que Salh permaneció esposado
en manos de la policía israelí durante más de media
hora antes de su ejecución en Beit Hanina, barrio árabe de
Jerusalén.
La afirmación de los testigos fue respaldada con
imágenes de un video tomado por un aficionado, divulgadas por agencias
de prensa, pero la policía israelí aseguró este lunes
que Salh intentó accionar los explosivos al presionar su cuerpo
hacia el suelo, cuando era sometido.
Mientras tanto, entre 50 mil y 60 mil colonos israelíes,
varios de ellos armados, se concentraron esta noche en Tel Aviv para exigir
al gobierno que reprima con mayor dureza la violencia palestina. "Una nación
fuerte destruirá al terrorismo" y "Hay que vencer a Yasser Arafat",
coreaban los manifestantes.