Autorretrato hablado, exposición
auspiciada por Ana María y Tere Pecanins
Diez mujeres se enfrentan al espejo y recrean
rasgos peculiares de su quehacer plástico
El retrato, género sobrecodificado en México
por la fridomanía: Gabriela Romero
Se plantea un tema común de manera ingeniosa,
lúdica y provocadora
MERRY MAC MASTERS
A las siempre inquietas Ana María y Tere Pecanins
se les ocurrió invitar a diez artistas plásticas, todas ellas
mujeres y con propuestas muy diversas para realizar sus respectivos autorretratos
hablados, no precisamente de su persona, sino de su mundo artístico,
a la manera de una expresión propia de su trabajo.
En referencia a un cuadro de Joy Laville, participante
en Autorretrato hablado ?exposición de pintura, arte-objeto,
instalación y dibujo que se inaugura hoy a las 19:30 horas en la
Galería Pecanins, Durango 186, colonia Roma?, donde se ve un hombre
desnudo sobre un diván, Ana María explica: ''Ella vive este
mundo, esos colores, su tranquilidad; la paz que la rodea está significada
como un autorretrato hablado sin ella, pero sí de su quehacer''.
Yani
Pecanins expresa: ''Finalmente trabajo conmigo misma. Siempre hago cosas
como muy íntimas. Entonces empecé a hacer algunas cositas
y al final decidí que debía hacer un puesto de La Lagunilla
adonde uno va, mira, observa y se puede escoger algo. A veces se ven ciertas
cosas, otras no. Siento que soy así. También tiene que ver
con mi amor a las chácharas. Mi trayectoria, lo que he hecho, lo
que me preocupa, todo eso está aquí''.
Recuperación de la memoria
Helen Escobedo pensó en su cotidianidad, es decir,
''levantarme en las mañanas y verme en el espejo. De allí
partió la idea: cómo yo me miro en el espejo. Casi siempre
nada más veo una sección, la que me interesa. Entonces tuve
la idea de fotografiarme o que me fotografiara mi hija por partes, haciendo
gestos y muecas que es lo que hago cuando me miro. Esto lo pasé
a un proceso fotográfico y me coloqué sobre unos rollos de
celuloide. Luego, me dije: a mí me interesa, no como me miro, sino
cómo me miran los demás. Les pregunté a mis asistentes,
dos escultoras: '¿ustedes cómo me ven?' Ellas hicieron el
segundo rollo basado en mi obra''.
A Gabriela Arévalo le resultó atractiva
la invitación de la Galería Pecanins, pues pasaba por un
proceso de transformación. De modo que realizó un cuadro
que es ''un poco la alegoría de resurgir de las cenizas, de salir
del capullo, de reinventarme. Por eso retomé la imagen de La
creación, de Miguel Angel, de Dios creando al hombre. Encima
dibujé dos mujeres. Dios con una mujer y creando a otra mujer, sin
ninguna ilusión necesariamente feminista, sino más bien un
renacimiento, una autocreación''.
Para Betsabeé Romero el autorretrato es un género
''sobrecodificado en México con toda esta pasión por Frida
(Kahlo). Más allá de que la admire como un referente muy
importante en la historia del arte, nos marca como género, como
mujer, como artista. Mi primera idea era salirse del estereotipo, pues
en todas las obras que uno hace hay mucho de lo que uno sabe, pero también
de lo que ignora. Mucho de los demás y una proporción importante
de uno mismo. A pesar de que mi obra busca no tener cuestiones anecdóticas
ni narrativas de mi biografía, el ejercio del artista es como una
recuperación de nuestra memoria. Por eso me interesó ese
tipo de contradicciones que siempre manejo en mi obra, que es una llanta;
es masculina y de la calle; que es industrial, y recogerla hacia lo íntimo''.
Retrato ''pintado''
Marisa Lara expresa que fue muy grato que ''Ana María
y Tere hayan agrupado a diez artistas sobre un tema común planeado
de manera ingeniosa y lúdica, así como provocadora, por el
reto de ponernos en un espejo. Esto de retrato hablado obligaba a la identidad:
¿quién soy hablando por mí misma o por ti o por quién?
Me vino como anillo al dedo, porque es el tema que trabajo. Nunca había
colaborado con ellas, pero descubrí su vitalidad y alegría''.
Y no obstante que la obra de Trini, artista belga, no
es autobiográfica, la artista seleccionó unos dibujos hechos
en los recientes 20 años, ''por ser una visión de mí
misma en muchos estados de ánimo''.
La pintora Laura Quintanilla tampoco había trabajado
autorretrato. Empezó a hacer una serie de entrevistas con sus amigos
para ver cómo la describían. Como notó muchas diferencias
en sus apreciaciones, se fue a la delegación, donde hacen los retratos
hablados; ''describirme y ver si me parecía a lo descrito''. No
es una persona que se analice mucho. Posteriormente, trató de replantear
su personalidad de manera más lúdica, ''sin preocuparme por
cómo me veía, sino mis sentimientos dentro de lo que es mi
retrato pintado''.
Como Manuela Generali está ''muy metida'' en el
paisaje, presenta un cuadro del mar y la lluvia como autorretrato. En la
muestra también participa Adela Trueta.