En el Zócalo, la jornada musical de clausura
Cierran seis voces los festejos del Día Internacional de la Mujer
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Este domingo se clausuraron las jornadas conmemorativas del Día Internacional de la Mujer en el Zócalo capitalino. El cierre de estos festejos estuvo a cargo de seis voces femeninas: María Inés, Mara Ibarra, Claudia Martínez, Gabriela Fernández, Luiba María Hevia, Astrid Hadad y La Sonora Tropicana. En un principio parecía un cartel flojo comparado con los nombres que se habían presentado el día anterior (Betsy Pecanins, Niurka Orozco, Margie Bermejo, Ely Guerra y Cecilia Toussaint, entre otras), pero finalmente resultó ser un gran cartel.
La primera en presentarse fue María Inés, hija de la cantante Amparo Ochoa. A sus apenas 19 años esta intérprete tiene formado su estilo y su personalidad escénica. Mujer de gran temperamento, recorre distintos géneros musicales, donde la palabra es fértil y portadora de un mensaje crítico. Su repertorio va desde la trova al canto nuevo latinoamericano, pasando por la mayoría de los estilos musicales mexicanos, como la ranchera o la trova yucateca. Cuenta que recientemente fue invitada por Carlos Fuentes a un acto donde el escritor fue galardonado. Acudió y cantó las rancheras que más le gustan al intelectual. Su actuación en el Zócalo no fue menos merecedora, y dejó en el público un gran sentimiento de admiración y complicidad.
La siguiente intérprete fue Mara Ibarra. Su actuación se situó en la frontera de la poesía y la música, del recital y el canto. De voz desgarrada y fuerte, esta artista utiliza un lenguaje sencillo, pero claro para defender la cosmovisión femenina, la satisfacción de ser mujer.
El siguiente turno fue para Claudia Martínez. Esta compositora impregnó el escenario, con su música ancestral, de un ambiente profundamente místico. Claudia canta en tzotzil, náhuatl y zapoteco canciones originarias de grupos chiapanecos y oaxaqueños con una voz dulce y muy educada, la cual, en ocasiones recuerda el fado de Amalia Rodrigues o Teresa Salgueiro. En este festival interpretó varias canciones pertenecientes a su más reciente disco, titulado Tonana, el cual parte de un libro que recoge poemas y conjuros tzotziles que las mujeres han ido transmitiendo durante siglos y que combina muy bien con el motivo de este festival: "Me gusta mucho participar en los festejos de este día porque mi disco habla sobre la mujer como una de las partes que construyen el mundo. La mujer tiene el talento para generar vida, no por ser mamá, sino por ser mujer".
Romanticismo
Tras la actuación de Claudia Martínez, llegó el romanticismo de Gabriela Fernández. Esta joven intérprete, de origen chiapaneco, incursionó en la música a través de la ópera, pero prefirió el bolero. "La ópera tiene mucha técnica, pero es muy fría, yo prefiero el bolero que se canta con el corazón" explicó.
Se presentó con el grupo del maestro Reynolds Peña e interpretó boleros como Sólamente una vez o Perfidia, pero también otros géneros como el huapango o el vals. Gabriela es parte de esa nueva generación que defiende el bolero como un género intemporal a diferencia de muchos de sus coetáneos que lo ven anticuado: "Pienso que el bolero es para gente realmente grande, pero grande de espíritu y de corazón, gente que le gusta escuchar las letras que se escriben con el alma. Esta música no va a pasar de moda porque lo que está bien hecho se queda para siempre".
La música mexicana le cedió el paso a la trova cubana con Luiba María Hevia. Esta compositora le canta al amor y a la vida desde la visión de la nueva trova cubana. Similar en estilo a Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, cantó canciones suyas como "Alguien me espera" o "Los sueños", pero también mostró su inquietud por explorar el folclore latinoamericano con canciones argentinas, peruanas y colombianas.
Viola Trigo fue la siguiente cantante en participar. Ataviada con un elegante vestido mexicano se presentó acompañada por músicos de la dinastía Aguilar y por el maestro Rubén Esparza, quien fuera guitarrista de Pedro Infante. La intérprete rindió homenaje al gran compositor Guadalupe Trigo, quien cumple 20 años de fallecido esta semana y con quién compartió 13 años de su vida matrimonial y artística. Con la música en las manos, La milpa de Valerio y Mi ciudad fueron algunas de ellas, junto con un emotivo Cantemos, que compuso Trigo con el poeta Jaime Sabines. Respecto del compositor, Viola comentó: "El era un artesano de la canción porque no creía en la cantidad, sino en la calidad de las canciones".
El momento divertido
Pero si hubo un momento divertido fue la actuación de Astrid Hadad. Con un vestuario muy creativo e ilustrativo de cada canción, la artista interpretó rock, polka, flamenco, pero sobre todo, rancheras con un sentido del humor irónico y muy inteligente. En su puesta en escena Astrid critica, mediante la parodia, la actitudes machistas de los hombres. "A las mujeres en México nos han hecho creer que somos totalmente palacio, cuando somos totalmente pendejas. Tenemos fama de ser las más golpeadas cuando encima, el 80 por ciento de los hombres muestra disfunción sexual. Pues no se dejen mujeres...", fue la introducción para cantar Me golpeaste tanto anoche. Con un lenguaje directo y libre, Astrid dijo sin reparos ni empachos lo que piensa en defensa de la mujer: "Como me ha costado mucho trabajo abrirme paso en la vida, y como soy mujer, todos mis espectáculos están dedicados a la mujer".
El festival del Día Internacional de la Mujer finalizó con el ritmo de La Sonora Tropicana, quienes, a través de su vocalista colombiana Margarita, despidieron unas jornadas reflexivas y artísticas en las que la mujer demostró que ha luchado y avanzado mucho, pero que todavía le quedan muchas batallas por ganar.