Destruyó el ejército dos laboratorios cocaleros y decomisó 7.4 toneladas de droga
Ofensiva militar deja 33 guerrilleros muertos en Colombia; sicarios asesinan a un arzobispo
Navarro Wolff plantea a rebeldes abandonar las armas y buscar un cambio pacífico
DPA, AFP, PL Y REUTERS
Santafe de Bogota, 16 de marzo. El ejército colombiano se adjudicó este sábado la muerte de al menos 33 guerrilleros en combates registrados en la antigua zona de distensión y otras regiones del país, en el contexto de una amplia ofensiva encaminada a consolidar su presencia en todo el territorio tras el rompimiento del proceso de paz del 20 de febrero.
Por otra parte, Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali, fue asesinado hoy por sicarios en esa ciudad del oeste de Colombia, informaron autoridades policiacas.
Entretanto, el general Arsecio Barrero, comandante de la cuarta brigada militar, explicó que los principales combates tuvieron lugar en las afueras de Vista Hermosa, Meta, uno de los cinco municipios que integraban la zona desmilitarizada, donde murieron 17 insurgentes.
La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según dijo, "pretendía cercar y aislar Vista Hermosa". El ejército, añadió, incautó 14 fusiles, un mortero, abundante munición y otros materiales de guerra.
Los combates se extendieron al departamento de Cundinamarca, donde la mayor insurgencia perdió a otros siete de sus hombres, a la par que tres rebeldes más del Ejército de Liberación Nacional (ELN) fueron abatidos en San Luis, Antioquia.
Las FARC sufrieron otras cuatro bajas en Arauca en combates con el ejército, así como otros dos en La Plata, Huila. Además, hubo enfrentamientos en Usme y Fosca, cerca de Bogotá, donde fue capturado un insurgente y se decomisaron explosivos.
El ejército también afirmó haber destruido dos laboratorios cocaleros en la antigua zona de distensión, y decomisado 7.4 toneladas de droga, en acciones en La Macarena y Vista Hermosa, por lo que atribuyó su pertenencia a las FARC.
Colombia se juega su salida pacífica de un gran laberinto social, económico y político, estimó por su parte el ex guerrillero del Movimiento 19 de Abril (M-19) y actual senador electo, Antonio Navarro Wolff, en una entrevista con el diario local El Nacional.
Propuso a las dos principales guerrillas colombianas dejar las armas como una vía para un cambio "factible", aunque reconoció que ni a las FARC ni al ELN les interesa en este momento abandonar las armas y lo ven a él como "un traidor". No obstante, subrayó que Colombia requiere de un cambio pacífico.
Se pronunció contrario a otorgar un "poder absoluto" en las urnas al candidato presidencial derechista Alvaro Uribe, quien encabeza las encuestas de opinión para ganar en los comicios del 26 de mayo.
En otro orden, la emisora de televisión colombiana Caracol ofreció disculpas al gobierno de Venezuela por haber difundido una falsa información sobre entrega de pertrechos militares a las FARC, en relación con la detención de un piloto venezolano, y cuya versión involucraba a las autoridades del vecino país.
En su momento, la Fiscalía y la cancillería colombianas desmintieron la versión, severamente criticada por el gobierno de Hugo Chávez.
Por otra parte, fuentes eclesiásticas confirmaron en Bogotá el asesinato de Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali, de 63 años, baleado cuando viajaba en un auto acompañado por un sacerdote y su chofer, luego de oficiar una misa en que casó a 140 personas en la iglesia del Buen Pastor, en el barrio popular Aguablanca. Los sicarios se acercaron a su vehículo y le dispararon en seis ocasiones.
El sacerdote que lo acompañaba resultó herido en un brazo y se encuentra fuera de peligro, según la policía de Cali.
El prelado fue conducido hasta la clínica Carlos Holmes Trujillo de Cali, donde falleció poco después de las 21 horas locales.
Duarte Cancino era conocido por sus duras opiniones contra la guerrilla y el narcotráfico. A finales de febrero denunció que para la elección legislativa del pasado 10 de marzo había aspirantes que se estaban financiando con dinero del narcotráfico.
El presidente colombiano, Andrés Pastrana, le pidió entonces precisar las denuncias, pero el arzobispo señaló que las evidencias "estaban a la vista" y que él no tenía pruebas para acusar directamente a nadie.
El candidato presidencial Horacio Serpa declaró su repudio por el hecho. "Es un crimen atroz", señaló en declaraciones al canal Uno de televisión.