MONTERREY 2002
De sus filas surgió el EZLN 14 años
después
Bush y Fox estarán hoy en el lugar donde nacieron
las FLN
El gobierno de NL construyó en 1996 el Museo
de Historia Mexicana sobre las ruinas de ese inmueble
JAIME AVILES ENVIADO
Monterrey,
NL, 19 de marzo. Cosas de la vida: los presidentes de México
y de Estados Unidos se reunirán este viernes para hablar a solas,
en la misma calle y en el mismo lote del centro de Monterrey donde el 6
de agosto de 1969 nacieron las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN),
de cuyas filas, el 17 de noviembre de 1983, en algún lugar de la
selva chiapaneca, surgiría el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN).
En efecto, en la esquina de las calles 15 de Mayo y Diego
de Montemayor, en lo que ahora se llama el Barrio Antiguo, frente al adefesio
de la Macroplaza, el gobierno de Nuevo León construyó en
1996 el fastuoso Museo de Historia Mexicana, sobre las ruinas de una casa
solariega donde 27 años antes los hermanos Yáñez Muñoz
y otros románticos soñadores fundaron una de las organizaciones
político-militares más originales del mundo. ¿Qué
cómo lo supe? He aquí la anécdota.
A 30 kilómetros del centro de Monterrey, en el
municipio de Apodaca, hay una casa pintada de verde. En el vestíbulo
de la casa hay una plancha de cemento, sobre la cual había una pesada
estufa de hierro, adosada a una columna forrada de madera. Debajo de la
plancha hay todavía unas rueditas y si alguien jala con fuerza de
dos maderas de la columna, la plancha se mueve hacia delante y, como en
las novelas de misterio, surge un pasadizo secreto que lleva a un sótano,
en el cual a mediados de los años 70 fue concebido el EZLN.
Para recibir a Pablo González Casanova, que esta
noche ofreció en ese lugar una charla sobre los sinsentidos actuales
del mundo, hoy el museo de sitio en que se ha convertido la casa del doctor
Margil Yáñez -padre del abogado César Germán
Yáñez Muñoz, el desaparecido Hermano Pedro,
comandante de las Fuerzas de Liberación Nacional, secuestrado
por el Ejército en Chiapas en 1974, y del arquitecto Fernando Yáñez
Muñoz, conocido como el comandante Germán del EZLN-,
abrió su antiguo escondite para que los visitantes bajaran a conocer
un lugar entrañable de la historia de México.
Si usted no quiere provocarse un chichón al descender
al sótano tiene que encogerse de hombros y agachar la cabeza, pero
si a la mitad del camino voltea y mira hacia arriba, comprenderá
que la columna forrada de madera estaba en realidad hueca por dentro y,
con ayuda de barrotes de acero ordenados en secuencia de escalerilla, conducía
a la azotea de la residencia del doctor Margil.
"Uy, la cantidad de veces que vino la policía pero
nunca hallaron el sótano", decía esta tarde, nostálgica
y sonriente, doña Rosario Ibarra de Piedra, cuyo marido, también
médico, fue gran amigo del padre de los dirigentes rebeldes, cuando
ambas familias vivían en el barrio de San Diego.
Pero ya estamos en el sótano: un espacio de tres
metros de largo, dos de ancho y dos de alto, con el suelo cubierto de aserrín,
en uno de cuyos muros hay una foto de la casa de 15 de Mayo y Diego de
Montemayor (derruida en 1994, año de la insurrección zapatista,
para dar espacio a las obras del Museo de Historia Mexicana). Junto a esa
imagen hay otra, tomada en 1974, pero ésta corresponde a la Casa
Grande de San Miguel Nepantla, estado de México, donde el 14 de
febrero de aquel año, mil 500 militares rodearon y abatieron a tiros
a varios militantes de las FLN, entre ellos la jovencita Dení Prieto
Stock, de sólo 16 años, que desde entonces se convirtió
en leyenda.
Sobre los anaqueles de una estantería hay ejemplares,
impresos con mimeógrafo, de los manuales que los guerrilleros utilizaban
como instrumentos de trabajo: El problema de la guerra y de la paz,
Cuidados de la mujer embarazada, Técnicas para reparar nuestros
zapatos y un Diccionario de tzeltal, que lo dice todo... en
aquella hermosa lengua de los herederos de los mayas.
Junto a estos delgados volúmenes, ilustrados con
simples diagramas y dibujos, hay una fotografía de los primeros
combatientes del EZLN, tomada el 17 de noviembre de 1984, día de
su primer aniversario, en la que ya se advierte la quijotesca y desgarbada
figura del joven capitán insurgente Marcos.
Hay asimismo una minúscula bandera mexicana que,
según un cartel, "viajaba en las mochilas de los guerrilleros por
la selva", al igual que numerosos volantes del "material de análisis
y discusión" de aquellos años. Pero lo más conmovedor,
sin duda, son las fotografías del Hermano Pedro (César
Yáñez), Carlos Vives (Ricardo), Graciano Sánchez
(Teodoro), Elisa Irina Sáinz (Murcia), y de otros
combatientes cuyo verdadero nombre no conoció jamás el guía
que explica el breve recorrido por esta caverna de la memoria secreta de
nuestro pueblo: son rostros acompañados sólo de su nombre
de guerra ?Manolo, Alfredo, Salvador, y de una muchachita bellísima
que utilizaba el seudónimo de María Luisa.
Todos ellos fueron secuestrados y desaparecidos en el
curso de la guerra sucia de los años 70 y 80, y para ellos,
en 1986, Marcos escribió un poema, del cual, sobre el muro
de sus retratos, susurra un fragmento: "Aurora, Teodoro, Murcia, María
Luisa, Ricardo, Manolo, Pedro, Salvador, Alfredo... Yo, la patria, sabré
guardarles su lugar en la historia y velaré por su memoria como
ellos velaron por mi vida".
Encima de los libreros hay dos armatostes de aluminio
que fueron la base de lámparas de neón, pero de doble fondo,
dentro de las cuales viajaban ocultas las armas ?o "los fierros", como
dice el guía? que entraban desde Estados Unidos en su viaje rumbo
a Chiapas.
El escondite fue construido por el arquitecto Fernando
Yáñez, quien hace unos cuantos meses "terminó una
maestría en Ciencias Sociales en la ENAH (Escuela Nacional de Antropología
e Historia)", y figura actualmente como responsable principal del "museo
de sitio" Casa del Doctor Margil AC, ubicado, para los visitantes que se
interesen en conocerlo, en el número 400 de la calle Moisés
Sáenz, Apodaca, Nuevo León, México. La entrada es
gratuita.