Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 21 de marzo de 2002
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Política

ASTILLERO

Julio Hernández López

EL PRESIDENTE DE México está en su punto más alto de popularidad internacional. La reunión de Monterrey, organizada por la ONU para hablar sobre financiación del desarrollo (que ha tenido éxito cualitativo y cuantitativo, al congregar a unos 60 jefes de Estado, y al saber de aumentos en los recursos europeos y estadunidenses para ayuda de países pobres), le permitirá a Vicente Fox fortalecer una parte de su muy anunciada pretensión de convertirse en un líder de talla mundial, quedándose, por lo pronto, sólo con una especie de título honorario de amistoso intermediario entre los intereses estadunidenses y los latinoamericanos (con excepción, naturalmente, de Cuba, cuyo presidente, Fidel Castro, habrá de estropear la bonita foto neoliberal soñada por Bush y Fox, en una visita no tan sorpresiva si se recuerda que La Jornada, dirigida por la reportera Carmen Lira, dio a conocer tal dato en exclusiva 17 días atrás).

LA SUSODICHA REUNION, que formalmente está bajo la conducción de la ONU, ha contado incluso con la suerte de que, hasta el momento, las protestas de los llamados globalifóbicos hayan sido de talla menor a las que suelen producirse en encuentros similares. La cercanía cronológica de una batalla dada en Barcelona habría hecho muy difícil la repetición en suelo mexicano de mayores muestras de rechazo, aunque diversas organizaciones sociales hicieron un esfuerzo notable enmarcado en la convicción de que "otro mundo es posible".

LA CUMBRE PERSONAL del presidente Fox ha servido incluso para darle espacio político a sus dos inmediatos antecesores. Aun cuando hasta ayer había evitado la exposición al público -ya fuera por decisión propia o por petición de Kofi Annan o del mismo Fox-, Ernesto Zedillo estuvo siempre presente en el contexto de esta reunión a la que en algunos de sus previos documentos centrales contribuyó con propuestas y redacción desde su cargo de asesor de la ONU. Faltaba ver si declinaría una invitación formal a una cena que en la ciudad regiomontana ofrecería su sucesor a personalidades relevantes allí reunidas, para saber el grado exacto de abstinencia que habría mantenido el hombre que en su infancia fue bolero y voceador. Justamente para impugnarlo (y así cubrir una doble vertiente, la de la venganza personal y familiar, y la de la defensa de su administración), Carlos Salinas de Gortari también apareció en el amplio foro de la reunión internacional de Monterrey, acusando, mediante artículo en El Universal, al miembro del consejo de administración de Union Pacific de beneficiarse de privatizaciones ferroviarias hechas cuando era presidente, de avisar criminalmente a millonarios mexicanos para que cambiaran sus pesos en dólares antes del "error de diciembre" de 1994, de haber dañado profundamente a la nación con los encubrimientos delictivos hechos a cargo del Fobaproa y de haberle dejado al presidente Fox la fuerte sobrecarga de "deudas ocultas" que le habrían impedido cumplir sus promesas de campaña. El hecho político notable es que los lauros y afanes del economista Zedillo, y las iras sicilianas de Salinas disfrazadas de análisis, confluyen en el regazo político de Fox.

TAN LLAMATIVO MOMENTO foxista de fuerza política hacia el exterior pareciera, sin embargo, recordar los fines de sexenio de la era priísta, cuando los mandatarios estaban, o trataban de estar, o de parecer estar, a punto de convertirse en líderes del orbe, en gurús internacionales (recuérdense los casos paradigmáticos de Luis Echeverría con el tercer mundo y del propio Salinas de Gortari con la Organización Mundial de Comercio). Algo parecido está sucediendo ahora, cuando ni siquiera se ha llegado al año y medio de gobierno.

VEASE, POR EJEMPLO, la irónica circunstancia de que la Cámara de Diputados haya recibido ayer (cuando Fox tomaba posesión de la presidencia de la conferencia de Monterrey) la iniciativa panista de reformas constitucionales para nombrar presidente interino, sustituto o provisional. La propuesta intenta fijar reglas precisas, y evitar interpretaciones, en caso de que el presidente en funciones llegase a faltar, aunque con un agregado que mueve a especulación: el sucesor designado deberá provenir del mismo partido que hubiera ganado originalmente las elecciones correspondientes al periodo en que sucediera la falta del titular. Explicado con coca colas: si algo le llegase a suceder al presidente Fox (muerte, enfermedad grave, incapacidad o renuncia), el PAN debería proponer al sucesor, PAN que, como se sabe, está actualmente controlado por la facción de Diego Fernández de Cevallos, en cuya línea se mueve el relecto líder Luis Felipe Bravo Mena. Muy sabidas son las desavenencias entre el mandatario Fox y el coordinador de los senadores blanquiazules y presidente de la Vanguardia Revolucionaria del Panismo, Diego Jonguitud de Cevallos. Así es que no resultan exageradas las suposiciones que ayer mismo se dieron en San Lázaro, de que los mismos panistas le están "tendiendo la cama" al guanajuatense de botas famosas.

OTRO SIGNO QUE hace recordar los fines priístas de sexenio es la aparición de un hombre fuerte de gobierno que mueve el aparato administrativo y los hilos de la política en aras de su conocida pretensión de ser el siguiente presidente. No se trata, ahora, del secretario de Gobernación (que en este caso también se mueve con la vista puesta en Los Pinos, pero con mayor cuidado), o los secretarios de Programación o Presupuesto (o sus posteriores variantes) o de Hacienda, o del presidente del partido en el poder, sino del titular de Relaciones Exteriores, el muy activo Jorge Castañeda, al que han destapado como candidato presidencial desde su flanco natural de poder: Estados Unidos y en particular The New York Times, al que los periodistas deberán leer no sólo por airada exigencia del canciller hecha el año pasado sino, además, porque en él podrían encontrarse indicios políticos privilegiados, cual diario oficial que fuese del futuro sexenio.

SEGUN DICHA PUBLICACION, candidato presidencial habemus, principalmente porque el bien vestido y bebido canciller mexicano goza del aprecio de los hombres del poder estadunidense. Mejor definición no hay de lo que ha sido Tlatelolco durante el periodo del segundo Castañeda: una diplomacia útil (como el voto ciudadano de 2000) a los intereses del poderoso vecino. Destapado en inglés a tan temprana hora (Ƒcuáles serían los tres sectores: la Casa Blanca, el Pentágono y Wall Street?), Castañeda corre el peligro de contaminar el resto de su gestión por una carga de futurismo que está a la vista, usando la política exterior mexicana como moneda de cambio para afianzar la benevolencia del norte hacia su candidatura en curso.

COMO PUEDE VERSE, el presidente Fox pareciera estar al final de su administración, entre pompas internacionales (a las que ha contribuido, por cierto, la oportunísima detención de Benjamín Arellano Félix en la casa poblana donde pasaba por decente condómino), rejuegos generosos con sus antecesores, preparativos de sustitutos o interinos, destapes precoces y sonrisas triunfales. Lo malo, frente a tales aceleres desbocados, es que todavía faltan más de cuatro años y medio para que ese periodo de gobierno termine.

Fax: 55 45 04 73 [email protected]

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