Viernes 22de marzo de
2002 |
ENTREPANES Un viaje con viaje n Alejandra Fonseca |
Hay viajes que
ilustran, otros que recrean, unos más que divierten,
varios más que llenan el alma y alguno que cambia tu
vida. Al viajar se crea expectativas. Si llegas a un
lugar que conoces, tienes una idea de lo que puedes
encontrar. Si arribas a un lugar nuevo para ti, la
imaginación la echas a volar. Cerca o lejos, viajar es
de lo más emocionante que hay. Todos viajamos: en burro, bicicleta, camión, tren, coche o avión, pero aun el pueblo de junto hemos visitado. Hay quien viaja trabajando o trabaja viajando por lo que termina siendo algo cotidiano, no singular. Y alguien podría decirme: "Hay de viajes a viajes", no en vano quien se mete cualquier tipo de droga, dice que viajó. Estoy segura que el nivel de conciencia te permite hacer viajes cuando viajas. Sin necesidad de droga, ni meditación trascendental, algo pasa, se abre tu conciencia y sentidos y que empiezas a percibir lo que no te habías dado cuenta antes. Pero es un proceso porque no sucede y se agota de repente. Algo había y trabajaba adentro, brota y te transforma. Después de esto, no vuelves a ser la misma, no puedes... Acabo de hacer un viaje que está cambiando mi vida. Fui de visita con mi familia y me encontré a la niña más hermosa que he conocido en mi vida por la desbordante alegría y espontaneidad que le pone a la vida. Tiene cinco años y es dinamita con una rapidez de mente que asusta. Cinco días que estuve de visita y cinco fueron los días plenos en su compañía. Me convertí en niña junto a ella; jugamos escondidillas, carreritas, toro, guerritas de cosquillas, inventamos canciones, bailes y miramos al cielo para inventar figuras e historias. Nos convertíamos en hadas madrinas (y al no cumplir sus deseos me volví "la pinche hada madrina") y compramos iguales pulseras y collares de fantasía que trajimos puestos todo el tiempo para decir "somos gemelas". Dormimos una al lado de la otra contando historias y cuentos; nos acompañábamos al baño, a lavarnos los dientes, peinarnos y vestirnos. Iba a dejarla y recogerla a la escuela y fuimos las incondicionales mejores amigas y hermanas, las almas gemelas... Fue un gran viaje Tengo que confesar algo: en mi vida de niña no tuve a alguien así; ahora de adulta me convierto en niña para recuperar lo que necesitaba. Estoy agradecida con la vida de esta niña maravillosa y la oportunidad de ser su gemela. Mil gracias por este viaje con viaje. |