Director de ¡Ay, Quijote!, montaje
que abrió el octavo Festival Iberoamericano de Teatro
Los colombianos deberían convertirse en Quijotes
para salvar el país: Porras
Por vez primera se presentó en su patria y cosechó
la aceptación de crítica y público
Sancho Panza sintetiza la fraternidad y la confianza;
AL necesita inspirarse en él, advierte
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
Santefe
de Bogota, 25 de marzo. Colombia no necesita uno sino muchos Quijotes.
Todos los colombianos deberían transfigurarse en el caballero de
la noble figura para sacar adelante a este país. Pero para que ya
no ''viajen" de manera individual también requieren inspirarse en
Sancho Panza, quien sintetiza la fraternidad y la confianza en los semejantes.
Habla en entrevista el colombiano Omar Porras, director
de ¡Ay, Quijote!, obra de la compañía suiza
Teatro Malandro que hace diez días inauguró el octavo Festival
Iberoamericano de Teatro de Bogotá y que es considerada por él
mismo un espectáculo ''mágico, poético, de ilusiones
y de fantasías".
Rencuentro con la fe
Formado en Francia y en Suiza y con un reconocimiento
actual en Europa como uno de los mejores directores jóvenes, a sus
38 años Porras se presenta por primera vez en su país y logra
la aceptación de la crítica y del público del festival.
''Este Quijote nos ha servido como una identidad, como
un rencuentro con la fe, con la esperanza, algo que en la grave situación
actual de nuestro país se nos olvida un tanto porque nos desesperamos
un poco. La obra ha representado una comunión y un encuentro cultural
entre la compañía suiza y el público colombiano",
expresa Porras, cuya obra participará en el próximo Festival
Internacional Cervantino de México.
Con 11 años de trabajo en el Teatro Malandro de
Suiza, Omar Porras tuvo que pasar antes por una etapa de penurias y de
múltiples oficios de subsistencia, en el que destaca el aprendizaje
y el trabajo callejero en París.
Se le pregunta acerca de las características específicas
de su Quijote en relación con otras puestas basadas en esa obra
de Miguel de Cervantes. Y se le recuerda que, por ejemplo, hace dos o tres
años Santiago García y la compañía colombiana
La Candelaria presentaron en México un Quijote lúdico y trágico.
''¡Ay, Quijote! es producto de una búsqueda
y una investigación intensas de varios años, y una de sus
grandes particularidades es el hecho de no haber caído en el icono
constante que se tiene de don Quijote como aquel caballero de armadura,
y de Sancho Panza como un compañero bajito, gordo y popular.
''Creo que logramos despojarnos de esa imagen arquetípica
y hemos encontrado la sutileza del personaje en su alma, en su espíritu.
Más que a dos personajes, vemos en Quijote y Sancho una estructura
que nos permite hablar de su lenguaje espiritual y profundo."
Ideogramas con el cuerpo
Además,
este Quijote permite ver la capacidad de los actores para dibujar en el
espacio, con sus cuerpos, un lenguaje singular que Porras compara con ideogramas.
''Sus movimientos tienen una estructura rítmica y visual que compone
imágenes que también son parte del lenguaje de Cervantes",
sostiene.
Pero el Quijote de Porras no sólo mantiene una
relación con la danza, sino con otras artes escénicas como
el canto, las sombras chinas, la música y el trabajo de máscaras.
''Todo esto nos permite lograr una riqueza dramatúrgica y visual
intensa, pues los lenguajes verbal y lineal de la obra de Cervantes no
se alteran, sino que se profundizan para generar una lectura más
universal."
Aclara que en ¡Ay, Quijote! también
busca recuperar lenguajes de otras tradiciones antiguas, así como
de la cultura artística y teatral latinoamericana. ''Los actores
de esta obra son de diez nacionalidades diferentes. Lo que identifica al
Teatro Malandro en Europa y lo que lo hace ver particular y renovador es
su capacidad de mestizaje."
Latinoamérica, espíritu quijotista
-¿Hace falta un Quijote en Colombia?
-Un solo Quijote no podría solucionar las cosas.
Creo que todo el pueblo colombiano y en general todos los pueblos de Latinoamérica
somos Quijotes. Visto el desarrollo y la situación de nuestra cultura
desde la Colonia, hemos sido forjadores de fe y de esperanza. La región
se ha mantenido con la frente muy en alto gracias a ese espíritu
quijotista que tenemos.
Pero agrega: ''Ahora, la situación aquí
en Colombia es muy particular. Creo que los colombianos tienen esa capacidad
quijotista, pero hacen falta un poco más de elementos de Sancho
Panza: fraternidad y confianza en el compañero, en su hermano, en
el que le está dando la mano, en aquel que cree en los sueños.
Tenemos que acompañarnos todos.
''No podemos viajar todos sólo como Quijotes, sino
también con la otra parte, con el complemento que es nuestro hermano,
que es Sancho Panza."