Mi padre es mi maestro más importante,
expresa
Rostropovich, virtuoso del violonchelo, cumple 75 años
La caída del Muro de Berlín unió
su existencia
Loable altruismo del director y su esposa en Rusia
DPA
Moscu,
25 de marzo. Dos días después de la caída del
Muro de Berlín en 1989, Mstislav Rostropovich estaba sentado en
medio del revuelo del Checkpoint Charlie y tocaba concentrado música
de Bach en su violonchelo.
Para el violonchelista y director ruso, quien este miércoles
cumple 75 años, aquel concierto espontáneo fue ''una oración
muy personal". La caída del Muro unió al fin las mitades
de su vida, dividida entre occidente y oriente.
Para los expertos, Rostropovich es el mayor violonchelista
de nuestro tiempo, junto al español Pablo Casals, y uno de los músicos
más multifacéticos.
Nacido el 27 de marzo de 1927 en Baku, actual Azerbaiyán,
en una familia de músicos; apenas hoy menciona a su padre Leopoldo,
también violonchelista, como su maestro más importante.
Rostropovich ofreció los primeros conciertos en
1945, en Moscú. Está casado desde 1955 con la soprano Galina
Vishnevskaia, ex prima donna del Bolshoi.
Según los críticos rusos, en la manera en
que Rostropovich toca el violonchelo se unen ''un sentimiento profundo
con la intelectualidad y un extraordinario talento por percibir la forma".
Defensor de Solyenitsin
Rostropovich cerraba sus conciertos con música
de Johann Sebastian Bach. ''Sin Bach, para mí no existe la vida",
reconoció una vez. Su audacia le trajo problemas con las autoridades
rusas en 1971, cuando salió en defensa del expulsado escritor Alexander
Solyenitsin. En 1974 Rostropovich y su esposa debieron emigrar. En 1978
la pareja fue privada de la nacionalidad soviética, que se les devolvió
en 1990. Entre 1977 y 1994, Rostropovich dirigió la Sinfónica
Nacional en Washington.
Igual que en 1989, en Berlín, Rostropovich se trasladó
a Moscú en agosto de 1991, cuando un levantamiento comunista amenazaba
la recién recuperada libertad. Tres días que luego describió
como ''los más bellos" de su vida.
Tras su regreso a su patria rusa, Rostropovich y su esposa
crearon una red de organizaciones benéficas, que hoy ocupa gran
parte de su tiempo.