En Iztapalapa, intensos preparativos para la representación de jueves y viernes santos
Representar a Jesús, difícil de explicar: Pedro Reyes
MARIANA NORANDI ESPECIAL
El lunes, después del Domingo de Ramos, en Iztapalapa, comienzan los últimos preparativos para las representaciones del jueves y viernes santos.
Con un aspecto más cotidiano que el día anterior, en la explanada de Cuitláhuac el calor es intenso. A un lado de la plaza se encuentra el decorado que ambientará la última cena de Jesucristo; al otro, la escenografía palaciega que enmarcará el juicio de Poncio Pilatos. Desde temprano empiezan a llegar los organizadores y algunos personajes de la 159 representación. Judas y la Virgen María son de los más mañaneros. Mientras esperan que llegue Jesucristo, los organizadores comienzan a lavar los decorados de lámina que se encuentran algo oxidados y deteriorados. A pesar del calor, todos trabajan con entusiasmo y armonía. Cuando llega Jesús, varias niñas lo observan y preguntan si en realidad se trata del personaje que vieron ayer, pues sin túnica, barba y peluca, cuesta identificarlo. Cuando se les informa que efectivamente es Jesús, se ríen y lo observan como si se tratase del mismísimo Mesías.
Pedro Reyes, quien interpreta el papel de Jesucristo, es un muchacho de 26 años que estudió gastronomía y trabaja en el área administrativa de un restaurante. Como casi todos los jóvenes de Iztapalapa, siempre soñó con ser Jesús por una semana, y este año lo consiguió. Mientras lava con una escoba las láminas de las escenografías, lo interrumpimos para platicar sobre su experiencia.
-ƑEs la primera vez que participas en estas representaciones?
-Ya había tenido el privilegio de ser el apóstol Juan hace siete años, y de interpretar a un soldado romano en otra ocasión.
-ƑQué es lo que te gusta de formar parte de esta tradición?
-Es parte de todos los jóvenes de Iztapalapa. Es una tradición muy arraigada en nosotros y nos sentimos orgullosos de ella.
-ƑCuáles son los requisitos para representar a Jesús?
-Ser soltero, no tener compromisos, medir mínimo 1.75 centímetros, no tener tatuajes ni perforaciones en el cuerpo, ser mayor de edad y representarlo con muchas ganas.
-ƑCuánto pesa la cruz que vas a llevar?
-Noventa kilos y la cargo en un recorrido de cuatro kilómetros.
-ƑHas ensayado con ella?
-Ensayo con una cruz similar y uso también un tronco en el Cerro de la Estrella que pesa lo mismo. El recorrido no lo he hecho, pero sí he caminado mucho en el cerro para tratar de acostumbrarme a la cruz, no tanto al peso, sino al dolor que produce en el hombro.
-ƑEn qué consiste tu entrenamiento?
-Corro en el Cerro de la Estrella y acudo a un gimnasio.
-ƑY a nivel espiritual?
-Acudo a una catequista y tengo pláticas con un padre que me aclara las dudas que tengo sobre la vida de Jesús.
-ƑCómo te sientes de ser el centro de atención de Iztapalapa y de tantos reporteros?
-Es una experiencia difícil de explicar; en ella se conjugan muchos estados de ánimo. Emoción, nervios, alegría, tristeza...
-ƑCómo viviste tu primera actuación el Domingo de Ramos?
-Muy bien, al principio me sentía un poco tenso, pero luego me fui llenando de fe, entregándome a Dios y a Jesús y me dieron mucha energía.
-ƑQué va a cambiar después de esta experiencia?
-Mi vida, porque esto va a ser un recuerdo que tendré siempre. El día que me case y tenga hijos, será un gran orgullo contarles la experiencia que viví.
Esta vivencia es recordada con gran emoción por cada uno de los iztapalenses que han representado alguna vez a Cristo. Cuando cualquiera de ellos habla de la experiencia es revivir aquellos días. Francisco López, quien encarnó a Jesús en 1994, recuerda: "El momento cumbre es el Viernes Santo, cuando estás en la cruz. Es una paz y una tranquilidad tan grande que nunca he podido volver a experimentar".
Pero si hay un momento en que Francisco se expresa con más emoción es cuando recuerda el vía crucis: "En mi caso cargué una cruz de 95 kilos. Al principio la sentí muy pesada, pero conforme mi cuerpo se iba acostumbrando, fue perdiendo el peso. Sentía unas ganas terribles de llorar y sentía soledad porque, aunque ves mucha gente, es como si no estuvieran, ya que vas preparando tu diálogo y controlando la emoción y el nerviosismo para que no te vayan a ganar".
Es tan trascendental esta festividad en Iztapalapa y tan importante el recuerdo que ayer, como cada lunes santo, a las 13 horas, se realizó en la iglesia de San Lucas una misa conmemorativa en memoria de aquellos organizadores y personajes que algún día fueron parte de esta representación y que hoy ya no están.