Empezamos a saber
para quién trabaja
Los argumentos
que da el ayuntamiento para construir el
controvertido estacionamiento subterrráneo
podrían resumirse en dos: las grandes ciudades
tienen uno; y, "hay que llevar gente al
centro" para "revivirlo".
El primero es el más socorrido de los recursos
aldeanos para tratar de convencer a la gente de
un proyecto de "modernidad". Pero de
"modernidades" está sembrado el camino
del infierno. Puebla lo sabe. La
"modernidad" de los conquistadores-
fundadores inició la devastación de La
Malinche, que llegaba hasta el hoy Paseo de San
Francisco. Otra fue la que ocurrió durante la
primera mitad del siglo XX, que destruyó la
mayoría de preciosos edificios construidos entre
los siglos XVI y XIX, buena parte de ella
amparada en los caprichos de William Jenkins y
empleados suyos como Manuel Espinosa Yglesias
-hoy prócer local- y Gabriel Alarcón. Siempre
ha habido un común denominador en estas
"modernidades": Hacer dinero
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rápido y abundante. ¿De verdad
quieren hacer comparaciones?, órale.
El segundo revela la idea que tiene esta
administración sobre quiénes son
"gente" (¿"de razón"?) para
ir al centro. ¿Los que vamos no somos
"gente", según dice el regidor Héctor
Montiel?, pero si el Papa Pablo III reconoció en
la bula Sublimis deus, en el siglo XVI, que los
prietos somos seres racionales, ¿por qué
entonces lo duda? ¿O "gente" es nada
más la "bonita", la güera, la que va
a Angelópolis?
Hoy es lo mismo, pero ¿quiénes se quieren
beneficiar con este proyecto? Dos grupos, que a
la vez son el mismo: los gobernantes, a través
de las clásicas triquiñuelas que se hacen en la
realización de la obra pública, técnica muy
bien desarrollada por los priistas en sus 70
años de gobierno y descrita magistralmente en su
tesis de doctorado por el investigador
universitario Jaime Castillo Palma, de la que
sabe de sobra este constructor llamado Luis
Paredes; y, en segundo lugar, los comerciantes
establecidos en el Centro Histórico. Uno de
ellos sin duda debe ser la familia Rodríguez
Posada, dueños de Almacenes Rodríguez Catedral. |
Los dueños de este calzonero
establecimiento fincado en un edificio
resultante, por cierto, de la era de
"modernidad" referida, para hacer
burdas imitaciones de obras fuereñas son, parece
ser, asesores de Paredes: Rafael y Juan José,
los que han estado librando una batalla más
privada que pública, por el momento, para que se
haga la obra.
Por ejemplo, han retirado su publicidad y
amenazado con hacerlo en otros casos, en medios
de comunicación que han criticado el
"megaproyecto" subterráneo. Están en
su derecho, como lo estamos los ciudadanos al
denunciarlo. La historia ya dirá.
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