Martes 16 de abril de
2002 |
Carpeta El mensaje de Fox a la nación, provocado n Sergio Cortés Sánchez |
Avido de mejorar su
investidura presidencial y de posicionar a su partido
ante la próxima renovación de la Cámara de diputados
federales, el presidente Vicente Fox utilizó, el pasado
martes 9, la cadena nacional de radiocomunicación para
trasmitir un mensaje a la nación denunciando a tres
partidos políticos que le vetaron un viaje a Estados
Unidos. Según el texto leído, los senadores que no le
concedieron el permiso lo hicieron "por falta de
visión y por anteponer (sus) intereses partidistas a los
intereses de la nación, (ellos) no desean que México
progrese". Fox reitera: "Tal parece que la
oposición se ha empeñado en que mi gobierno no cumpla
con el cambio por el cual ustedes votaron". La
inversión foránea que nos llevaría al paraíso no
fluirá por la no concreción del viaje y los
connacionales radicados en Estados Unidos no serán
defendidos in situ por el presidente de México debido a
"decisiones partidistas contrarias a los intereses
del país". La respuesta presidencial es impropia de
la investidura, pues no corresponde al Ejecutivo federal
azuzar divisionismo sino convocar consensos, él no es el
presidente de Acción Nacional, lo es de República. Fox miente reiteradamente: el fallo de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos "en perjuicio del mexicano José Castro y, potencialmente, de muchos otros connacionales" se emitió el 27 de septiembre, y hasta antes del veto sólo se había emitido un lamento a través de la embajador de México en Estados Unidos; Vicente Fox no se había pronunciado al respecto, lo hizo por la noche del martes 9 en su mensaje a la nación, posteriormente lo abordaría en San José, Costa Rica, el día 12, al solicitar la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que analice dicho caso. Para exponer su posición ante las condiciones de servidumbre a que están sometidos los connacionales en los Estados Unidos no necesita viajar. Para fortalecer los esquemas de protección de los mexicanos radicados en los Estados Unidos puede agendar el libre tránsito por la frontera norte y legalización de indocumentados para discutirlo con su homónimo de los Estados Unidos, a quien por cierto no visitaba en esta ocasión. A excepción de Carlos Abascal Carranza, secretario de Trabajo, quien ha minimizado el despido injustificado de los trabajadores indocumentados en los Estados Unidos, la mayoría de los actores sociales de México han condenando el dictamen de la Suprema Corte de aquel país, incluso el episcopado mexicano. Fox acomodó los hechos a su conveniencia y lo que no había hecho por sumisión ahora resulta que la oposición se lo impidió, cuando fue precisamente lo errático de la política exterior lo que motivo la negativa del permiso. El artículo 88 constitucional que consigna la autorización del Senado de las salidas presidenciales al exterior debe ser analizado para garantizar que el Ejecutivo federal, sea quien fuera, no sea rehén de grupos parlamentarios. Ya le sucedió a Ernesto Zedillo en diciembre de 1999, ahora le tocó a Vicente Fox. La presidencia está obligada a fundamentar los objetivos del viaje, el carácter de la visita, la agenda de trabajo y a informar de sus resultados. Cuando Fox estuvo en Nueva York para intervenir en la ONU el año pasado, no tuvo tiempo para visitar a los connacionales radicados en aquella ciudad ni hubo mensajes o apoyos para aquéllos que perdieron a sus familiares el 11 de septiembre. Hasta el momento, Fox no ha dicho nada sobre las Fronteras Inteligentes convenidas con el gobierno de Estados Unidos ni sobre el libre tránsito de personas entre los países socios del TLC ni sobre el exterminio de israelitas y palestinos; la política exterior es asunto de Estado y no solamente del ejecutivo federal. Mártir, demócrata, redentor, defensor de los derechos humanos y único representante de los intereses nacionales, tal es la imagen que Fox nos ofreció en su mensaje a la nación. Los bien intencionados deben no sólo apoyarlo, sino sufragar por Acción Nacional en las próximas elecciones federales. Sólo hay una opción: por el cambio o contra él. |