Martes 16 de abril de
2002 |
n Finalmente Mariano González no llevó a cabo el ofrecimiento |
Incumple el PRI su promesa de firmar bajo protesta el acuerdo |
q Ni siquiera conocíamos el texto, apuntó Víctor Hugo Cahuantzi n La víspera avaló un desplegado con la postura de los diputados n El dirigente estatal del partido nunca llegó al acto protocolario |
Fabián Robles y Juan Luis Cruz n |
Más de dos horas
tuvieron los priistas en vilo a los reporteros en un
restaurante de la ciudad capital, sólo para anunciar que
sí firmarían el Acuerdo Político Tlaxcala 2002, "pero
bajo protesta". Minutos después se comprobó que no
cumplieron su palabra. El cónclave de la cúpula tricolor con los legisladores fue prolongado. Más de 180 minutos les llevó la planeación de este acto. En otro punto de la ciudad, allá en el Centro Expositor "Adolfo López Mateos", los actores políticos, económicos y sociales -eso sí, no estuvieron todos los que son, y muchos de los que estaban no lo eran- firmaban ya el acuerdo convocado, desde hace tres meses, por Alfonso Sánchez Anaya. Despreocupados, los priistas desayunaban carne asada con chilaquiles. Ellas prefirieron fruta y jugo natural. Al fin y al cabo para eso estaba agendada esta reunión desde hace más de un mes: para departir, platicar y establecer una mejor comunicación entre unos y otros diputados con la dirigencia estatal. También para buscar nuevas formas de gestión en el ámbito federal "porque aquí no hemos encontrado eco". Según Victor Hugo Cahuantzi, presidente de la mesa directiva del Poder Legislativo, "¡fue una verdadera coincidencia que nos reuniéramos para desayunar justo el día en que se firmaría el acuerdo! Es más, ¡nadie de nosotros conocía el documento!" Pero el diputado local mintió. En la edición de este lunes de un diario local apareció un desplegado firmado -incluso por él- en el que la bancada tricolor condiciona su participación en ese pacto. En el texto, los diputados locales, encabezados por su líder Mariano González Zarur, condicionaron su participación en el acuerdo a que éste sea elaborado con la intervención y el consenso de todos los involucrados, fincado en el compromiso de mutuo respeto entre los poderes del estado y entre éstos y los organismos públicos autónomos. Otra condición fue que se establezca el compromiso del manejo de los programas y apoyos institucionales a la sociedad tlaxcalteca, sin criterios de clientelismo partidista; de reforzar el Estado de derecho y el funcionamiento regular de sus poderes e instituciones, "por lo que demandamos se abstenga el Ejecutivo de interferir en la vida interna de los mismos". El contenido de este desplegado más tarde fue ratificado por Albino Mendieta Cuapio y Víctor López Hernández -aquél, diputado federal, soberbio como siempre; éste, legislador local, callado y sumiso-, quienes fueron designados para dar la cara ante los medios de comunicación e informar la decisión que, "por consenso" -dicen-, lograron en privado los representantes priistas de Tlaxcala ante la Cámara Baja y ante el Congreso del estado. "Hay algunos sectores, como el campesino y el laboral, que no están incluidos en el acuerdo, y si es un pacto, entonces debió consensuarse y tomar los puntos de vista de todos los actores. Aun así, no guardamos ningún resentimiento, pues somos respetuosos y seguiremos participando siempre que nos inviten... pero sugerimos que nos abran las puertas", apuntó Mendieta Cuapio. La obligada conferencia de prensa fue aprovechada por Mariano González para -fiel a su costumbre- escapar del acoso reporteril. A toda prisa, salió del restaurante cobijado por la diputada local María del Refugio Juárez Rivas, y escoltado por el resto de sus homólogos. "El senador (Mariano) ya se fue a firmar el acuerdo (...) aunque para todo pacto hay tiempos correctos con el fin de que todos puedan participar. Una de las premisas actuales es ser tolerantes, incluyentes y respetuosos, por eso sugerimos que el gobernador lo sea y también esperamos que el acuerdo sirva de algo", insistió Albino Mendieta Cuapio. Como impulsados por un resorte, los reporteros corrieron hacia el centro expositor. Ahí, el acto protocolario ya había terminado. El dirigente estatal priista nunca llegó. Sólo hizo acto de presencia el diputado federal Mendieta Cuapio, quien dialogó brevemente con el gobernador. -Venimos retrasados, tuvimos una reunión con diputados locales y de nuestra fracción parlamentaria, pero estamos aquí, presentes en esta situación -se disculpó el líder moral del magisterio tlaxcalteca. -Sí, pero vamos a tener otras reuniones para hablar... por supuesto, de Tlaxcala y de los maestros -contestó Sánchez Anaya, en tono afable. -Es importante... -Muchas gracias diputado, gracias por su solidaridad, sobre todo por su solidaridad con Tlaxcala -Sí, muy amable. Después del encuentro, en entrevista, el gobernador destacó la suma a este acuerdo de las centrales obreras y de 33 alcaldes de filiación priista. Por eso, consideró que la actitud de la cúpula tricolor tlaxcalteca y de los diputados locales de ese partido fue caprichosa y con tintes de protagonismo, en busca de capital político para las elecciones locales que deberá efectuarse en el año 2004. Aún así, dejó abierta la invitación para que, si quieren, los priistas puedan sumarse a esta alianza tlaxcalteca. |