Se espera en Washington masiva jornada de protestas contra organismos financieros
La sociedad, sin voz en la elección de las políticas macroeconómicas, admite el BM
Los gobiernos monopolizan la toma de decisiones en la materia, reveló Wolfensohn
ROBERTO GONZALEZ AMADOR, ZJIM CASON Y DAVID BROOKS ENVIADO Y CORRESPONSALES
Washington, DC, 19 de abril. En la víspera de una jornada de protesta contra los organismos financieros internacionales, el Banco Mundial aceptó que las organizaciones civiles no tendrán una influencia significativa en determinar el rumbo de las políticas macroeconómicas y de ajuste fiscal en los países en desarrollo.
En una declaración que confirma la limitada participación de la sociedad civil en las decisiones económicas de sus países, el presidente del Banco Mundial, James D. Wolfensohn, sostuvo que los gobiernos de cada nación expresan resistencias para incorporar a sus programas económicos las demandas que plantean los grupos de la sociedad civil al organismo internacional.
A partir de mañana sábado, esta ciudad será escenario de una serie de protestas, centradas, entre otras causas, en el rechazo a las políticas dictadas a las naciones en desarrollo por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismos que realizan aquí su reunión anual de primavera.
Los organizadores de la manifestación, una amplia coalición que ha ido creciendo desde las protestas de noviembre de 1999 en Seattle contra la Organización Mundial de Comercio, mantienen una crítica a los organismos internacionales, pues argumentan que las políticas que imponen a los países en desarrollo dan prioridad a las metas macroeconómicas y al ajuste estructural antes de crear condiciones que eviten el aumento de la pobreza.
Entre los grupos que organizan la protesta contra el FMI y el Banco Mundial hay organizaciones como Movilización por la Justicia Global y la campaña 50 Años es Suficiente, que han logrado crear una amplia conciencia sobre los efectos de las políticas de apertura económica, comercial y financiera impuestas por los organismos internacionales.
James D. Wolfensohn, quien en el pasado ha mostrado una actitud de apertura para entablar un diálogo con grupos opositores al Banco Mundial y al FMI, dejó en claro hoy el límite que puede alcanzar la influencia de la sociedad civil en la discusión sobre el rumbo que se imprime a las economías nacionales.
En conferencia de prensa, Wolfensohn expuso que la posibilidad de que las demandas de los grupos de la sociedad civil, que reclaman más atención a los temas sociales en la conducción de la política económica, sean incorporadas a las políticas del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional es limitada.
"Los gobiernos nos dicen que ellos han sido elegidos en votaciones democráticas y que es con ellos, con los gobiernos, con quienes debemos tratar todos esos temas de macroeconomía y asuntos fiscales (que son los que más inciden sobre la pobreza). Los gobiernos, que son los accionistas del Banco Mundial, nos dicen que no es con las personas que ningún pueblo ha elegido con quienes nosotros debemos tratar esos temas relevantes. Yo recibo todas estas reacciones."
Wolfensohn dijo que de manera personal él "siempre" está dispuesto a reunirse con los representantes de los grupos y coaliciones contrarias al actual modelo de globalización económica.
"Siempre estoy pronto a reunirme con ellos (con los manifestantes). En estos días voy a sostener un encuentro con un grupo que analiza los programas de ajuste estructural. Pero mi respuesta a sus críticas es que hemos recorrido un largo camino en los pasados cinco años y que los programas de reducción de la pobreza incluyen las opiniones de la sociedad civil en una proporción mayor de lo que ellos hubieran imaginado", sostuvo.
El presidente del Banco Mundial aseguró que la forma en que esa institución aborda los temas relativos al comercio internacional y el alivio de la deuda "ha mejorado mucho en el pasado lustro". Así, reclamó a los grupos que apoyan las campañas por una reforma de los organismos financieros internacionales "que cambien su forma de ver las cosas y que no digan que no hemos hecho lo suficiente. Está bien si critican los programas que vamos a instrumentar en el futuro, pero que no digan que no hemos hecho nada para avanzar en estos años".
Argentina, a la espera
En el contexto de la reunión de primavera entre el Banco Mundial y el FMI, el gobierno argentino lleva a cabo desesperados esfuerzos para conseguir apoyo político y financiero a un plan del gobierno del presidente Eduardo Duhalde para sacar a ese país de una recesión que se prolonga ya por 46 meses.
El gobierno argentino, que declaró una moratoria sobre el pago de su deuda externa en enero pasado, espera conseguir un préstamo de emergencia de 9 mil millones de dólares para atender los vencimientos de este año.
"No me consta que haya un compromiso del Fondo Monetario Internacional para realizar un desembolso en favor de Argentina", declaró aquí Héctor Stupenengo, vocero del Ministerio de Economía de ese país sudamericano.
Un acuerdo, sin embargo, parece lejano todavía. El ministro de Economía, Jorge Remes, se encuentra en esta ciudad negociando directamente con el FMI, mientras una misión del organismo financiero internacional regresó de Buenos Aires el martes pasado.
El FMI se niega a aprobar un nuevo programa con Argentina hasta que ese país sudamericano, en el que 20 por ciento de la población en edad de trabajar se encuentra desempleada, no reduzca el déficit presupuestal y reforme algunas leyes para garantizar los intereses de los inversionistas privados, sobre todo extranjeros.
En un hecho que revela las dificultades entre el actual gobierno argentino y sus acreedores, el ministro Remes sostenía este día una reunión con la consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, según informó el propio vocero Stupenengo.
A lo largo del día, Jorge Remes tuvo encuentros privados con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill; con el secretario de Economía español, Rodrigo Rato (España es uno de los principales inversionistas extranjeros en Argentina), y con los ministros de Finanzas de Francia, Laurent Fabius, y de Brasil (principal socio argentino en Mercosur), Pedro Malán.
Wolfensohn comentó hoy que ese organismo había desembolsado ya 100 millones de dólares en los días anteriores para financiar programas sociales en Argentina.
Sin embargo, mencionó que la entrega de otros 600 millones del Banco para programas sociales está condicionada a que Argentina alcance un acuerdo definitivo con el Fondo Monetario Internacional.
"Hay en el Banco Mundial dinero para financiar programas sociales en Argentina, pero todo dependerá de los acuerdos que logre el gobierno (de ese país) con el FMI", dijo Wolfensohn.