El próximo sábado abrirá su exposición Desconfines en la galería López Quiroga
Romper límites y tener más libertad creativa, afán de González Gortázar
Primera vez en 18 años que realiza una muestra individual sólo con obra reciente
El color hace vibrar la atmósfera dentro y en torno de las esculturas, señala el artista
MERRY MAC MASTERS
''Desconfines" es una palabra que no existe en el diccionario. No obstante, para el arquitecto y artista Fernando González Gortázar ''es justamente el hecho de romper límites, en primer lugar, en la obra y supongo que también en lo personal. Es decir, se trata de una obra que quiere o quiso alcanzar niveles de libertad más grandes de lo que yo había sido capaz nunca antes".
No fue un título escogido de antemano, pero una vez que González Gortázar había reunido sus esculturas y buena parte de los dibujos, pensó en un nombre que fuera por sí mismo ''una definición y una declaración", propósitos que se cumplen con esa palabra.
Desconfines, exposición de escultura, dibujo y gráfica del artista que tendrá sorpresas, será inaugurada el sábado 27 a las 12 horas en la galería López Quiroga de Aristóteles 169, Polanco. Es la primera vez en 18 años que González Gortázar realiza una muestra individual de obra reciente -todas las piezas fueron hechas en los pasados 24 meses- en una galería, aunque su producción escultórica siempre se ha visto en colectivas. Sus exhibiciones de los tres años anteriores en México como en España y Hungría han sido retrospectivas.
La virtud de la paciencia
La sorpresa mayor quizá es que por vez primera González Gortázar exhibe dibujo (19) como obra autónoma. Hace algunos años el artista expuso dibujos en Aranjuez, España, luego en el Museo José Luis Cuevas dentro de la muestra Homenaje al lápiz, así como en su retrospectiva Años de sueños, 1965-1999 en el Museo Tamayo. Pero ''eran dibujos de clara filiación arquitectónica". Ahora, explica, ''es la primera vez en la que los dibujos entran de lleno al campo de lo pictórico".
González Gortázar se dice sorprendido de haber sido capaz de crear los dibujos en cuestión: ''Independientemente de que sean buenos o no, me siento como que otro los hizo a través de mi mano. Cada que terminaba uno decía: es que no soy capaz de hacer esto. Además, descubrí con azoro que tengo la virtud de la paciencia, algo que jamás imaginé, ser capaz de pasarme días y semanas trabajando sobre un mismo papel con enorme placer y relajamiento". Asimismo, es la primera vez que incursiona en el campo de la gráfica con grabados al azúcar y aguafuerte.
Si a primera vista sus formas parecen orgánicas o salidas de la naturaleza, el entrevistado asegura no haber buscado hacer nada en particular:
''Quería hacer una obra que me dejara satisfecho como creación artística. Pero como ha sucedido tantas veces en mi vida, creo que cada vez con mayor claridad la naturaleza brota de forma espontánea en mi trabajo arquitectónico, escultórico o en ese caso bidimensional, como una consecuencia inevitable y feliz de haberme pasado la vida entera contemplando la naturaleza. Las formas ya no son de la naturaleza, las hice propias y de una manera inevitable estarán presentes en lo que haga el resto de mi vida. Por lo menos así lo espero."
Dos de los dibujos, sin embargo, no forman parte de la serie Desconfines. Se trata de la tinta Un ramo de flores para la causa indígena (2001), que González González hizo para el cuadernillo con el que, mediante La Jornada, varios artistas ''dimos la bienvenida a la marcha zapatista". El otro es un autorretrato caricaturesco dibujado hace ''muy pocos días", que retoma uno de hace 40 años. Un día, dice, hojeando el libro de Manuel Larrosa en el que se publicó aquel primer autorretrato, ''se me antojó proseguirlo".
Los materiales predominantes en sus esculturas son el acero pintado y la piedra. Abunda: ''Desde las columnas que expuse en el camellón de Paseo de la Reforma, empecé a verme más capaz de introducir la materia prima de los arquitectos: el espacio. Me importa mucho que entre el lleno y el vacío hay una especie de penetración mutua. Las esculturas expuestas son 10 por ciento lleno y 90 por ciento aire. Trabajo con un aire coloreado. El color es parte importante de lo que aquí propongo, es el que da o quita presencia a lo sólido. Es el que hace vibrar la atmósfera dentro y en torno de las piezas''.
Espíritu renovado
''Es increíble cómo se transfigura una hoja de metal en el momento que se empieza a doblar, a penetrar en el aire y a modificar en lo cromático. Las piezas se vuelven, o bien, enteramente fantasmales, si son blancas, como hay algunas aquí, que apenas existen, en cuyo caso contrastan de manera brutal con un enorme peñasco que les sirve de base, o bien si se colorea de un modo o de otro, y si el color las unifica o desdobla. Se trata del inicio de reflexiones que ojalá tenga oportunidad de proseguir", explica González Gortázar.
Unas canicas de vidrio amarillas rematan una serie de pequeños conos negros en la escultura Homenaje a VR, en referencia a los volcanes del pintor y escultor Vicente Rojo que acaban de concluir exhibición en la galería López Quiroga.
Desconfines encierra un espíritu renovado, que González Gortázar dice compartir en lo personal: ''Creo que estoy en un buen momento de mi vida. Me siento muy dueño de ella, muy sereno, muy creativo, muy contento".