Después de 20 años vuelve a dirigir
la obra de Shakespeare, ahora por encargo
Jesusa Rodríguez revisita un Macbeth que encarna
la ignorancia en el poder
Mezcla el tiempo del dramaturgo y el suyo constituido
por su coraje contra el racismo y la discriminación El montaje
en el Teatro de la Ciudad, ''homenaje a la señora de Fox''
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Macbeth, el personaje de William Shakespeare, encarna
la ignorancia en el poder, la burocracia corrupta y el catolicismo asesino
en la versión que se estrena este sábado, bajo la dirección
de Jesusa Rodríguez, en el Teatro de la Ciudad. Una historia que
mezcla el tiempo del dramaturgo inglés y el actual. En el primero
hablan los personajes de Shakespeare. El segundo recoge el coraje de la
directora contra el racismo y la discriminación.
Son más de las dos de la mañana, una semana
antes del estreno de Macbeth, en las oficinas de El Hábito.
Ahí, Jesusa recuerda que esa fue la primera obra de teatro que leyó
y también la primera que dirigió, hace dos décadas,
en La Capilla.
Cuando tenía 13 años le comunicaron el suicidio
de su compañera de banca en la secundaria; colgó el teléfono
y, sobre su regazo, estaba Macbeth, "miré el libro. Era una mala
traducción y leí 'Señor, la reina ha muerto'. Macbeth
contesta: 'debió haber vivido más. Siempre hay tiempo para
morir'. Sé que Shakespeare no dice eso, sino 'she should've die
here after', debió morir más tarde o más temprano".
Tiempo para morir
Macbeth, añade, fue la obra que le aclaró
lo que llama ''la razón de vivir" y es que en ese momento advirtió
que ''la experiencia de la muerte es la que siempre se va a dar en el tiempo.
Para qué matarse si eso es seguro. Hay tiempo para morir.
''Ahora, 20 años después de la puesta en
La Capilla, sinceramente no sé por qué volví a hacerlo.
Quizá para terminar un ciclo de teatro y comenzar un ciclo de oscuridad.
También diría que lo hice porque tengo mucha rabia hacia
el racismo de este país y de muchos otros."
Ya ''en serio'', se podría decir, ''es la primera
vez que hago una obra por encargo. Este es el mes de los festejos del cumpleaños
de Marta Sahagún, por eso se abrió el Teatro de la Ciudad
el pasado 11 y el tenor Plácido Domingo le cantó de rodillas.
Pensé: 'bueno, si me encargan una obra hagamos Macbeth por
el parecido enorme entre Marta Sahagún y Lady Macbeth. Es un homenaje
a la señora de Fox y sus amigas".
Lo cierto es que ni recuerda al responsable del encargo,
pero ''me dio tanto entusiasmo festejar a la señora Sahagún
que ni pregunté".
Lady Macbeth personifica la parte más degradada
del ser humano. Es la serpiente hipnótica, pero mortífera;
lo de Marta Sahagún es una broma, porque no creo que tenga la altura
para llegar a ser un personaje trágico. En todo caso puede aspirar
al melodrama de Televisa, expresa la actriz.
La diferencia entre el Macbeth de hace 20 años
y el de ahora es que el de La Capilla fue hecho por inconsciencia y placer.
El del Teatro de la Ciudad es resultado del estudio de la obra. Quiso conocerla
''casi como dice Sor Juana: hay que caminar primero por intuición,
luego regresar y empezar aristotélicamente. Esta vez lo hice paso
a paso" de la mano de Aurora Pimentel. Ambas hicieron la traducción
después de revisar ocho trabajos.
Bello poema para hablar de lo horrible
El texto de Jesusa Rodríguez y Aurora Pimentel
"es más apegado a Shakespeare. Es ortodoxo, cercano al escritor
pero contemporáneo, porque queremos que la gente escuche a Macbeth".
Es contemporáneo porque la directora entrecruza
dos historias: la del tiempo del autor inglés y el nuestro, contada
a partir de una pareja burguesa y tres empleadas domésticas que
se cansan de ser sometidas. ''Quiero que el espectador lea las dos. Hace
20 años hice la obra también en la habitación de una
pareja, ahora sólo sumé lo que siento que vive el mundo:
la discriminación y el racismo, el cáncer de hoy".
Lo más difícil que ha enfrentado al dirigir
esa tragedia es ''mirar mi lado terrible, mi capacidad de asesinar, de
destruir el tiempo, de acabar con mi vida y ver cómo Shakespeare
hizo el más bello poema para hablar de lo más horrible".
Al empezar el proyecto pensó que Macbeth podría
ser el dictador chileno Augusto Pinochet, pero hoy sabe que el protagonista
de la obra, escrita probablemente en 1606, ''es la ignorancia en el poder,
la burocracia corrupta y el catolicismo asesino. Estoy haciendo la historia
del racismo, el servilismo y esclavismo vigentes desde hace miles de años
en muchos países, no sólo en México".
Para Jesusa, Macbeth ya no es sólo el placer
sino el abismo, porque es como una montaña ''la ves y dices sí
la subo. Pero conforme más te acercas se hace más alta y
más escarpada. Ahora estoy en las altas cumbres, las más
difíciles y bellas. Sé que si no me tranquilizo me caigo".