La casa del mono y otros crímenes es el título más reciente de su narrativa
El cuento es un rayo de luz instantáneo y la novela un cuarto oscuro: Gerardo de la Torre
''El Presidente y el canciller trabajan con un estilo pinochesco'', opina
CESAR GÜEMES
Comunista de roja osamenta, egresado del célebre taller de Juan José Arreola, petrolero, novelista, caminante, boxeador, cuarto en orden al bat cuando se trata de la pelota caliente, Gerardo de la Torre no se deja, no se rinde, no claudica. Autor más de novela que de cuento, en recientes fechas ha dado a conocer varios volúmenes de este género, Tobalá y otros mezcales, De amor la llama y ahora La casa del mono y otros crímenes, que se presentó anoche en la rumbosa cantina Covadonga, en plena colonia Roma. El libro forma parte de la serie Ficticia, que a su vez corresponde a la Biblioteca de cuento Anís del Mono, auspiciada por la dulce bebida y casa Osborne.
Aunque el título las señale como policiacas, en realidad las seis historias del libro, a decir de su autor, ''son cuentos casi policiacos, vienen a ser historias criminales frustradas en las que no hay una investigación que culmine. Más bien está ahí el ambiente ominoso que todos percibimos en ciudades como la de México. Desde luego todo esto tiene que ver con que en algún momento de mi vida escribí historias de terror y policiacas para la televisión. Creo que fue el instante de reunir este grupo de narraciones y como me parece que funcionan, difundirlas en conjunto".
Sin adicción por el crimen real
-Así como uno de tus personajes es asiduo a los diarios de sucesos delictivos, Ƒlo eres tú mismo?
-La verdad no. De los crímenes me entero por la televisión o la radio. No soy adicto al crimen real sino más bien a la lectura de los escritores policiacos clásicos. Ultimamente me he interesado mucho en James Elroy y en Elmor Leonard, uno en California y otro en Florida. Esa literatura seca, frontal, dura, sórdida, es uno de mis alimentos, sin desdeñar autores y autoras de ingenio criminal. Desde luego me nutro del cine negro de los años 40 y 50.
-Sin embargo, continuarás con la novela.
-Sí, desde luego. De hecho tengo tres novelas inéditas que no me decido a publicar porque aún no me tienen satisfecho. El caso es que las tres están amarradas sin contar que las pensé como una tetralogía sobre los comunistas. Entonces decidí fundir dos de ellas, que corresponden al final y la del inicio, que se relaciona con mis años de rojo frustrado, cada vez más frustrado en un país como el nuestro. El caso es que no he logrado la manera de articularlas, al menos no como las pensé en un principio. Sé que debo dedicarme más, lo acepto. Las novelas se diferencian del cuento en que este último es un rayo de luz instantáneo mientras que aquellas son cuartos oscuros en los que busco a tientas la salida o la ventana para ubicarme. Digamos que en la novela conozco la entrada y la salida, pero no todo lo que está en el interior.
Canal Once, emisora decente
-Varios de tus personajes, incluidos algunos de La casa del mono, tienen claramente el signo de la melancolía, de la desesperanza. ƑEstás de acuerdo?
-Lo son en cuanto a su humor amargo, en parte. Siempre existe, además, una cierta inclinación al alcohol en ellos que no puedo quitarles. Viven en un estado de frustración que es reflejo de la vida cotidiana. En cuanto al alcohol, mis personajes no lo dejan, aunque yo quiera y pese a que no bebo desde hace ya un tiempo. A lo mejor aparece la bebida por nostalgia, así como antes era por proximidad.
-ƑQué piensa un escritor como tú, en su momento militante, de lo que ocurre con Cuba?
-Por un lado está la declaración de México, que no me extraña por parte de la derecha, relacionada con los derechos humanos. Luego tenemos a un canciller y a un Ejecutivo que mienten con descaro. A ellos les preguntaron y dijeron que no había habido ninguna presión. Trabajan con un estilo pinochesco, de Pinocho, no de Pinochet. Nos han mentido todo el tiempo.
-ƑEn cualquier aspecto de gobierno?
-Para empezar en cuanto al cambio. Están haciendo pedazos al país. En lo que me tocó, como fue hacer de Canal Once una emisora decente, todo es un desastre. Hoy ese canal es una de las peores cosas que he visto en el planeta. Y eso lo hicieron los foxistas que llegaron a administrarlo. Lo deshicieron. Ya no se puede ver, da lástima. Es mentira que vamos a ser el gran país con el cambio de partido. Evidentemente son políticos iguales a los anteriores.
-ƑQué te deja el recuerdo del Anís del Mono?
-Un dulce sabor de boca y la amistad de Pepe Malasombra, el cronista taurino que dirige la serie.