Realizan mesa redonda para conmemorar el Día
Mundial de la Propiedad Intelectual
El copyright anglosajón, amenaza para
los derechos de autor: expertos
El primero privilegia la actividad de los consorcios
en detrimento de los creadores
Sin autor no hay obra y sin obra no hay industria cultural,
alerta el presidente de la Sogem
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
El derecho de autor y el derecho a la cultura enfrentan
y enfrentarán nuevas y serias amenazas a lo largo del presente siglo.
La dinámica de la economía global -obsesionada con la ganancia
por encima de todo- ejerce fuertes presiones en el ámbito mundial
para que las obras artísticas e intelectuales de todo tipo sean
catalogadas simplemente como mercancías sujetas a la ley de la oferta
y la demanda, lo que implica que esos derechos -consagrados en la Carta
de los Derechos Humanos de la ONU- serán letra muerta.
Esta advertencia fue la nota dominante durante la mesa
redonda efectuada ayer para conmemorar el Día Mundial de la Propiedad
Intelectual. Durante el acto, representantes de asociaciones autorales
hicieron un llamado a los poderes Ejecutivo y Legislativo para que mantengan
una posición firme ante los embates de los grandes consorcios culturales
-estadunidenses en su mayoría-, en cuyas manos podría quedar
el control de la creación artística e intelectual.
Del derecho autoral al copyright
Víctor Hugo Rascón Banda, presidente de
la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), identificó
tres factores que pondrán ''a prueba" los derechos de autor: 1)
el sistema sajón del copyright (integrado en los tratados
comerciales de México con Estados Unidos); 2) el vertiginoso avance
de las nuevas tecnologías (con Internet a la cabeza), y 3) la relación
entre el derecho de autor y las industrias culturales.
De acuerdo con Rascón Banda, el mundo ya no se
dividirá en países desarrollados o subdesarrollados ni del
primer o tercer mundo ni del norte o del sur, sino en países ''con
derecho de autor" o en países ''con copyright". En el primer
caso, se privilegia la protección del autor y de la creación
intelectual: ''Sin autor no hay obra y sin obra no hay industria cultural".
En el segundo caso se privilegia al productor o al empresario, en perjuicio
del autor y de la obra. Esto es porque el gobierno y los consorcios culturales
de Estados Unidos sostienen que ''el derecho de autor es un obstáculo
para el libre comercio".
Rascón Banda recordó que a partir de la
firma del TLC los gobiernos mexicanos han tratado de homologar la legislación
en la materia con la de Estados Unidos, lo que implica que se privilegiará
la protección de la industria cultural por encima de los autores
y sus obras. No obstante, hizo notar un hecho digno de consideración:
cuando se firmó el TLC, un solo partido tomaba las decisiones, atendiendo
los deseos del presidente en turno (Carlos Salinas, en ese caso). Por eso
no se pudo modificar en el TLC lo referente a la protección autoral.
Hoy ''ya no es así" y ello abre la posibilidad de informar y concientizar
a los legisladores para impulsar los cambios pertinentes.
Según el presidente de la Sogem, el TLC abre ese
resquicio, pues determina que pasados cinco años de su firma, cualquier
país puede solicitar su revisión si demuestra que alguna
de sus industrias ha sido afectada. Ejemplificó con la cinematográfica,
avasallada por la estadunidense.
La intervención del actor Humberto Zurita, presidente
de la Asociación Nacional de Intérpretes (Andi), también
fue una advertencia sobre los riesgos de la homologación de las
legislaciones entre dos países económica, social y culturalmente
tan diferentes. Hizo ver que entran en conflicto dos concepciones sobre
propiedad intelectual: una utilitarista y otra humanista. A la primera,
los autores y artistas le interesan en tanto que generadores de plusvalía;
la segunda valora la sensibilidad del artista, su talento, su opinión
única, el carácter perdurable de la obra y su impacto social.
Para fundamentar su posición, Zurita recordó
cifras publicadas por Néstor García Canclini en su libro
La globalización imaginaria: en Estados Unidos, los sectores
relacionados con el derecho de autor y derechos conexos representan 5 por
ciento de su producto interno bruto; el mercado musical creció entre
1981 y 1996 de 12 mil millones a 40 mil millones de dólares, 90
por ciento de los cuales se concentran en cinco grandes corporaciones:
BMG, Sony, Warner, Polygram y Universal.
Más allá de lo mercantil
Zurita reveló, como ejemplo ''vergonzoso" de los
abusos de las industrias culturales en perjuicio de creadores y artistas
(artista-intérprete en este caso), que ''la compañera María
Félix tiene en nuestra caja 3 mil 350 pesos por concepto de derecho
de intérprete de todo un año".
En este contexto ?planteó? ''¿cuál
debe ser la responsabilidad del gobierno, de sus políticas públicas,
de las autoridades competentes? No debe dejarse al libre arbitrio del mercado
la conducción de nuestro porvenir cultural, sino que requiere de
la decidida participación del Estado como promotor del desarrollo
intelectual del país. No como patriarca, sino como garante de los
derechos autorales, conexos y concurrentes con los de la industria".
Señaló que las corporaciones gremiales ''no
son de la simpatía del nuevo Estado-nación que construye
el mundo actual". No consideran el carácter social de las asociaciones
de gestión colectiva: ''Preferirían que el autor y el artista
vendieran absolutamente todos sus derechos sobre la obra, como si fuera
una transacción mercantil ordinaria; esa, señores, es la
tendencia".
(En la mesa participaron también Adolfo Montoya
Jarkín, titular del Instituto Nacional del Derecho de Autor; Arturo
Ancona García-López, director del Registro Público
del Derecho de Autor; Martín Michaus, presidente de la Asociación
Mexicana de la Propiedad Intelectual; Catherine E. de Barraza, presidenta
de la Sociedad Mexicana de Productores de Fonogramas, Videogramas y Multimedia;
Gabriel Larrea, coordinador de Asuntos Internacionales de la SACM; Grissel
Vristain, presidenta de la Sociedad de Autores de Obras Visuales; Ramón
Obón, titular de la Comisión de Propiedad Intelectual de
la Barra Mexicana Colegio de Abogados; y Julio Carrasco, titular de la
Sociedad Mexicana de Autores de las Artes Plásticas.)