La sensualidad renovada, libro de Esperanza
Balderas sobre el artista jalisciense
Rescata experta obra inédita de Montenegro
Su trabajo, ajeno a las ambiciones épicas y alejado
de las ideologías, escribe Monsiváis
MERRY MAC MASTERS
De acuerdo con la especialista Esperanza Balderas, no
obstante los diferentes estilos pictóricos a los que durante su
trayectoria se subordinó el pintor Roberto Montenegro (1885-1968)
-hecho además que nunca escondió, en su afán de "no
quedarse atrás"-, siempre estuvo presente la sensualidad propia
del simbolismo.
Si tanto en las diferentes épocas de la vida de
Montenegro como después de fallecido la crítica de arte siempre
ha dicho que el artista jalisciense ''no tenía un estilo específico'',
según la investigadora del Centro Nacional de Investigación,
Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap),
del Instituto Nacional de Bellas Artes, siempre hay ''ese dejo de languidez,
de sensualidad'' en su obra, sean bodegones, retratos o cualquier tipo
de interpretación.
Creador
de múltiples facetas, Balderas precisa: "A diferencia de la obra
de Montenegro ilustrador, donde es demasiada manifiesta la languidez ?esos
alargamientos? y, además, llena de los recobecos del simbolismo,
de la ornamentación, en la obra de caballete todas estas líneas
son sintetizadas. Sólo permanece la sensualidad. Todo lo demás
tiene que ver con los sueños y con estos pensamientos de los simbolistas
y, sobre todo, de los poetas. Allí está más que nada
Mallarmé''.
De allí que Balderas haya titulado Roberto Montenegro.
La sensualidad renovada al libro que le fue encargado por el Fondo
Editorial de la Plástica Mexicana, y que será presentado
por Alberto Argüello, Víctor Manuel Espíndola, Carlos
Monsiváis -autor de la introducción-, Julieta Ortiz Gaitán,
la investigadora y Américo Sánchez como moderador, el martes
30, a las 18:30 horas, en el Museo Mural Diego Rivera (Balderas y Colón,
Centro).
Un dato que no se incluye en la edición es la verdadera
fecha de nacimiento de Montenegro. Hace un mes, "por fin" Balderas, con
sus propios medios, se fue a Guadalajara, donde en el Registro Civil consiguió
el acta de nacimiento del artista conocido por quitarse los años.
La investigadora revelará el dato mañana, en el contexto
de la exposición de José Antonio Gómez Rosas El
Hotentote, ya que en uno de sus telones se mofa de diferentes creadores
de la época y sus "autorretratos".
Encuentro casual
Fue casual el encuentro de Balderas con Montenegro. En
1994, recuerda, una de las subdirectoras del Cenidiap le dijo que "podía
empezar a guardar algunas cosas que había en desorden" del jalisciense.
Primero estuvo bastante tiempo con las publiciones periódicas. Luego
buscó los murales. Montenegro hizo el primer mural del movimiento
nacionalista, El arbol de la vida (1922), en el ex colegio de San
Pedro y San Pablo.
Ya para 1998, Balderas empezó a trabajar la faceta
de Montenegro como ilustrador, esfuerzo que desembocó en una exposición
en la Biblioteca México. La investigadora publicó Roberto
Montenegro, ilustrador, para la serie Círculo del Arte del CNCA.
Respecto
de su obra de caballete, la entrevistada señala que hay mucha, tanto
en Estados Unidos como en México, que aún es inédita,
porque no siempre hay la facilidad de acceder a los coleccionistas. Esto
se debe a que Montenegro estuvo relacionado, "como decía Villaurrutia,
con los ministros, con los políticos más importantes, y claro,
son personalidades que a veces no tienen muchas ganas de proporcionar sus
colecciones".
Preguntada acerca de las aportaciones de Roberto Montenegro.
La sensualidad renovada, la autora dice que, por un lado, mucha de
la obra reproducida es inédita, mientras que por el otro esos mismos
trabajos muestran como ya en 1915, estando en España, el artista
manejaba "las imágenes que van a ser el núcleo fundamental
del muralismo mexicano". Eso, a pesar de que "las toma y luego las abandona".
El libro también refrenda el virtuosismo patente de Montenegro en
su faceta como ilustrador.
A Balderas todavía le falta trabajar la obra escenográfica
del artista, tanto en cine como en teatro, ballet y ópera. Luego
está la gráfica, así como su relación con la
educación artística. Incluso, a los mismos murales ?en 1994
merecieron un libro de Julieta Ortiz Gaitán? dice haberles encontrado
"otra veta", que sería analizar la iconografía.
En su texto ''Roberto Montenegro: el pintor muy conocido,
el gran artista desconocido'', Carlos Monsiváis sostiene que en
la historia del arte en México al artista jalisciense "se le regatean
los méritos y se le prodigan las menciones". Reflexiona: "Tal parece
como si la condición de Personaje Indispensable dispensara de la
necesidad de valuar su obra, tan extensa, tan irregular, tan extraordinaria
en sus grandes momentos, más numerosos de los que se admite". Afirma:
"Algo tiene que ver con esto el estilo de vida de Montenegro, a contracorriente
de las ambiciones épicas y alejado de las ideologías. De
acuerdo con los criterios de la cultura de la Revolución Mexicana,
Montenegro es un frívolo y un conservador, sin que la contradicción
planteada en estos términos se advierta".