El compositor Michel Gonneville estrena partitura
en México
La irreverencia en el arte propicia más libertades
Intentar la obra maestra, obsesión errónea,
dice el autor canadiense
''La música es la concreción de una búsqueda
intelectual y emotiva''
ANGEL VARGAS
La obsesión por crear ''la obra maestra" es el
gran mal que aqueja a muchos autores contemporáneos, sostiene Michel
Gonneville, uno de los compositores más relevantes de Canadá.
De la mano de ''lo sencillo y lo básico", enfatiza,
se alcanza más fácilmente la autenticidad que mediante propuestas
complejas y solemnes, las que en no pocos casos son impostadas, pues el
músico no las siente.
Triple motivo para una visita
''La
irreverencia permite más libertades que la solemnidad, en términos
de encontrar imágenes sonoras. Como compositor, pienso, uno debe
procurar hacer siempre lo mejor, más que obsesionarse por crear
la gran obra. Quien sigue este último camino nunca trabajará
de manera honesta consigo mismo", agrega.
Nacido en Montreal en 1950, el músico se encuentra
en México por un triple motivo: presenciar este domingo el estreno,
en nuestro país, de su obra Alonetoguetherall como parte
del programa de clausura del 24 Foro de Música Nueva Manuel Enríquez;
dictar una conferencia magistral, también en el contexto del foro,
una hora antes de ese último concierto, e impartir un seminario
en la Escuela Superior de Música.
No obstante la declarada inclinación de Gonneville
por la sencillez, su obra es considerada de alto contenido intelectual.
Esto no significa una contradicción entre su decir y su quehacer,
pues asume que ''la inteligencia y la razón, en el arte, no se contraponen
ni se contrapondrán nunca con la emoción ni el sentimiento".
Entrevistado, Gonneville cuestiona y refuta ese ''prejuicio"
que pesa sobre la música contemporánea en términos
de una supuesta falta de emotividad y el predominio del aspecto intelectual,
lo cual, se dice, ha impedido que cale en el gusto del público.
''Toda la música es, para mí, la concreción
de una búsqueda intelectual y emotiva. Es necesario que acabemos
con ese prejuicio que marca a las obras de nuestro tiempo. Es necesario
que las personas se den la oportunidad de hacer el amor con esa música
que en primera instancia parece tan fría. Si uno se lo permite,
en gran parte de los casos encontrará algo maravilloso; algo así
como, por ejemplo, que ese (John) Cage que en algunas obras parece tan
aburrido, es totalmente sensacional, extraordinario. Sólo basta
abrir el oído y la mente", señala.
''Dentro de la música no existe algo carente de
emoción. Lo importante es encontrarlo. Incluso autores en apariencia
tan difíciles como (Iannis) Xenakis tienen piezas que parecieran
muy lejanas de ser intelectuales y estar sólo enfocadas a lo físico,
y lo físico es siempre emocional.
''Si uno quiere escribir, entonces, estructuras muy intelectuales,
es imprescindible planificar para que siempre el sonido mueva algo en el
escucha y lo lleve a vivir el momento que existe en esa obra. Entre lo
intelectual y lo emotivo no hay contradicción: uno puede apreciar
la música por sus dinamismo corporal y emocional, pero de igual
manera por lo interesante de sus estructuras; el análisis es un
proceso intelectual que produce gran placer, también. Ambos aspectos,
finalmente, conducen al mismo lugar, aunque por distintas rutas."
Brindar placer, propósito ulterior
Gonneville afirma que, no obstante que cada día
mayor número de compositores están preocupados por involucrarse
más en situaciones sociales y políticas, la música
no está obligada a reflejar circunstancias específicas de
su tiempo.
''El único deber de la música es ser real,
auténtica, incluso cuando lo que recrea es ficticio", agrega. ''No
se debe olvidar que, como cualquiera de las otras artes, su propósito
último es brindar placer".
También guarda la convicción de que los
compositores nacidos durante la segunda mitad del siglo XX se han asegurado,
sin duda, un lugar trascendental en la historia, al margen de sus cualidades
artísticas, por ser los primeros que han debido enfrentar y sortear
un fenómeno nunca antes ocurrido en el arte sonoro: la globalización.
Al respecto considera que ese fenómeno, contrario
a lo que sucede en la economía, en el mundo del arte, y específicamente
del sonoro, representa más beneficios que obstáculos: ''La
globalización ha disminuido las distancias entre los autores y ha
permitido hacerse de mayor información y conocimiento, además
de propiciar un cada vez mayor intercambio y la posibilidad de que un número
ilimitado de personas tengan acceso a las obras".
Acerca de la obra que estrenará en el Foro de Música
Nueva Manuel Enríquez, Alonetoguetherall, describe que se
trata de una pieza de corte un tanto lúdico, dividida en tres secciones
y una coda, mediante la cual relata diversas etapas de su vida, ''desde
la adolescencia, cuando todo parece sonreír, hasta un día
de campamento".