Publica la UNAM volumen con textos del humanista
Sicilia: el quehacer educativo de Vasconcelos vuelve a interpelarnos
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Cuando se habla de educación en México, una referencia obligada es José Vasconcelos. Su nombre está ligado de manera estrecha a uno de los proyectos más ambiciosos surgidos de la Revolución Mexicana: educar y promover la cultura en un país devastado por 10 años de conflicto armado. Su incansable labor abarcó prácticamente todo, desde campañas de alfabetización hasta el impulso a la educación superior.
Como ''orgullosa heredera del soplo renovador que imprimió la figura de Vasconcelos a la educación en nuestro país", la UNAM acaba de publicar una recopilación de textos de Vasconcelos sobre el tema, seleccionados por el ensayista, historiador y poeta Javier Sicilia.
José Vasconcelos y el espíritu de la Universidad es el título del volumen. En el prefacio, Sicilia sostiene que el pensador y humanista ''puso en marcha una de las obras de construcción y de reforma de la educación y de la cultura como nunca más se ha vuelto a realizar en México".
Gracias a él -abunda Sicilia- el gobierno reconstructor de Alvaro Obregón ''pudo tener una plataforma de unificación nacional mediante la educación y la cultura, y las luchas antirreleccionistas un símbolo alucinado y descomunal".
Son 27 los textos que Sicilia escogió para editar ese libro. Los dividió en cinco apartados: ''Antes de 1920", ''1920", ''1921", ''1922" y ''1923-1935". Incluyó además una cronología, una bibliografía y un resumen hemerográfico.
José Vasconcelos fue ''hijo de la catolicidad y del liberalismo en un país conservador y jacobino, los católicos le perdonaron su participación en el gobierno de Obregón, su sexualidad adúltera, su desprecio por el matrimonio y la procreación, y sus exabruptos contra la Iglesia por su retorno sumiso a ella".
Fue rector de la Universidad Nacional, secretario de Educación Pública, promotor del muralismo mexicano, autor del escudo y el lema de la UNAM (''Por mi raza hablará el espíritu"), creó bibliotecas en todo el país, impulsó el primer censo indígena por regiones, grupos étnicos y dialectos, y fue cofundador de El Colegio Nacional.
El imperio de la economía
De acuerdo con Javier Sicilia, aunque mucho se ha escrito sobre la vida y la obra de Vasconcelos, su quehacer educativo ''vuelve a interpelarnos a inicios del siglo XXI cuando se celebran los 450 años de la universidad de México y nos pide una capitulación". La razón -argumenta- es simple pero profunda: ''Desde la caída del Muro de Berlín, la usurpación que ha hecho la economía del espacio político, su invasión en todos los ámbitos de la cultura, la globalización y el vertiginoso desarrollo de la computadora han intentado transformar a la universidad, cuya naturaleza propia es el saber, en una institución de información al servicio de las empresas".
Esa crisis de las universidades repercute también en el ''ámbito de la educación primaria y media, y en la cultura. El imperio de lo económico ha ido desalojando de las escuelas los parámetros éticos de servicio para fomentar un mundo individualista y competitivo".
Vasconcelos no vio lo que ahora vemos, ni -lamenta Sicilia- imaginó ''que su amada universidad (...) estaría presionada por intereses económicos para volverse una institución sierva de la barbarie empresarial y de intereses egoístas; la defensa y la reconstrucción que hizo de ella contra los caudillismos revolucionarios y contra las secuelas positivistas que le había enquistado la dictadura de Porfirio Díaz, la colocan hoy en una posición inmejorable para hacernos pensar en el sentido que tiene la universidad y mantener su defensa".
Javier Sicilia está convencido de que ''sin esa universidad no hubiera habido la polémica nacionalista, el muralismo, la crítica de los Contemporáneos, el desarrollo del país, el movimiento del 68, las luchas democráticas, el zapatismo. Ella ha producido, a lo largo del tiempo y gracias al libro, a la crítica y a la libertad de pensamiento, las corrientes que vivifican a la nación".