Abrirán muestra montada por Beatriz Zalce
y presentación a cargo de Poniatowska
Legado y presencia del artista René Villanueva
PABLO ESPINOSA
El mundo de René Villanueva. Bajo ese título
su compañera Beatriz Zalce montó una bella exposición
que mañana será inaugurada en el Museo de Antropología
e Historia de Toluca. La presentación estará a cargo de la
escritora Elena Poniatowska y la intención de esta muestra, indica
Beatriz, es que quien no conoció a René Villanueva lo conozca
y quienes lo conozcan, lo sientan cerca, presente, completamente vivo.
La exposición incluye 62 cuadros de la autoría
de René Villanueva (1933-2001) y están representadas ampliamente
cada una de las tres épocas pictóricas del autor. Abarca
también objetos personales que muestran a René escritor,
autor de cuatro libros; René fotógrafo, sus investigaciones
musicales, sus grabaciones de campo.
El 28 de junio se cumplirá un año del fallecimiento
de René Villanueva, hombre de cultura, renacentista, combatiente
que luchó toda su vida por una sociedad mejor. En esa fecha Los
Folkloristas, su grupo, ofrecerá un concierto en el contexto de
la exposición. En tanto, como invitación generosa a compartir
la obra, el legado y la presencia de René Villanueva, Beatriz Zalce
explica, en entrevista:
-¿Cómo es El mundo de René Villanueva?
-Es igualito a él. Es un mundo muy amplio, luminoso,
sonoro, comprometido, generoso. Es ese mundo donde caben tantas cosas,
como la música. Todos lo conocen como músico, pero él
decía que era analfamúsico, que aprendió como
los músicos folclóricos, a lo que él siempre quiso
parecerse y no sólo se parece, sino que es y encarna. Es un mundo
en el quecaben la pintura, los colores. Es un mundo en el que se aspira
que quepamos todos, como dirían los zapatistas, como diría
el propio René. Es un mundo donde además los afectos tienen
una parte muy importante. Es una casa muy grande y muy llena de todo eso.
Poner el alma en todo
-¿Cómo está armado el guión
museográfico para esta exposición?
-La intención es mostrar a René pintor en
diferentes etapas. La primera de ellas, de 1957 a 1970, que es una etapa
de una paleta un poco oscura, de contenidos muy fuertes, pues fue la época
de la guerra en Vietnam. A René lo puedes acusar de todo, menos
de no poner el alma en todo; era orozquiano hasta las cachas y una vez
tuvo un sueño en el que veía unos personajes que eran unos
hombres que en vez de cabezas eran manos, que generalmente eran puños,
manos agresivas, garras. Pintó entonces una serie que llamó
Las fuerzas brutas. Junto a eso había ya una búsqueda
de algo más amable, la emoción por el color, el vitral, las
naves y la musicalidad que da la arquitectura gótica. La segunda
etapa de René, en la que ya se había asumido como músico
y sus exposiciones las titulaba así: Con la música a otra
parte, Con la música por dentro y la temática
era totalmente musical y era un estallido de color.
''La música lo había llevado a muchos lugares
y sus maestros no sólo eran los músicos indígenas.
Don Timoteo, Arreveriano Platas, don Germán López López,
El Palapo. También las tejedoras eran sus maestras, todo el colorido
de la artesanía. Muchas de sus obras tenían una línea
de un verde muy vivo, muy fosforescente y es algo que ves en los mosaicos
huicholes. Era ya ese hombre muy pleno, realizado.
''Y luego una tercera etapa, de 2000 a 2001; René
ya sabiéndose enfermo de cáncer lo primero que pinta es un
cuadro terrible con unos colores verdaderamente alucinantes, un estallido
violento de color y el título lo dice todo: Dolor sin nombre.
La estridencia, pero después, conforme se dio cuenta que la sentencia
de muerte no se cumplía, que incluso los médicos decían
que no entendían cómo la enfermedad marchaba hacia atrás,
su pintura fue haciéndose más reflexiva hasta caer en lo
naive. Pidió a gente cercana que posara para retratos, como
una manera de decir 'te quiero mucho, lo que te puedo dar es mi trabajo'.
En esta última etapa se asumió plenamente como pintor.
''Haber dejado el grupo Los Folkloristas fue uno de los
duelos más grandes de René. Y cuando surge el título
de El mundo de René Villanueva, resulta evidente que es más.
Es también Los conciertos de Brandeburgo, la música
con la que René se despidió y que lo ha llevado a esa cosa
perenne de la música.
''De los objetos personales fui eligiendo de entre lo
entrañable. Me di cuenta que hoy la casa es una Scheherezada que
te empieza a contar historias. Los cuadros, los objetos, las esculturas,
todo cuenta historias. Es un coro de voces.''