Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de junio de 2002
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Cultura
Su estreno estaba programado desde anteayer; ni salas ni distribuidora dan explicaciones

Cancelan el estreno de la película El creyente

En EU la cinta fue censurada por un rabino; relata la historia de un judío antisemita

ROBERTO GARZA ITURBIDE ESPECIAL PARA LA JORNADA

El creyente (The Believer, de Henry Bean, EU, 2001), película ganadora del Gran Premio del Jurado en Sundance y el Golden St. George en el Festival Internacional de Moscú el año pasado, cuyo estreno en México estaba programado para el viernes 7 de junio, ha sido inexplicablemente retirada.

Ni las salas de exhibición que la tenían programada ni la compañía distribuidora Gussi-Artecinema han dado una explicación convincente de la causa por la que fue cancelado el estreno de esta controvertida película, que obtuvo en marzo la autorización número 09799 y la clasificación B-15 (adolescentes y adultos) por la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación.

Tanto los servicios telefónicos de información de Cinemex y Cinépolis, empresas que desde hace un mes colocaron carteles publicitarios anunciando el "próximo estreno" de la cinta e incluyeron el trailer en los cortos previos a las funciones, y que actualmente la publican en la programación de sus páginas de Internet, se han limitado a responder, en algunos casos, que el estreno de El creyente "fue pospuesto", y en otros, que su exhibición fue "cancelada por razones desconocidas".

En la compañía distribuidora las versiones discrepan: en el área de mercadotecnia, un día afirman que la película se pospuso, porque "no les ha llegado la copia", pero que el estreno es inminente; al día siguiente dicen que "ya no se va a exhibir en cines y que pronto saldrá en video". En el área de planeación rematan: "la película está en lista (de espera)", es decir, que tarde o temprano saldrá en cines.

Añeja polémica

La polémica en torno a la exhibición de El creyente no es nueva. Esta película fue censurada el año pasado en Estados Unidos por la influencia del rabino Abraham Cooper, decano asociado del Centro de Estudios sobre el Holocausto Simón Wiesenthal. ¿Por qué? Simple: porque narra la bizarra historia de un judío neonazi. Sí, un judío que se pasea por las calles de Nueva York con una enorme suástica estampada en el pecho, que cuestiona la sumisión de Abraham ante la orden divina de matar a su hijo, que vandaliza con un grupo de skinheads una sinagoga, aunque, para sorpresa de sus cómplices, no permite que se le haga daño a la Torah, porque, en el fondo, es profundamente religioso.

El creyente está basada en un hecho real:

Nueva York, otoño de 1965. El presidente Lyndon Johnson giró órdenes al ultraconservador Comité de Actividades Anti-Americanas para que investigara a las organizaciones radicales que, según los servicios de inteligencia de la Casa Blanca, atentaban contra la seguridad nacional. Una de las consecuencias memorables de aquellas indagatorias fue la ocurrida tras el pitazo que recibió el reportero McCandless Philips de The New York Times: un adolescente judío -le informaron-, identificado con el nombre de Daniel Burros, había sido arrestado durante una reunión del Ku Klux Klan en el Bronx. Poco después, Philips entrevistó a Burros, quien, efectivamente, resultó ser un "feroz e inteligente antisemita que idolatraba a Hitler por la matanza de millones de judíos".

Sin embargo, cuando Philips -que había confirmado con el rabino del barrio de Queens la fe judaica del joven y constatado su militancia en el Partido Nazi Americano- soltó la pregunta obligada: "¿cómo puedes pensar así siendo judío?", Burros enmudeció; sabía que finalmente lo habían descubierto, e incluso, en un evidente acto de desesperación, amenazó al periodista con suicidarse si publicaba su verdadera identidad. Al día siguiente, The New York Times reveló el macabro secreto... y Burros cumplió su palabra.

Treinta y seis años después, el guionista de origen judío Henry Bean concluyó su muy personal adaptación cinematográfica del caso Burros. El resultado: un brillante viaje a lo más profundo de la identidad judía.

Bean asegura que antes de iniciar el rodaje sabía que el tema incomodaría a algunos sectores de la comunidad judía en su país, no obstante que la cinta enaltece abiertamente al judaísmo, pero nunca imaginó que El creyente iba a ser censurada por influencia de sus propios correligionarios. A decir del director, los problemas de distribución comenzaron en abril de 2001, cuando organizó una proyección privada para el Centro de Estudios sobre el Holocausto Simón Wiesenthal. Según notas periodísticas, al finalizar la función, el rabino Abraham Cooper calificó a El creyente de "inoportuno y peligroso alegato antisemita", posición, por cierto, totalmente opuesta a la del propio Henry Bean, que la define como una "oda filojudía", aunque acepta que Danny Balint (Ryan Gosling), su ambivalente y complejo personaje basado en Daniel Burros, es un tipo que delira entre el odio extremo a los judíos y el amor al judaísmo.

Influidos por las declaraciones del rabino Cooper, los directivos de la Paramount Classics cancelaron de inmediato el acuerdo de distribución, y meses después, tras los sucesos del 11 de septiembre, la cadena televisiva Showtime decidió excluirla de su programación (planeada para el 30 de septiembre de 2001) por considerar que "no era el momento oportuno para exhibir un drama de esas características". La compañía retiró la publicidad de la cinta, incluido un anuncio espectacular que se había colocado cerca de las hoy desaparecidas Torres Gemelas. Finalmente, tras varios meses de silencio, Showtime recalendarizó la exhibición (en televisión por paga) de El creyente los días 17, 20 y 30 de marzo del año en curso en el horario de las 20:00 horas. Fuera de esta cadena, nadie en EE UU la ha vuelto a programar.

En diversas ocasiones Bean ha expresado su enojo por la decisión de Hollywood: "Los estudios (Hollywood) son aún más conservadores ahora que en los años cuarenta", dijo al periódico inglés The Guardian. Tiempo después, en una entrevista con el diario israelí The Jerusalem Post, culpó a los representantes del Centro Simón Wiesenthal de persuadir a las compañías para que no exhibieran su película, y en una conversación con ciudadanos israelíes al finalizar la proyección durante el Festival de Cine de Jerusalén el año pasado, declaró: "Estoy frustrado: si en Hollywood no la hubieran rechazado, se habría abierto un debate que considero muy importante sobre la identidad de los judíos". Incluso, un israelí entrevistado por el Jerusalem Post comentó al termino de la función: "esta película no es antijudía, sólo trata sobre el ser judío; sobre los sentimientos contradictorios que tenemos al respecto".

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