Su estreno estaba programado desde anteayer;
ni salas ni distribuidora dan explicaciones
Cancelan el estreno de la película El creyente
En EU la cinta fue censurada por un rabino; relata la
historia de un judío antisemita
ROBERTO GARZA ITURBIDE ESPECIAL PARA LA JORNADA
El creyente (The Believer, de Henry Bean,
EU, 2001), película ganadora del Gran Premio del Jurado en Sundance
y el Golden St. George en el Festival Internacional de Moscú el
año pasado, cuyo estreno en México estaba programado para
el viernes 7 de junio, ha sido inexplicablemente retirada.
Ni las salas de exhibición que la tenían
programada ni la compañía distribuidora Gussi-Artecinema
han dado una explicación convincente de la causa por la que fue
cancelado el estreno de esta controvertida película, que obtuvo
en marzo la autorización número 09799 y la clasificación
B-15 (adolescentes y adultos) por la Dirección General de Radio,
Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación.
Tanto los servicios telefónicos de información
de Cinemex y Cinépolis, empresas que desde hace un mes colocaron
carteles publicitarios anunciando el "próximo estreno" de la cinta
e incluyeron el trailer en los cortos previos a las funciones, y
que actualmente la publican en la programación de sus páginas
de Internet, se han limitado a responder, en algunos casos, que el estreno
de El creyente "fue pospuesto", y en otros, que su exhibición
fue "cancelada por razones desconocidas".
En la compañía distribuidora las versiones
discrepan: en el área de mercadotecnia, un día afirman que
la película se pospuso, porque "no les ha llegado la copia", pero
que el estreno es inminente; al día siguiente dicen que "ya no se
va a exhibir en cines y que pronto saldrá en video". En el área
de planeación rematan: "la película está en lista
(de espera)", es decir, que tarde o temprano saldrá en cines.
Añeja polémica
La
polémica en torno a la exhibición de El creyente no
es nueva. Esta película fue censurada el año pasado en Estados
Unidos por la influencia del rabino Abraham Cooper, decano asociado del
Centro de Estudios sobre el Holocausto Simón Wiesenthal. ¿Por
qué? Simple: porque narra la bizarra historia de un judío
neonazi. Sí, un judío que se pasea por las calles de Nueva
York con una enorme suástica estampada en el pecho, que cuestiona
la sumisión de Abraham ante la orden divina de matar a su hijo,
que vandaliza con un grupo de skinheads una sinagoga, aunque, para
sorpresa de sus cómplices, no permite que se le haga daño
a la Torah, porque, en el fondo, es profundamente religioso.
El creyente está basada en un hecho real:
Nueva York, otoño de 1965. El presidente Lyndon
Johnson giró órdenes al ultraconservador Comité de
Actividades Anti-Americanas para que investigara a las organizaciones radicales
que, según los servicios de inteligencia de la Casa Blanca, atentaban
contra la seguridad nacional. Una de las consecuencias memorables de aquellas
indagatorias fue la ocurrida tras el pitazo que recibió el reportero
McCandless Philips de The New York Times: un adolescente judío
-le informaron-, identificado con el nombre de Daniel Burros, había
sido arrestado durante una reunión del Ku Klux Klan en el Bronx.
Poco después, Philips entrevistó a Burros, quien, efectivamente,
resultó ser un "feroz e inteligente antisemita que idolatraba a
Hitler por la matanza de millones de judíos".
Sin embargo, cuando Philips -que había confirmado
con el rabino del barrio de Queens la fe judaica del joven y constatado
su militancia en el Partido Nazi Americano- soltó la pregunta obligada:
"¿cómo puedes pensar así siendo judío?", Burros
enmudeció; sabía que finalmente lo habían descubierto,
e incluso, en un evidente acto de desesperación, amenazó
al periodista con suicidarse si publicaba su verdadera identidad. Al día
siguiente, The New York Times reveló el macabro secreto...
y Burros cumplió su palabra.
Treinta y seis años después, el guionista
de origen judío Henry Bean concluyó su muy personal adaptación
cinematográfica del caso Burros. El resultado: un brillante
viaje a lo más profundo de la identidad judía.
Bean asegura que antes de iniciar el rodaje sabía
que el tema incomodaría a algunos sectores de la comunidad judía
en su país, no obstante que la cinta enaltece abiertamente al judaísmo,
pero nunca imaginó que El creyente iba a ser censurada por
influencia de sus propios correligionarios. A decir del director, los problemas
de distribución comenzaron en abril de 2001, cuando organizó
una proyección privada para el Centro de Estudios sobre el Holocausto
Simón Wiesenthal. Según notas periodísticas, al finalizar
la función, el rabino Abraham Cooper calificó a El creyente
de "inoportuno y peligroso alegato antisemita", posición, por cierto,
totalmente opuesta a la del propio Henry Bean, que la define como una "oda
filojudía", aunque acepta que Danny Balint (Ryan Gosling), su ambivalente
y complejo personaje basado en Daniel Burros, es un tipo que delira entre
el odio extremo a los judíos y el amor al judaísmo.
Influidos por las declaraciones del rabino Cooper, los
directivos de la Paramount Classics cancelaron de inmediato el acuerdo
de distribución, y meses después, tras los sucesos del 11
de septiembre, la cadena televisiva Showtime decidió excluirla de
su programación (planeada para el 30 de septiembre de 2001) por
considerar que "no era el momento oportuno para exhibir un drama de esas
características". La compañía retiró la publicidad
de la cinta, incluido un anuncio espectacular que se había colocado
cerca de las hoy desaparecidas Torres Gemelas. Finalmente, tras varios
meses de silencio, Showtime recalendarizó la exhibición (en
televisión por paga) de El creyente los días 17, 20
y 30 de marzo del año en curso en el horario de las 20:00 horas.
Fuera de esta cadena, nadie en EE UU la ha vuelto a programar.
En diversas ocasiones Bean ha expresado su enojo por la
decisión de Hollywood: "Los estudios (Hollywood) son aún
más conservadores ahora que en los años cuarenta", dijo al
periódico inglés The Guardian. Tiempo después,
en una entrevista con el diario israelí The Jerusalem Post,
culpó a los representantes del Centro Simón Wiesenthal de
persuadir a las compañías para que no exhibieran su película,
y en una conversación con ciudadanos israelíes al finalizar
la proyección durante el Festival de Cine de Jerusalén el
año pasado, declaró: "Estoy frustrado: si en Hollywood no
la hubieran rechazado, se habría abierto un debate que considero
muy importante sobre la identidad de los judíos". Incluso, un israelí
entrevistado por el Jerusalem Post comentó al termino de
la función: "esta película no es antijudía, sólo
trata sobre el ser judío; sobre los sentimientos contradictorios
que tenemos al respecto".