Cartas del IFE a la dirección de La
Jornada
COORDINACION NACIONAL DE COMUNICACION SOCIAL
México, DF, a 14 de junio de 2002
SRA. CARMEN LIRA SAADE
DIRECTORA GENERAL
DE LA JORNADA
P r e s e n t e
En relación a las declaraciones de dos compañeros
Consejeros Electorales del Consejo General del Instituto Federal Electoral,
los suscritos Consejeros Electorales y Consejero Presidente del Consejo
General deseamos aclarar lo siguiente:
a) No hemos recibido ni admitiríamos ningún
tipo de presión, interna o externa, que pretenda orientar nuestras
decisiones o coartar nuestra libertad de expresión.
b) En el ejercicio de nuestras funciones como integrantes
del Consejo General nos hemos reunido en múltiples ocasiones, a
solicitud del Consejero Presidente o de cualquiera de los miembros del
Consejo con derecho a voto, a deliberar sobre los asuntos que requieran
nuestra atención o que nos preocupan y siempre hemos respetado -y
nos han respetado plenamente- las posiciones y opiniones vertidas en las
mismas.
c) Ninguna de nuestras reuniones informales ha sido secreta
ni los consensos -o disensos- que en ellas se presentan son vinculatorios
para ninguno de los participantes hasta que éstos se transformen
en acuerdos después de su discusión y aprobación en
sesión pública del Consejo General.
d) Una constante de nuestra actuación como integrantes
del órgano máximo de dirección del Instituto Federal
Electoral ha sido buscar la mayor transparencia en nuestra actuación,
ampliar el acceso a la información institucional y consolidar los
principios rectores señalados en la Constitución.
ATENTAMENTE:
Lic. Jesús Cantú
Mtro. Alonso Lujambio
Lic. Gastón Luken
Dr. Mauricio Merino
Dra. Jacqueline Peschard
Mtro. Virgilio Rivera
Mtro. José Woldenberg
México, DF, a 14 de junio de 2002
LIC. CARMEN LIRA SAADE
DIRECTORA GENERAL DE
LA JORNADA
P r e s e n t e
El día de ayer se divulgaron en diversos medios
de comunicación declaraciones de los consejeros electorales Jaime
Cárdenas y José Barragán que exigen las siguientes
aclaraciones.
El Instituto Federal Electoral es una institución
que ha operado y seguirá funcionando con absoluta transparencia.
Todos sus actos están regulados por la ley y todas sus decisiones
se toman a la luz pública. No existe posibilidad alguna de que cualquier
miembro del Consejo General vea coartado su derecho a la libertad de expresión.
La idea de que alguien pretenda implantar una "ley mordaza" en el Instituto
resulta simplemente absurda.
Las sesiones y los debates del Consejo General están
abiertos al público, y los representantes de los partidos políticos
participan permanentemente en las comisiones del Consejo General que dan
seguimiento a todas las actividades del Instituto y en la vigilancia del
Registro Federal de Electores. Las resoluciones de los diversos órganos
del Instituto y todos los documentos que les dan sustento están
siempre a disposición de los medios de comunicación, de los
partidos, de los analistas políticos y del público. Toda
la información relevante se difunde a través de medios electrónicos.
La máxima autoridad del IFE, como es conocido,
es el Consejo General. En él se ventilan de forma habitual puntos
de vista y diagnósticos distintos, y preocupaciones divergentes
respecto a los asuntos que competen a la autoridad electoral. En la diversidad
y en el debate abierto reside una de las mayores fortalezas del Instituto.
La deliberación del Consejo General en torno a dictámenes
y acuerdos ha sido siempre y sigue siendo ahora libre, abierta y colegiada,
e implica por lo tanto un alto grado de corresponsabilidad de quienes lo
integran. Pero esa deliberación debe llevarse a cabo siempre ciñéndose
a la ley. En el caso de las quejas o denuncias sobre las finanzas de los
partidos políticos la ley impone la obligación de debatir
una vez que se presenten al Consejo los dictámenes correspondientes.
En el IFE no existe más límite a la información que
el que explícitamente señalan las leyes.
Debiera resultar evidente para todos que el ejercicio
de las funciones de todo miembro del Instituto conlleva también
responsabilidades. Y esto no es una apreciación subjetiva; es, de
nueva cuenta, una obligación legal. El artículo 8, fracción
V de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Funcionarios
Públicos a la letra obliga a "custodiar y cuidar la documentación
e información que por razón de su empleo, cargo o comisión
tenga bajo su responsabilidad, e impedir o evitar su uso, sustracción,
destrucción, ocultamiento o inutilización indebidos".
Cabe señalar que con relación a la divulgación
de la información sobre las finanzas de los partidos el Consejo
General aprobó en su sesión del 17 de abril y con el solo
voto en contra del consejero Jaime Cárdenas, un conjunto de lineamientos
por los que el IFE establece categóricamente que el origen y destino
de los recursos económicos de los partidos es un asunto de interés
público. En ellos queda claro que toda información en poder
del IFE relacionada con los ingresos y gastos de los partidos y agrupaciones
políticas se encuentra a disposición de cualquier persona
interesada. Pero para asegurar la profundidad y la eficacia en los casos
en que se requiere investigar posibles irregularidades, los lineamientos
del IFE prohibieron la difusión de información preliminar
o incompleta en torno a las indagatorias que se llevan a cabo. Esto no
es una novedad. Esa ha sido siempre la práctica en todas las quejas,
tanto las que atiende la Comisión de Fiscalización como las
que corresponde desahogar a la Junta General Ejecutiva. El acuerdo del
Consejo General simplemente formalizó lo que es el procedimiento
acostumbrado.
Se trata, para todos estos casos, de ofrecer garantías
de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad a quien
denuncia y a los denunciados. Es la única forma civilizada de impartir
justicia, sin desatar campañas de desprestigio antes de que se conozcan
los resultados, sin alterar la buena marcha de las indagaciones y sin convertir
al juzgador en parte del litigio. Ese es el sentido de esas normas, no
el de coartar la libertad de expresión, que como he dicho en el
IFE nadie puede siquiera pretender.
Las previsiones de los lineamientos del IFE coinciden
con los criterios establecidos en la Ley de Transparencia y Acceso a la
Información promulgada el 11 de junio pasado.
El artículo 11 de la citada ley dice textualmente:
"Los informes que presenten los partidos políticos y las agrupaciones
políticas nacionales al Instituto Federal Electoral, así
como las auditorías y verificaciones que ordene la Comisión
de Fiscalización de los Recursos Públicos de los Partidos
y Agrupaciones Políticas, deberán hacerse públicos
al concluir el proceso de fiscalización respectivo".
Con respecto a la información que se genera en
el curso de las investigaciones de una autoridad el artículo 13
de la misma ley determina como reservada y confidencial la información
cuya difusión pueda "causar un serio perjuicio a las actividades
de verificación del cumplimiento de las leyes, prevención
o persecución de los delitos, la impartición de la justicia...(y)
las estrategias procesales en procesos judiciales o administrativos mientras
las resoluciones no causen estado".
Preocupado por las filtraciones que se han registrado
en el IFE es que en dos ocasiones me he reunido con el Consejero Electoral
Jaime Cárdenas, una vez en su oficina y otra en la mía. En
ellas le expliqué, como él mismo ha revelado, lo mismo que
he declarado públicamente: que la revelación a los medios
de información parcial e incompleta en torno a las investigaciones
tiene derivaciones legales, políticas y éticas. De ninguna
manera acepto que ese intercambio de opiniones pueda considerarse una forma
de presión y mucho menos una amenaza.
En días recientes me reuní con los restantes
consejeros electorales. Desde que este Consejo General entró en
funciones ha sido una práctica habitual llevar a cabo sesiones de
trabajo a las que asistimos los consejeros electorales, el Secretario Ejecutivo
y el Presidente. En ellas se desahogan con plena libertad y sin que la
deliberación comprometa la conducta de nadie, diversos puntos de
importancia para el buen desempeño del Instituto. Hace alrededor
de un año el consejero Cárdenas dejó de asistir a
esas reuniones.
En la sesión reciente, como uno de varios puntos
a tratar, propuse el tema de las filtraciones de información. Sugerí
remitir al consejero Cárdenas una carta privada en la que se sintetizaran
los motivos legales y los de responsabilidad política y ética
que justifican evitar la divulgación de datos antes de que se presenten
los dictámenes al Consejo General. Propuse también invitarlo
a reintegrarse a estas reuniones. Debo aclarar que cuando plantee el envío
de esta comunicación privada el consejero José Barragán
ya se había retirado por otros motivos.
Hice mi propuesta de carta privada porque velar por la
unidad y cohesión de los órganos del Instituto es la primera
de las responsabilidades que el código electoral le asigna al Consejero
Presidente. No hay en ella, por lo tanto, ningún intento de coartar
la libertad de alguien. Por el contrario, quiero dejar claro que cuantas
veces sea necesario continuaré convocando a todos los consejeros
a desahogar junto con ellos la agenda del IFE.
ATENTAMENTE
EL CONSEJERO PRESIDENTE DEL CONSEJO GENERAL
MTRO. JOSE WOLDENBERG KARAKOWSKY