Acusan al gobierno de utilizar una encuesta para boicotear la movilización
Maniobra Aznar para minimizar el paro nacional
Por decreto funcionarán servicios de seguridad y de suministro de
agua, gas y electricidad
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 14 de junio. El presidente del gobierno
español, José María Aznar, a través de varios
decretos garantizó el funcionamiento de los servicios mínimos
de telecomunicaciones, radiodifusión, audiovisuales y de seguridad
privada, ante la realización de la huelga ge-neral del 20 de junio,
en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la
Unión Europea en Sevilla, la última que presidirá
Aznar como presidente en turno de la organización comunitaria.
Así, los sindicatos mayoritarios advirtieron que
si el gobierno no retira la reforma a la ley de protección al desempleo,
motivo de la ruptura del diálogo entre las fuerzas sindicales y
el Ejecutivo, el conflicto "seguirá abierto" después del
paro nacional.
Aznar aprobó en la habitual reunión de
los viernes del Consejo de Ministros una serie de decretos en los que fijó
servicios mínimos frente al paro nacional, al exigir que en el ámbito
de las telecomunicaciones se garanticen las llamadas de emergencia, la
conexión entre los puntos de terminación de las redes fijas
y móviles y la red pública telefónica, incluido el
acceso a los servicios de transmisión de datos y, de forma especial,
a Internet.
En cuanto a las emisiones radiofónicas y televisivas,
durante su horario habitual serán servicios esenciales la emisión
de una programación grabada, la producción y emisión
normal informativa y la preparación para la difusión de informes
de la reunión del Consejo Europeo los días 21 y 22 de junio.
En cuanto a la seguridad privada, determinó que
se debe garantizar la vigilancia de au-toridades y cargos públicos,
centrales nucleares, refinerías, depósitos de combustible,
entidades financieras y servicios de suministro y distribución de
gas, agua y electricidad.
En los próximos días el gobierno fijará
el resto de lo que considera servicios mínimos, al menos los que
le corresponden, ya que son los gobiernos de las comunidades autónomas
las responsables de negociar con los sindicatos la mayoría de los
criterios a seguir en los distintos sectores de la economía.
Mientras, en reunión de prensa tras la junta del
Consejo de Ministros el vocero oficial, Pío Cabanillas, informó
de los resultados de un sondeo del Centro de Investigaciones So-ciológicas
(CIS), que sostiene que el paro "será apoyado por 34 por ciento
de los españoles, mientras que 54 por ciento se mantendrá
al margen". Doce por ciento no opinó.
El CIS es el mismo órgano estadístico del
Estado que difundió datos falsos sobre los comicios en el País
Vasco el 13 de mayo del año pasado, que motivó la petición
opositora de la dimisión de su responsable y la apertura de una
investigación sobre esa encuesta, que finalmente no prosperó.
Según este sondeo, que todavía no ha sido
remitido al Congreso de los Diputados tal como dicta la ley, 19 por ciento
de los españoles está "muy de acuerdo" con la huelga general,
mientras que 21 por ciento se manifestó "nada de acuerdo".
La repentina difusión de los datos provocó
la indignación de la oposición y de los sindicatos. La secretaria
general socialista, María Teresa Fernández de la Vega, acusó
a Aznar de "haber utilizado un organismo público para ofrecer datos
sesgados sobre la huelga", además de hacerlo sin haberlos remitido
an-tes al Congreso, donde todavía se desconoce el contenido íntegro
del estudio.
Los líderes de los sindicatos convocantes al paro,
Cándido Méndez, de la Unión General de Trabajadores,
y José María Fidalgo, de Comisiones Obreras, consideraron
que el gobierno ha cometido otra "torpeza", en tan-to que reiteraron su
total convencimiento de que la huelga será "un éxito".
Fidalgo apuntó que "entre los muchos errores del
gobierno el más gordo ha sido pensar que la sociedad estaba
dormida, una circunstancia que se debe a su distanciamiento de la realidad
y empecinamiento para no ver lo que se le viene encima".
Méndez, por su parte, consideró "muy difícil"
que Aznar rectifique, ya que se ha convertido en un "Hernán Cortés
de pacotilla que ha quemado sus naves".