Acuerdan alejarlos del sacerdocio y de los niños
Obispos de EU establecen tibia sanción
para curas pederastas
Permanecerán en la Iglesia; inconformidad de
víctimas
REUTERS, AFP Y DPA
Las muchas expectativas generadas en torno a la Conferencia
Episcopal de Dallas para acabar con la impunidad de los curas pederastas
no se concretaron, ya que los obispos católicos de Estados Unidos
decidieron no expulsar a todos los sacerdotes que hubieran abusado sexualmente
de menores, y la única sanción que acordaron fue prohibirles
ejercer el sacerdocio y alejarlos de los niños, pero manteniéndolos
dentro de la Iglesia.
Después
de dos días de discusiones y de escuchar los testimonios dramáticos
de víctimas de abuso sexual, los 300 obispos y cardenales reunidos
en Dallas, Texas, adoptaron, de manera abrumadora, una posición
considerada "tibia" por las víctimas y los críticos de la
Iglesia católica, quienes demandan un enfoque de "cero tolerancia"
hacia los curas pederastas.
"No es suficiente, porque de cada dólar que yo
ponga en la canasta de limosnas, una parte se irá para alimentar
y vestir a estos individuos que siguen todavía en algún lugar
de los confines de la Iglesia", expresó Michael Emerton, vocero
del grupo Voz de los Fieles.
Sin embargo, los obispos argumentaron que las medidas
adoptadas protegerán a los menores, y quien no lo considere suficientemente
rígido es porque "no ha leído cuidadosamente el documento".
Con una votación de 239 votos a favor y 13 en contra,
los obispos aprobaron La carta para la protección de los niños
y los jóvenes, en la que la Conferencia Nacional de Obispos
Católicos estableció "una nueva política" para sancionar
a los religiosos acusados de violaciones y otros abusos sexuales.
Sin embargo, a pesar de la indignación de la población
estadunidense por la impunidad propiciada por el alto clero, la resolución
final de los obispos permite que los sacerdotes con un historial de abusos
permanezcan en la Iglesia, aunque no podrán realizar tareas o parroquiales
que los pongan en contacto con menores.
Los curas encontrados culpables de actos de pederastia
antes de la aprobación del documento podrán también
seguir desempeñando el sacerdocio, aunque no los deberes de párroco.
La nueva política permite, pero no ordena, que
los jefes de la Iglesia separen de sus funciones clericales a sacerdotes
acusados de ese delito, expulsándolos del templo y revocándoles
sus pensiones y viviendas. En algunos casos, particularmente con sacerdotes
de edad avanzada, que podrían enfrentar acusaciones de delitos cometidos
hace varias décadas, la medida permitirá a los obispos locales
tener "misericordia con ellos" y dejar que permanezcan en la Iglesia, pero
sin derecho a oficiar misas ni vestir sotanas.
El documento aclara que los casos de abuso sexual correspondientes
al pasado, deberán ser analizados "uno por uno".
Antes de que se diera a conocer el resolutivo final se
hablaba de expulsar a todo clérigo que hubiera abusado de un niño,
y acabar con ese "cáncer en la Iglesia". Incluso, el arzobispo Harry
Flynn, responsable de la comisión de obispos encargada de investigar
los casos de pederastia, aseguró que el documento pastoral inicial
?redactado una semana antes?, que contenía cláusulas indulgentes,
fue cambiado por un borrador de "cero tolerancia".
Durante
una reunión previa, Flynn sostuvo que lo esencial es que ningún
sacerdote o diácono que haya abusado sexualmente de un menor podrá
permanecer en el ministerio.
Señaló que el documento original fue también
modificado para instar a publicar los nombres de las diócesis que
no cumplan con los términos de la carta pastoral que se aprobó.
"La suma de todas estas acciones significa que los obispos
no tolerarán ni siquiera un acto de abuso contra un menor", aseguró
el obispo William Gregory, quien presidió la reunión. Sostuvo
asimismo que no habrá tolerancia, "ni segunda oportunidad o primera
advertencia" para los sacerdotes pederastas.
El documento acordado luego de dos días de reuniones
extraordinarias es la respuesta oficial del episcopado ante el escándalo
que sacude a la Iglesia católica de Estados Unidos desde enero pasado,
cuando se dieron a conocer documentos internos de la arquidiócesis
de Boston con revelaciones de que el alto clero reubicó a curas
con historial de abusos sexuales contra niños, sin advertir de ello
a los feligreses.
La determinación de los obispos estadunidenses
no dejó satisfechas a las víctimas de abusos, las que relataron
el jueves pasado ante los propios prelados las terribles experiencias que
sufrieron a manos de curas pederastas. Ayer expresaron tristeza porque,
dijeron, se debería expulsar automáticamente a cualquier
sacerdote responsable de agresiones sexuales.
La nueva política de los obispos estadunidenses
deberá ser ratificada por el Vaticano antes de entrar en vigencia,
aunque algunos observadores señalaron que se esperaba su puesta
en marcha de inmediato, con el aval de Roma.