Dirigirá en Bellas Artes la puesta en
escena de esas obras del compositor italiano
José Caballero debuta en la ópera profesional
con El tríptico de Puccini
Buscará explicitar su convicción de que
ese género ''es el arte total, absoluto'
Lograr que el cuerpo alcance la altura del trabajo vocal
es mi gran pretensión, sostiene
ANGEL VARGAS
El director escénico José Caballero es hombre
de teatro de toda la vida. Sin embargo, no tiene empacho en manifestarse
un enamorado de la ópera al mismo tiempo que un villamelón.
Sus relaciones formales con este arte se remontan a poco más de
un año, cuando inició un proyecto pedagógico para
enseñar actuación a jóvenes cantantes mexicanos y,
como parte de ese proceso, debió montar un par de títulos
operísticos, uno de los cuales captó tanto la atención
que fue llamado por el director de la Compañía Nacional de
Opera (CNO), Raúl Falcó, para participar en la temporada
de este año en Bellas Artes.
Caballero está en vísperas de hacer su ''debut"
en el ámbito operístico profesional, con la puesta en escena
de Il Trittico (El tríptico), de Giacomo Puccini,
para la cual concibió una propuesta ''basada en la tradición",
sin descontar el uso de elementos contemporáneos, sobre todo en
términos actorales y dramáticos que harán explícita
su convicción acerca de que ''la ópera es el arte total,
absoluto".
Inquietud pedagógica
El
acercamiento de José Caballero con la ópera, explica, está
motivado por la pasión -tanta como la que profesa por la fiesta
brava-, pero también por una inquietud pedagógica, e incluso
considera entre sus deberes el de coadyuvar a la formación escénica
de los jóvenes cantantes de ópera, entrenarlos en los terrenos
de lo actoral y de lo corporal para que puedan acometer las exigencias
de los montajes de hoy día.
Además, asume la necesidad de impulsar instancias
alternativas a la CNO, ante lo insuficiente que ésta resulta para
la vastedad del público que existe para este género en el
país, y por conducto de la asociación civil Artescénica
buscará propiciar la creación de compañías
independientes.
-¿Los montajes operísticos contemporáneos,
desde el punto de vista escénico, satisfacen las necesidades visuales
y sensoriales del público?
-En términos generales diría que no. Pero
no puedo generalizar, menos cuando el estigma del intérprete que
sólo se para en el escenario es cada vez más infrecuente
en el mundo. Por ejemplo, en Alemania, que es la vanguardia, tienen exigencias
muy altas en términos actorales y los cantantes las satisfacen con
creces y eso es lo que debemos buscar ahora para nuestros cantantes. Creo
que en el montaje de Il Trittico el público podrá
encontrar gratas sorpresas, máxime que es una ópera muy demandante
en términos de movimiento.
''Otro factor que en ocasiones impide el correcto desarrollo
escénico está en el trabajo del director, pues muchas veces
llegamos con la idea de que los cantantes no pueden moverse y nada más
los paramos sobre el escenario. Es cierto que en varios casos debemos sacrificar
un poco la escena por el trabajo vocal, que es muy pesado, pero hay un
sinfín de posibilidades para hacer otras cosas.
''Me he encontrado que los cantantes están muy
dispuestos a ese juego del trabajo actoral. Debemos recordar que un cantante
de ópera es un tipo de actor privilegiado y, como tal, debe estar
consciente de que su instrumento no está únicamente en la
voz, sino en todo su ser. Lograr que el cuerpo alcance la altura del trabajo
vocal es mi gran pretensión y en eso enfoco mi propuesta."
-¿Qué puntos de coincidencia o diferencia
encuentra entre un montaje teatral y uno operístico?
-Para una obra de teatro, el director debe comprender
totalmente el texto para poder elaborar el tono escénico y el estilo.
En la ópera, en tanto, se puede trabajar sólo sobre el estilo,
porque el tono está dado por la música. Considero que la
ópera se dirige más directamente a las emociones y el teatro
a la reflexión y la inteligencia. Sin embargo, si nosotros alcanzáramos
a darle al intérprete suficiente entrenamiento podríamos
lograr niveles de significación textual tan finos como los del teatro.
Es un tanto más difícil, porque la mayor parte de las óperas
están escritas en lengua extranjera, sea italiano, alemán
o francés.
''Cuando hablo de la significación no me refiero
a la traducción literal de las cosas, sino a las posibles significaciones.
Se puede trabajar más profundamente en el teatro, también
por el modo de producción. Esas son, pienso, las diferencias fundamentales."
Tres visiones del drama
-¿Qué dificultades conlleva montar en una
sola función tres obras tan disímbolas en cuanto a tema como
son las de Il Trittico?
-Traté de respetar el concepto y el espíritu
de Puccini. He leído comentarios acerca de la disparidad cualitativa
de las obras que integran Il Trittico, con lo cual disiento. Puccini
quiso dar en esas obras tres visiones distintas del drama: primero, con
Il tabarro, el de la tragedia profunda; segundo, con Suora Angelica,
una tragedia pero más de corte místico, religioso, con un
drama interior muy fuerte; y finalmente, con Gianni Schicchi, una
gran farsa, muy cercana a la Commedia dell'arte. En realidad lo que a uno
le corresponde es tener ductilidad para comprender eso.
''He descubierto que en Puccini hay un hombre de teatro
entero, pleno. Es tan cuidadoso en ese aspecto, que se fija en detalles
tan específicos como el manejo del telón. Era un hombre muy
cuidadoso para construir su música; ésta habla y expresa
los pensamientos y sentimientos de los personajes. Es aquí donde
me detengo a reflexionar: ¿dónde tenemos a nuestros compositores
de ópera? Soy de la idea de que deben formarse también con
principios de teatro".