Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 15 de junio de 2002
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¿LA FISESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Oficio de tinieblas

DOS HECHOS RECIENTES corroboran que también en materia taurina la globalización es promovida por unos para su beneficio exclusivo, mientras que los más la consienten para su propia vergüenza. Tal es el caso de la tauromaquia, entendida por los globalizonzos como un "arte universal".

A LA HORA DE la hora, como ocurre hace más de 65 años, los taurinos españoles se olvidan tanto de la acomplejada globalización que caracteriza a sus colonias taurinas latinoamericanas, como de aperturas y hospitalidades indiscriminadas que tanto seducen al entreguismo miope de criollos y mestizos del "nuevo" continente.

ALLA NO HAY más toreros que los de la tierra, y si no que le pregunten a Eloy Cavazos y a Eulalio López El Zotoluco. El primero, en mala hora decidió ir a despedirse de la plaza de Las Ventas, donde hace apenas tres décadas salió en hombros por la puerta grande hasta en dos ocasiones. Pero en la infausta tarde de su adiós en la recién concluida feria de San Isidro, ni una salida al tercio hubo para el diestro regiomontano, no digamos el que a la banda de música se le ocurriera tocar Las Golondrinas o de perdida El corrido de Monterrey.

Miurólogos


POR SU AGOBIADA parte, El Zotoluco, triunfador de la Plaza México en las últimas temporadas, en España ha sido obligado a convertirse en miurólogo, es decir, en especialista en enfrentar corridas que las figuras de allá no torean sino por excepción, como Miura, Cebada Gago, Palha, Victorino o Adolfo Martín, uno de cuyos toros, Madroño, por su bravura, recibió los honores de la vuelta al ruedo a sus restos, luego de que Eulalio le hiciera una faena más que discreta.

¿ELLO POR LA perversidad de los empresarios españoles? No, simplemente porque en España sobran Zotolucos, es decir, toreros valerosos, con técnica y oficio suficientes pero sin mayor capacidad de convocatoria. Y porque allá, cada año, gracias a una previsión y planeación empresarial basada en la competencia, no en un duopolio pasmado, aparecen nuevos toreros con posibilidades de hacerse figuras en corto plazo.

QUE EN MEXICO, ese duopolio sin imaginación -Bailleres y Herrerías- contrate cada año a cuanto torero español llega, importante o desconocido, es su problema, no de los españoles. La causa de este insultante y prolongado coloniaje reside en nuestro proverbial malinchismo, en los niveles de dependencia que también en lo taurino hemos alcanzado, gracias a la convenenciera miopía de los falsos promotores del espectáculo.

POR LO QUE se refiere al enésimo esfuerzo emergente por reactivar la fiesta de toros en México, la empresa Promotoro inició en el Rancho del Charro, de avenida Constituyentes, una breve temporada en que se disputará el Gran Premio Novilleril Valente Arellano.

EN EL FESTEJO inaugural, entre apagones y mansedumbre de los astados de Montecristo, destacó por su decisión, entrega y carisma el joven Jesús Luján, que alumbrado apenas por los mortecinos reflectores de dos camaritas de video realizó lo más torero de la noche. 

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