Lázaro Cárdenas y la Alemania nazi
Katz desmenuza ese periodo en el que el presidente salvó
a miles de perseguidos a cambio de la venta de crudo
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Lázaro Cárdenas fue un antifascista declarado
y libre de toda sospecha. Como presidente (1934-1940) nunca bajó
la voz a la hora de criticar el ideario y la política exterior de
Adolfo Hitler; intercedió por las víctimas del fascismo y
su gobierno fue el único en el mundo que no reconoció la
anexión alemana de Austria. Por eso tal vez resulte sorprendente
saber que durante el régimen cardenista México mantuvo relaciones
comerciales y vendió petróleo a la Alemania nazi.
A
simple vista parece una contradicción, sin embargo, es un pasaje
que ilustra la complejidad geopolítica con que le tocó lidiar
a Cárdenas, enmedio de la cual hizo alarde de habilidad diplomática,
indispensable pragmatismo y claridad política. Esta faceta del cardenismo
es la que actualmente investiga y documenta el historiador austriaco Friedrich
Katz (Viena, 1927). El tema le es cercano: durante el régimen de
Adolfo Hitler su familia tuvo que salir de Berlín rumbo a París;
de la capital francesa fue expulsada y en 1940 cruzó el Atlántico
hacia México y luego Estados Unidos, beneficiándose de la
política de asilo aplicada por Cárdenas.
Hace 20 años Katz publicó La guerra secreta
en México, reconocido como un libro fundamental para el estudio
de la Revolución Mexicana, resultado de una exhaustiva investigación
en fuentes documentales hasta entonces inexploradas. Aquella obra abarca
las dos primeras décadas del siglo XX.
La investigación que ahora lleva a cabo cubrirá
la década de los 30 y los 40, poniendo especial atención
en el sexenio de Cárdenas y la singular relación que mantuvo
con la Alemania nazi.
Katz ve al gobierno de Lázaro Cárdenas como
fenómeno único, tanto en la historia de las revoluciones
como en la historia de América Latina. Mientras que revoluciones
como la francesa, la rusa o la china impulsaron cambios sociales que costaron
la vida a millones de personas, la mexicana, después de la etapa
armada -justamente durante el cardenismo- promovió cambios prácticamente
sin recurrir a la violencia y bajo en un "clima democrático".
La misma expropiación petrolera de 1938 fue ejemplo
de los profundos cambios sociales y políticos que estaba impulsando
Cárdenas. Esta acción, que en otras circunstancias habría
significado un serio problema con Estados Unnidos, fue facilitada por la
situación política internacional: por un lado, el presidente
estadunidense, Franklin D. Roosvelt, no estaba aliado con las compañías
petroleras de su país afectadas por la expropiación, y "quería
establecer una política de buen vecino con México, además
de que su embajador simpatizaba con Cárdenas".
Un segundo factor fue que en el marco de la lucha antifascista,
"Estados Unidos necesitaba aliados: de todos los países de América
Latina el más antifascista era México". Todo ello le daba
a México una apreciable libertad de acción, pero "en otra
situación algo como la expropiación petrolera hubiera significado
una oposición fuertísima de Estados Unidos. Por reformas
mucho más moderadas que las impulsadas por Cárdenas, en 1953
el presidente Arbenz, de Guatemala, sufrió reacciones diez veces
más severas".
Sin embargo, las compañías petroleras promovieron
y lograron un boicot mundial contra el petróleo mexicano, lo cual
se tradujo en graves problemas económicos: "Cárdenas estaba
en una situación desesperada, porque si Francia o Inglaterra compraban
petróleo a México, decían que era petróleo
robado y lo embargaban, y al mismo tiempo presionaban a la industria para
que no vendiera maquinaria ni equipo a México. Entonces los nazis
ofrecieron un intercambio a México de productos industriales por
petróleo. Cárdenas no tuvo más remedio que aceptar,
a pesar de su política antinazi. Entonces el gobierno alemán
quiso presionar a Cárdenas para que abandonara su política,
pero éste no aceptó y siguió protestando contra la
política nazi en el mundo".
Eso no fue todo. Aunque las necesidades eran mutuas, el
gobierno mexicano supo aprovechar "el deseo nazi de obtener petróleo
mexicano para obtener concesiones a favor de millares de refugiados españoles
y antinazis alemanes que se encontraban en Francia. El gobierno mexicano
pidió al francés que dejara salir a los refugiados. Previa
consulta con Hitler, el gobierno francés, entonces dócil
a Alemania, aceptó. El razonamiento nazi fue: si queremos seguir
teniendo petróleo mexicano, tenemos que hacerle esa concesión
al gobierno de Cárdenas. El entonces embajador de México
en Francia, Gilberto Bosques, a quien considero una de las grandes personalidades
mexicanas, compró dos castillos en Marsella que quedaron bajo la
jurisdicción mexicana y alojó a millares de refugiados, y
ahí los preparó para salir hacia México y otros países.
Así que el gobierno de Cárdenas pudo utilizar esa relación
comercial con la Alemania nazi para salvar y dar asilo a millares y millares
de refugiados políticos. Como mi familia".
-Públicamente ¿cómo justificaba Cárdenas
la relación comercial con los nazis?
-Primero decía que todas las potencias tenían
relaciones comerciales con los nazis; el mismo Roosevelt, que se oponía
a esta doctrina, también tenía vínculos comerciales
con ellos. México no era una excepción. Además decía:
"nos gustaría mucho más vender petróleo a Estados
Unidos, Francia e Inglaterra, pero si ellos no lo aceptan..." México
necesitaba maquinaria petrolera y un mercado, pero no sacrificó
su independencia política y siguió siendo un país
antinazi."
En sus investigaciones, Friedrich Katz ha encontrado que
al principio México era indiferente a los nazis: "Estaban más
interesados en los países sudamericanos como Argentina, Brasil y
Bolivia, donde había centenares de miles de alemanes y con cuyos
ejércitos habían tenido relaciones muy estrechas. A México
no se le consideraba muy importante. Eso cambió durante la guerra
civil española, cuando se apoyó a la república, enviándole
armas y ayuda diplomática, en tanto que los alemanes apoyaban a
Franco. Entonces los alemanes empezaron a establecer ligas con grupos fascistas
de México. La situación volvió a cambiar después
de la expropiación petrolera. Para no poner en riesgo su abasto
de petróleo, los nazis dejaron de apoyar a los grupos derechistas
y fascistas mexicanos, que por otro lado ya habían entablado relaciones
con los petroleros estadunidenses".
Con motivo de los 20 años de La guerra secreta
en México, Friedrich Katz será homenajeado en el contexto
del foro Lázaro Cárdenas: modelo y legado, que hoy (18 horas)
empieza en la sede del Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana (Plaza del Carmen 27, San Angel) y en
el cual el historiador participará el jueves con la ponencia Cardenas
y el nazismo.