Hace un año que no funciona el Comité Nacional de Desastres, afirman voluntarios
En caso de erupción del Popo, la Cruz Roja no podría ayudar
ANGELES CRUZ
Si en este momento el volcán Popocatépetl hiciera erupción, la Cruz Roja Mexicana no podría hacer nada para ayudar a los habitantes de esa zona, debido a que el Comité Nacional de Desastres prácticamente dejó de funcionar hace un año, cuando llegó la nueva directiva encabezada por Olegario Vázquez Raña.
De 32 delegaciones que tiene la institución en el estado de México, únicamente nueve cuentan con equipo y personal acreditado para casos de emergencia. Personal de la institución de asistencia privada comentó en entrevista con La Jornada que desde 1998, cuando reinició la actividad volcánica, se diseñó un plan operativo en el que se involucraba a los estados de México, Puebla y Tlaxcala, y para el que se contaba con comités locales de desastres y convenios de colaboración con la iniciativa privada.
En ese entonces la benemérita institución tenía el compromiso de algunas líneas de autobuses de llevar a los voluntarios de la Cruz Roja a la zona de peligro.
Además, los responsables del Comité Nacional de Desastres de aquella época aplicaron un sistema de intercomunicación en todas las delegaciones de la Cruz Roja Mexicana. Sin embargo, este medio de comunicación lleva casi un año y medio sin funcionar en algunas de las delegaciones del estado de México.
"Sólo podemos enlazarnos por teléfono, lo cual es completamente obsoleto, sobre todo si se diera el caso de una emergencia", señalaron los voluntarios inconformes con las recientes reformas aprobadas al estatuto de la Cruz Roja Mexicana. Recordaron que a su llegada a la presidencia nacional de la institución, Vázquez Raña ofreció que ésta sería manejada como una empresa, "ya vemos que lo está cumpliendo, pero ojalá que esa 'modernización' se reflejara en el trabajo de las áreas que hasta ahora han sido pilar de la asistencia humanitaria".
Comentaron que los vaivenes políticos en los mandos de la institución han tenido repercusiones en las áreas operativas desde finales de 2000. De hecho, cuando se intensificó la actividad del Popo, en diciembre de ese año, estaba latente la salida de Francisco López Jacíntez, entonces presidente del Comité Nacional de Desastres, y la consecuencia fue que los socorristas no pudieron coordinarse en su trabajo. La Secretaría de la Defensa Nacional asignó a los voluntarios de la Cruz Roja la responsabilidad de la atención médica de los damnificados en los albergues, "pero no dimos el ancho por incumplimiento y terminamos siendo expulsados del operativo", admitieron.
Indicaron que esa desorganización prevalece hasta ahora, y cuestionaron a los directivos encabezados por Vázquez Raña, por "no ver la crisis por la que atraviesan las delegaciones y las áreas que debieran ser prioritarias en la institución".
Por otra parte, cuestionaron que el presidente nacional de la Cruz Roja no haya puesto atención todavía a la situación laboral de los socorristas y paramédicos. Resaltaron que casi todos llegaron al órgano de asistencia privada para hacer un trabajo voluntario, sin embargo, "como ya estamos en una empresa, ésta debe reconocer algunos derechos mínimos".
Destacaron que los socorristas que reciben gratificación por sus servicios tienen como único derecho sus 600 pesos quincenales, pero ninguna prestación básica, como servicio médico, vacaciones, o cualquier otra. Muchos de ellos ni siquiera están incluidos en el Registro Nacional de Socorro, es decir, no cuentan con la credencial que los acredite como miembros de la institución. Así es que, aseguraron los quejosos, aunque oficialmente 41 mil personas prestan sus servicios de asistencia en todo el país, la realidad es que esa cifra podría incluso duplicarse. Los entrevistados mencionaron que en algunas delegaciones del estado de México, del total de paramédicos sólo uno o dos están registrados.
Indicaron que esta irregularidad tiene su origen en el procedimiento a seguir para obtener el registro. El presidente de cada delegación debe extender una constancia de la adscripción de cada uno de los voluntarios, misma que se entrega en la sede nacional de la Cruz Roja. El problema es que al acreditarse como miembros oficiales de la dependencia, los voluntarios adquieren algunos derechos como la antigüedad, y con ella la posibilidad de elevar su rango dentro de la institución.
Además, se afianza su estabilidad laboral, porque su remoción requiere de ser aprobada por la sede nacional del organismo, y en caso de muerte, sus deudos recibirían lo correspondiente a un seguro de vida.
En contraste, el personal entrevistado refirió la situación de empresas privadas como Médica Móvil, que presta servicios de traslado en ambulancias. Ahí, un paramédico percibe un salario de 3 a 4 mil pesos a la quincena, además de las prestaciones de ley. Insistieron en que a partir de la reforma estatutaria en la Cruz Roja, la cual "se maneja como una empresa, seguramente pronto tendremos beneficios de este tipo".