lunes 24 de junio de
2002 |
Del hecho al
dicho La UDLA y la UAP y los libros antiguos n Manuel de Santiago |
Situadas durante un
tiempo en posiciones ideológicas distintas y mirándose,
solamente, una frente a la otra durante 32 años;
distantes entre sí apenas ocho o nueve kilómetros y sin
haber establecido una relación formal, la UDLA y la UAP
finalmente llegaron a un punto en el que el interés
común de compartir información acerca del patrimonio
bibliográfico que ambas instituciones educativas
custodian (por diferentes circunstancias) ha llevado a
sus respectivos rectora y rector a sentase a la misma
mesa para firmar convenios de colaboración que auguran
interesantes proyectos en común que rebasarían, con
mucho, el propósito original. En la actualidad está plenamente demostrado que el aislamiento es limitante, que sólo con la suma de voluntades, de recursos y de conocimientos se puede llegar más fácilmente a obtener los resultados deseados. Si los futuros proyectos que llegaran a desarrollar ambas instituciones mantienen un propósito social, como se ha manifestado públicamente, la beneficiaria será, finalmente, la sociedad regional. El patrimonio bibliográfico que custodian las bibliotecas Franciscana y la Lafragua es ya suficientemente rico para cada una de las instituciones. La utilidad de difundirlo en común es doblemente importante, pues ofrecerá a los investigadores de cualquier parte del mundo un gran fondo bibliográfico de libros antiguos que colocará a Puebla en una posición destacada en la materia. Si a esto le agregamos que la descripción detallada de los libros antiguos, como bienes patrimoniales que son, permite identificarlos plenamente, entonces sentaremos las bases de su protección legal. Esto, por supuesto, no resuelve del todo el complejo tratamiento del libro antiguo, que implica muchas más cosas, pero será un primero e importante paso para conservar, conocer, valorar, seleccionar, proteger y difundir esta riqueza cultural que tiene un carácter eminentemente social y que debemos trasmitir a las nuevas generaciones. La trasmisión social no es un asunto retórico; ésta se encuentra íntimamente relacionada con la gran responsabilidad de preservar nuestro legado patrimonial frente a la poderosa embestida de la globalización que difunde en la mayoría de los casos valores culturales ligados al consumo. La UDLA y la UAP, instituciones educativas privada y pública, respectivamente, se han puesto a trabajar conjuntamente por el patrimonio documental; empezaremos por los libros y seguiremos con el resto. Tardaremos algunos años, espero no sean muchos, pero buscaremos hacerlo bien. Después de las fotos, los apretones de manos, los abrazos y las caras sonrientes nos queda harta chamba para lidiar con los polvorientos y sufridos vetarrines. ¡Si tienen compu o consiguen una, ahí nos verán! |